Del Alzheimer a las
cachetadas de payaso
Fue un vil acto circense, en el que los diputados
fueron enanitos divertidos
Aunque se esperaba que Acción Nacional crucificara a López Zavala o que al menos lo pusiera nervioso, Eduardo Rivera Pérez guardó las críticas incendiarias y el discurso enérgico para encarar al débil contralor Víctor Manuel Sánchez Ruiz y envió a tribuna a la tibia Patricia Hidalgo a trastabillar frente al secretario de Desarrollo Social
Selene Ríos Andraca
La oposición en el Congreso local sufrió un duro ataque de alzheimer cuando vio llegar al Palacio Legislativo a Javier López Zavala para comparecer por primera vez como secretario de Desarrollo Social, y legisladores y secretarios armaron una gran farsa en la que las críticas disparadas fueron dulces balas sabor caramelo.
Los legisladores de las bancadas del PAN, Nueva Alianza, PRD, Partido del Trabajo y Convergencia que subieron a tribuna a encarar al “delfín” marinista se disfrazaron de enanos para jugar un rato con Javier López Zavala al payaso de las cachetadas tronadoras.
Y el majestuoso Palacio Legislativo se redujo a una vil carpa de circo ambulante, en la que seis legisladores fueron unos simples enanos embutidos en trajes multicolores y narices enrojecidas y el secretario de Desarrollo Social un payaso sin gracia con mala dicción.
Aunque se esperaba que Acción Nacional crucificara a López Zavala o que al menos lo pusiera nervioso, Eduardo Rivera Pérez guardó las críticas incendiarias y el discurso enérgico para encarar al débil contralor Víctor Manuel Sánchez Ruiz y envió a tribuna a la tibia Patricia Hidalgo a trastabillar frente al secretario de Desarrollo Social, erigido como el candidato del marinismo semanas atrás.
Para nadie fue sorpresa que personajes pintorescos del acto circense legislativo como Carolina O’Farril de Convergencia, Manuel Fernández del Partido del Trabajo e Irma Ramos del PRD, lanzaran preguntas cómodas con respecto a la utilización de recursos públicos para el Proyecto Z, para que al final de sus intervenciones alabaran el trabajo de Javier López en la dependencia que encabeza.
Y así lo dejó en claro Irma Ramos, al asegurar en tribuna que sus palabras la harían objeto de críticas de parte de los medios de comunicación, pero que era justo reconocer los avances en marginación y pobreza que ha analizado el instituto encargado de esas áreas y creado el año pasado.
La gran farsa la encabezó, indudablemente, Acción Nacional, cuando Patricia Hidalgo subió a tribuna a divagar con preguntas irrelevantes sobre el Instituto de Evaluación y Mediación de Marginación, la lista de los beneficiarios de los programas sociales y la aportación del narcoalcalde poblano Rubén Gil a las cajas de ahorro de la secretaría.
Patricia Hidalgo, Pablo Contreras de Nueva Alianza y la cómoda chiquillada tuvieron el oportuno olvido de preguntarle a Javier López sobre el predio que le donó a Rubén Gil Campos —detenido en Estados Unidos en marzo pasado— cuando él era secretario de Gobernación.
Ni siquiera un comentario velado o una indirecta, a pesar de que Cambio y Milenio presentaron pruebas de que fue López Zavala el que entregó el predio de La Galarza, al aún presidente municipal de Izúcar de Matamoros detenido en el país del norte por narcotráfico.
Nadie se detuvo a preguntarle al secretario de Desarrollo Social por qué en su comida de cumpleaños —donde fue destapado por Marín— utilizó la estructura burocrática de la dependencia para organizar la comilona y acomodar a los miles de acarreados en el Country Club San Manuel.
Está de más decir que ninguno de los cinco diputados de “oposición” que encararon al “delfín” marinista lo cuestionó sobre su problema jurídico con Alicia Julián Minuti, a quien el secretario demandó por venderle una residencia con “vicios ocultos”, por la cual, por cierto, López Zavala pagó en efectivo la módica cantidad de tres millones de pesos.
Pero eso sí, todos preguntaron al respecto del programa Unidos Para Progresar (UPP) y sus famosos padrones fantasmas o inexistentes que al fin de cuentas, el secretario pudo demostrar su existencia y sin mostrar nada, los convenció.
A ninguno de los cinco enanos de circo les preocupa que el secretario de Desarrollo Social se reúna en privado con ministros de culto y les ofrezca dinero para remodelar templos o para facilitar la transmisión de la palabra de Dios. Y han sido muchos sacerdotes y pastores los que han sido beneficiados con el dinero de Desarrollo Social que han tenido que entregar una lista de adeptos al Proyecto Z para ser apoyados por el secretario.
Muy poco les importó la promoción personal que ha realizado el secretario y las reuniones que ha sostenido con la estructura priista en lugares como Tepeaca, con fotografías como prueba. Eso estaba de más en el acto circense entre enanos nalgones y payasos cacheteados.
Fue un ataque de alzheimer oportuno que más tarde sería pagado con una comilona en el Chimichurri, ya sin disfraces ni guantes gigantes, sólo sonrisas, buenos deseos y felicitaciones sinceras por la obra barata del Palacio Legislativo.
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