Wednesday, 24 de April de 2024


+ Autodefensas prueban Estado fallido + Disciplina militar preserva estabilidad




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Cuando estalló la insurrección zapatista el primero de enero de 1994 y el EZLN anunció su avance hasta la capital de la república, dos batallas fueron decisivas:

1.- El ejército detuvo la insurrección en el mercado de Ocosingo y replegó a las fuerzas rebeldes. Lo de menos fue su agenda política y social --que se atendió de inmediato--, sino que el punto clave se localizó en la insurrección para deponer por las armas al gobierno federal.

 

 

2.- La política de comunicación social del gobierno cuidó que el EZLN fuera identificado en medios por sus siglas, evitando el uso del concepto de ejército porque sólo había un ejército, el constitucional, y el EZLN era sólo guerrilla típica castrista con pocas armas y sin discipline militar.

 

 

La estrategia de seguridad del gobierno federal enfrenta hoy, en el 2013, dos problemas:

 

 

1.- La apropiación territorial de espacios de la soberanía del Estado nacional por bandas criminales y organizaciones armadas sin definición política o ideológica, amparadas en la crisis de las fuerzas institucionales de seguridad.

 

 

2.- Y la auto constitución de grupos armados como guardias sustituyendo la función policiaca de las instituciones. En ambos asuntos, la política de comunicación social se ha subordinado a los temas de la estabilidad.

 

 

El problema del gobierno de la república radica en dos obstáculos:

 

 

1.- El PRI ganó las elecciones con un tercio de la votación y enfrenta una oposición de dos tercios, y se trata de una oposición antisistémica, no institucional. Aunque lo tuviera --que no lo tiene--, el PRI carece de un nuevo proyecto nacional de desarrollo económico, político y social y sus iniciativas de reforma apenas servirán para reactivar el crecimiento del PIB.

 

 

2.- La ausencia de una agenda integradora ha llevado a la oposición a agendas de desarticulación del viejo proyecto nacional pero sin ofrecer un nuevo modelo de sociedad. Por eso el PRD, con el apoyo del PAN, se ha metido al tema de los derechos de las minorías sexuales, el aborto y ahora al desentendimiento de una política de Estado para la seguridad interior.

 

 

El manejo comunicacional de los incidentes que grupos armados ilegales han provocado con el cierre de la movilidad de partidas del ejército ha dejado la impresión de que el país estaría ya en el rumbo de la balcanización. Sólo la mesura, institucionalización y disciplina del ejército ha evitado problemas mayores.

 

 

La creación de grupos armados de autodefensa tiene dos razones:

 

 

1.- La crisis de la jerarquía del Estado en materia de seguridad porque ahora cualquiera puede sacar armas y autoerigirse en grupo de autodefensa, aunque, como en Michoacán, estos grupos sean exactamente iguales a los delincuentes por el sometimiento criminal de la población

 

 

2.- La debilidad del Estado para imponer la ley en dos zonas --Michoacán y Guerrero-- donde parte de la población ha decidido aplicar la ley por su cuenta y defenderse sin cumplir con los requisitos de registro de armas y permisos oficiales y sin tener la capacitación para cargos la seguridad.

 

 

Los errores en la estrategia política crearon otro escenario. Luego de la ofensa al ejército constitucional, el líder de las autodefensas en Michoacán, Bruno Plácido, fue recibido en Gobernación y con ello tuvo el reconocimiento institucional.

 

 

La debilidad del Estado ya fue percibida por estos grupos: preparan --dicen-- una “megamarcha” para protestar contras quienes quieren quitarles las armas. De consolidar su presencia armada, el siguiente paso de las autodefensas será convertirse en “grupo beligerante” que tiene reconocimiento de la ONU, algo que el EZLN nunca pudo lograr. El primer paso ya fue dado: las autodefensas desconocieron al ejército y el gobierno les dio reconocimiento político.

 

 

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