Friday, 26 de April de 2024


MI MÉXICO DE CABEZA




Escrito por  Irma Sánchez
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El estado actual de nuestro país plantea con urgencia una revolución, o mejor lo definiremos en otros términos, “un proceso de reingeniería” en todos los niveles y órdenes, porque “todos” somos partícipes de su descomposición y estado actual.

En este proceso “todos” y absolutamente “todos” tenemos que participar e involucrarnos, personas e instituciones que le dan forma a la sociedad.

 

 

Lo interesante de este planteamiento es que “todos” estamos de acuerdo en el cambio que le urge a nuestro país, y que lamentablemente no ha podido aterrizar ni con la alternancia en el poder:

 

 

El tema nos obliga a reflexionar. Y tenemos que partir del hecho de que las instituciones políticas están compuestas por hombres y mujeres y que todos somos mexicanos, por el hecho de vivir, estudiar, trabajar, comer y convivir en el solar mexicano, al igual que todas las instituciones empresariales, universitarias, culturales, oficiales y sociales.

 

 

Debemos de actuar con responsabilidad en el análisis y la reflexión para asumir responsabilidades sobre el proyecto del país y la sociedad que queremos. Y en este contexto, “todos” tenemos derechos y obligaciones, en este plan  no cabe aquello de que “hágase la voluntad de Dios en los bueyes de mi compadre” al contrario, todos y todas, debemos asumir responsabilidades y someternos al proceso de reingeniería o cambio dramático en nuestras viejas costumbres, estilo y compromiso como no pagar impuestos, no obedecer las reglas de tránsito, usar diablitos, trabajar por debajo de la mesa para evadir compromisos y responsabilidades en la llamada economía subterránea que ya representa el 60 por ciento del total de la economía .

 

 

Es decir, debemos de exigir a partir de actuar con el ejemplo.

 

 

En este proyecto para rescatar a México hay que entender que las tareas y responsabilidades no son exclusividad de quienes nos gobiernan y dirigen, “todos” tenemos un papel importante que cumplir para después exigir lo mimo a dirigentes políticos que sociales, a las familias  y a todos aquellos que todo lo cuestionan con terquedad e intolerancia.

 

 

Se dice que todos los partidos políticos para mover sus campañas y a sus figuras reciben dinero de oscura procedencia, y complementan sus operaciones con recursos sobre los que no dan explicaciones.

 

 

Con todo esto cómo podemos exigir congruencia entre nuestros políticos y los partidos que conducen la vida y opciones políticas de este país.

 

 

Hombres y mujeres debemos de actuar en otra forma en el nuevo México. Con ética desde nuestros actos más simples y cotidianos, aunque profesemos diferentes ideologías que al final conforman el mosaico de la pluralidad por la que llevamos un siglo en lucha.

 

 

Aquello de que “el fin justifica los medios” ya irrita, porque la justificación nos ha llevado al punto de crisis donde estamos.

 

 

El cambio, la reingeniería mental y operacional es urgente, no podemos permitirnos dejarla para mañana, ¡urge!

 

 

 Debemos de participar todos con sinceridad y objetividad, no más de lo mismo, porque ni todo ha sido malo totalmente, ni todo ha resultado tan bueno totalmente.

 

 

¿Usted qué opina?

 

 

Ya no más casos como los de Chalchihuapan, Tlatlaya, Ayotzinapa, ni proyectos con cuentos chinos como el del tren rápido, ni casas blancas.

Pero esto sólo depende de nosotros.

No más espectadores.

No más coraje en los cafés.

Es la hora de la congruencia.

Comencemos.

 

 

 

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