Fue la coronación del rey panista


—crónica—


Atrás quedó la era del pastor, de los caimanes y de la fauna que por años se disputó el partido para ganar las plurinominales. El Complejo Cultural Siglo XXI se convirtió en la iglesia del morenovallismo, y sus fieles no se cansaban de orar con el puño en alto: ¡Rafa gobernador!, ¡Rafa gobernador!


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Arturo Rueda

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Cabizbajos, cuasi impotentes, sentados a la izquierda del señor, Ana Teresa Aranda, Humberto Aguilar Coronado y Jorge Ocejo compartían la misma pena. Delante de su dirigente nacional y de un amigo personal del presidente, el panismo ungía a Rafael Moreno Valle como su nuevo cacique.


Atrás quedó la era del pastor, de los caimanes y de la fauna que por años se disputó el partido para ganar las plurinominales. El Complejo Cultural Siglo XXI se convirtió en la iglesia del morenovallismo y sus fieles no se cansaban de orar con el puño en alto: ¡Rafa gobernador!, ¡Rafa gobernador!, ¡Rafa gobernador!, hasta que, estoica, Ana Teresa decidió abandonar el recinto con su dolor a cuestas. Ni la oratoria inflamada de “El Tigre”, y mucho menos las recriminaciones de Ocejo por el abuso de la propaganda detuvieron la maquinaria que se trasladó desde varios puntos del estado en más de un centenar de camiones.


Sí, un alma priista se apoderó del panismo. Pero nadie busca el exorcismo. Por fin, el panismo puro y duro está decidido a ganar. Bien vale perder los principios por un sexenio de presupuesto.

 

***

 

Si Maquivelo dice que la Fortuna es mujer y sólo los hombres osados son capaces de conquistarla, el sábado Moreno Valle dio un golpe de efecto y confirmó a los liderazgos locales y nacionales de Acción Nacional que se ha convertido en el hombre providencial.


Que da lo mismo que Fraile un día lo ame y al otro lo odie. Que da lo mismo su amistad y agradecimiento al espíritu omnipresente de Elba Esther Gordillo, y a que el presidente Calderón le cause dudas entregarle a “La Maestra” un nuevo coto de poder. Que también le da igual las reticencias originales de la ultraderecha y los achaques de los viejitos como Ocejo.


Él, y no otro, es el hombre al que la providencia ha escogido para derrotar al PRI en Puebla. Un destino manifiesto que ha construido. De un partido al otro, el tricolor ¡gracias, Rafa!, se ha convertido en azul ¡Rafa gobernador!


Con precisión milimétrica, Moreno Valle atendió la organización de su destape. Desde las 10 de la mañana, en mangas de camisa y recordando al pater Melquiades, se dispuso a saludar de beso y abrazo a los más de 6 mil acarreados que llegaron en camiones desde todo el estado.


Siempre en pose de candidato, se puso traje y corbata para recibir a los dos visores presidenciales, Germán Martínez y Javier Lozano Alarcón.


Precisamente el secretario del Trabajo provocó un primer encontranazo con los rebeldes del morenovallismo. Inexplicablemente, Jorge Ocejo y Humberto Aguilar Coronado se negaban a que Lozano ocupara un lugar en la primera fila, y rechazaban tajantemente que pudiera dar un mensaje personal. Germán Martínez y Rafael Micalco zanjaron la controversia: el secretario del Trabajo es miembro del gabinete y amigo personal del presidente, por lo que podría sentarse en primera fila, aunque no pronunciar mensaje.


Ocejo y “El Tigre” cometieron un error garrafal: Lozano no estaba ahí por amistad con Moreno Valle, sino fungiendo como un espía del presidente. Perdieron otra batalla.


Derrotados en los hechos, los opositores al morenovallismo recurrieron a las palabras. Como si se hubieran puesto de acuerdo, ultras al fin, Fraile, Platanito Sánchez Díaz de Rivera y el viejito Ocejo recurrieron a los postulados idílicos del panismo de brega, como lo definía Gómez Morín: conservar el partido y no ganar el poder. Nadie les hizo caso.


Humberto Aguilar, a su vez, utilizó una retórica inflamada, más propia del priismo rancio que del panismo moderno. Justo es decir que “El Tigre” de las Zucaritas logró colar al auditorio a medio centenar de sus simpatizantes, por lo que logró arrancar algunos aplausos en el Complejo Cultural.


De pronto, la silla en la que Ana Teresa estaba sentada se quedó vacía. Quizá fue su protesta silenciosa ante el aparato morenovallista, o quizá que estaba enferma del estómago, pero realizó un acto de desaparición estilo Houdini. Otro error garrafal: cuando Germán Martínez, en su discurso, quiso halagarla, ya no la encontró.


Jorge Ocejo, súbitamente, se comportó como el borrachito que llega a ligarse a la dueña de la casa. Sin ser parte del conflicto, atizó a los políticos que apuestan por la promoción personal y los recursos mercadológicos. Alguien del público gritó: ¿y cuándo es ganada una elección? La respuesta quedó en el vacío.


Moreno Valle irrumpió en el escenario y el público se entregó con salvas de aplausos y consignas. Fue el discurso de un candidato, en el escenario de un candidato, avalado por la dirigencia nacional y estatal, así como presidentes municipales y diputados locales.


La investidura del rey panista. Al estilo de Luis XIV: el PAN soy yo.


¿Y del resto de los legisladores panistas que, ilusos, en realidad creyeron que iban a un informe de sus actividades?
Por ahí se les oyó pasar lista, como ánimas en pena esperando a su redentor.

 

***

 

Aplastado por el músculo morenovallista, Humberto Aguilar Coronado se quiso poner astuto y rebasar por la izquierda al expriista. Como parte de su berrinche, condicionó su asistencia al Informe Legislativo a que Germán Martínez desayunara en su casa, junto a su familia. Ya ahí, “El Tigre” mandó a llamar a los fotógrafos del diario que lo promociona.


Así, la instantánea le mostraría al panismo que de nada valían los 6 mil acarreados, los cien autobuses, la presencia de Lozano Alarcón y el aval de alcaldes, diputados locales y panistas de a pie.


“El Tigre”, quiso mostrar, es más amigo del dirigente nacional.


Se equivocó: nadie como Moreno Valle para operar la cúpula. Al terminar el mitin en el Complejo Cultural, el senador se fue a festejar el éxito obtenido con su círculo íntimo en el restaurante La Conjura.


Sus papás, Cabalán Macari, Fernando Manzanilla, Rafael Micalco y….Germán Martínez, el dirigente nacional, que alzó su copa y brindó por el éxito del informe morenovallista. Sí. No el de los legisladores panistas.


El informe Morenovallista.


El expriista sonrió una vez más, entre la base y la cúpula, desde la presidencia hasta los municipios, ya saben que es el hombre providencial. Y que todos lo demás es cuestión de tiempo.

 

 

 

 

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