Descomunal fracaso del PRI poblano en su XX Asamblea


Armenta celebra su mediocridad y aplaude los resultados de la asamblea


Ni partido de izquierda-democrática ni los candados a la privatización de Pemex fueron aprobados en Aguascalientes, ambas propuestas del PRI poblano. Y lejos de quejarse, los priistas de la entidad guardaron silencio y votaron por la nueva tendencia socialdemócrata


Selene Ríos Andraca

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El PRI poblano fracasó estrepitosamente durante la XX Asamblea Nacional del tricolor celebrada el sábado pasado en Aguascalientes, una vez que fueron ignorados por los cuatro mil 500 delegados sus dos propuestas más fuertes: la transformación del expartidazo en un partido de izquierda-democrática y la permanencia de los últimos candados a la inversión extranjera en Petróleos Mexicanos.


El sábado 19 de julio, el propio gobernador Mario Marín Torres fijó la postura del PRI de Puebla, al asegurar que él, al lado de ocho mandatarios, se pronunciaron en contra de la privatización de la paraestatal.


“Ayer (viernes) estuvimos en la Ciudad de México con nuestra dirigente nacional, con nuestros coordinadores de las fracciones parlamentarias en el Senado y en la Cámara de Diputados, Manlio Fabio Bretones y Emilio Gamboa, y ahí comentábamos siete, ocho gobernadores que asistimos, sobre estos temas de actualidad, nos gustó mucho la posición firme y clara de nuestra presidenta (Beatriz Paredes) sobre el tema de la Reforma Energética: No a la privatización de Pemex, sí a la modernización, sí a que Pemex tenga más fortaleza, más autonomía de gestión, más recursos para renovar todos sus equipos, todos sus procedimientos pero definitivamente la explotación de petróleo, la conducción, la distribución y la refinación, tiene que seguir estando en manos de Pemex, que es patrimonio de todos los mexicanos”, declaró Marín durante la clausura de la Asamblea Estatal.


En esa misma asamblea, por unanimidad los consejeros políticos de Puebla aprobaron la transformación del PRI en un partido de “izquierda-democrática”. Incluso los líderes partidarios presumieron esa acción como el máximo logro del priismo en la entidad.


Sin embargo, bastaron 25 minutos y sin la queja de un solo poblano para que el PRI se transformara en un instituto político socialdemócrata. Nadie de los priistas de Puebla tuvo el valor de subir a tribuna a defender la propuesta de su estado, por el contrario hicieron mutis y votaron a favor de la nueva tendencia.


De acuerdo a una nota publicada en La Jornada, “en apenas 25 minutos, por unanimidad y sin que se escuchara una sola voz discordante en su 20 asamblea nacional, el PRI ‘bajó un pie del tren de la Revolución y lo subió al de la socialdemocracia’, y en 50 minutos adicionales asumió finalmente su papel de partido de oposición y con un discurso que condenó la falta de gobernabilidad y la estrategia panista de trasladar la responsabilidad por los altos índices de inseguridad ‘a otros niveles de gobierno’, inició formalmente la campaña para intentar obtener mayoría en la Cámara de Diputados en las elecciones federales de 2009.”


En la XX Asamblea Nacional, el tricolor optó por eliminar los últimos candados en sus Estatutos para permitir la entrada de inversionistas extranjeros a la paraestatal.

 

 

 

Bartlett padeció soledad política entre los priistas

 

En contraste, Enrique Peña Nieto, gobernador mexiquense, fue tratado como estrella del ambiente de los espectáculos

 

Especial / Excélsior/ Leticia Robles de la Rosa

 

Fue de los primeros en llegar a la Isla de la Mega Velaria. Solo, Manuel Bartlett Díaz se sentó en la primera fila, en la parte central del enorme presídium, para quedar justo enfrente de Beatriz Paredes Rangel, presidenta nacional del partido en el cual milita, el PRI, pero del cual es el principal detractor.


Su vecino, priista de viejos tiempos de fama, Sócrates Rizo, entabló un breve diálogo con quien fuera un poderoso priista.
Escuchó discursos, aplaudió poco y volvió a la crítica de sus compañeros Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa: “Quieren derechizar al PRI”.


El escenario fue la XX Asamblea Nacional Ordinaria del PRI, donde cuatro mil 500 delegados aprobaron retomar su perfil socialdemócrata, lo cual le dejó satisfecho, como él mismo comentó a los reporteros que se acercaron para conocer sus opiniones sobre el tricolor.


Terminó la asamblea y fue de los últimos en irse. Solo, como llegó. Llevaba en la mano su portafolio de tela blanca con el emblema del PRI y la frase “Todas las Voces, un Partido”, que identificó a esta Asamblea.


En su recorrido hacia la salida únicamente tres priistas de Michoacán pidieron fotografiarse con él.


Bartlett ya no fue a las camionetas de la élite priista, a la cual perteneció durante los años del poder omnipotente de este partido, cuando fue secretario de Gobernación, secretario de Educación Pública y gobernador de Puebla.


La asamblea ya había aprobado por unanimidad un paquete de cambios a los estatutos del partido para dejar en claro que perderán su militancia quienes apoyen abiertamente o hagan proselitismo por otro partido político.


Una decisión por la cual, si en México las leyes fueran retroactivas, dejaría fuera del PRI a Bartlett, porque en 2006 llamó al voto en favor del perredista Andrés Manuel López Obrador y no por el priista Roberto Madrazo Pintado, y este año ha trabajado con el PRD para tirar la iniciativa de reforma petrolera propuesta por los priistas en el Senado de la República.


De hecho, Bartlett participó como ponente del PRD en los debates sobre el futuro de Pemex, realizado en el Senado de la República, y forma parte del equipo perredista que diseñó la estrategia para evitar la reforma energética, en particular para que se dictamine contra las iniciativas del PRI y de Felipe Calderón.


Ayer se fue solo este hombre cuyo nombre está ligado a la historia política del país, porque en 1988 se le cayó el sistema de cómputo electoral en la elección presidencial que llevó a Carlos Salinas de Gortari a Los Pinos.


Una soledad política que contrastó con el escenario alrededor del gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, quien no sólo despertó un estruendoso aplauso cuando fue presentado por Beatriz Paredes; tan ruidoso que calló la voz de la líder, sino que provocó gritos y brincos de júbilo de mujeres… y hombres deseosos de tocarlo, de hablar con él, de que les firmara un autógrafo, como si fuera integrante del mundo del espectáculo.

 

 

 

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