Thursday, 18 de April de 2024


La soberbia del poblano




Escrito por  Irma Sánchez
foto autor
Históricamente los poblanos hemos gozado de la mala fama de ser soberbios y que no damos nuestro brazo a torcer.

¿Usted lo puede creer?

 

 

¿Cómo se considera usted?

 

 

La soberbia, ¿se puede medir?

 

 

¿Poca, media, mucha?

 

 

¿Cómo puede medir su nivel?

 

 

¿Y el nivel del de enfrente?

 

 

Y cabe la pregunta, ¿nos ha servido para algo?

 

 

Deberíamos de estar orgullosos de lo que heredamos, nuestro bagaje cultural, pero lamentablemente los poblanos no tenemos ni idea y mucho menos inquietud por conocerlo, por disfrutarlo, a diferencia de quienes llegan a visitarnos y desde su arribo lo disfrutan desde sus diferentes aristas.

 

 

¿A dónde nos ha llevado tanta soberbia heredada de generación en generación?

 

 

Es el momento de comenzar a contestar estas preguntas para ver qué aprovechamiento le podemos dar a tanta soberbia individual y colectiva.

 

 

Es hora de cambiar, la decisión está en cada uno y en el colectivo para encontrar un mejor marco de vida.

 

 

Víctimas de la soberbia, nos mantenemos aislados, sin poder.

 

 

Sobreponiéndonos a ésta, podremos avanzar, decidir, crecer y sobre todo, disfrutar en lo individual y en comunidad.

 

 

¿Usted qué opina al respecto?

 

 

La modernidad

 

 

Aquí le va una numeralia que resulta interesante para entender al mundo actual:

 

 

Las cuentas por la euforia del mundial arrojaron el siguiente saldo a MasterCard y Visa.

 

 

Del 12 al 26 de junio facturaron consumos por 188 millones de dólares en las 12 ciudades en las que tuvo lugar la justa futbolera: Sao Paulo, Río de Janeiro, Belo Horizonte, Brasilia, Curitiba, Porto Alegre, Cuiabá, Salvador, Recife, Natal y Fortaleza.

 

 

Algunos de los consumos están pactados a pagar de 3 meses hasta 12, es decir un año, y el porcentaje más alto de operaciones fueron rubricadas por tarjetahabientes mexicanos.

 

 

La sociedad actual víctima de embotellamientos en ciudades que sufren los estragos del gigantismo, dispone de los mejores instrumentos para organizar su vida: el teléfono y el internet, gracias a éstos, a distancia maneja sus necesidades y las de su hogar.

 

 

Por ejemplo, hoy no dispone de tiempo para ir al súper, pero el súper vía internet o el teléfono va a su hogar y oficina, y esto lo confirma la cadena minorista Walmart que revela que el 20 por ciento de sus ventas en la ciudad de México han sido los últimos meses vía internet, colocando los pedidos a las puertas del domicilio de sus clientes.

 

 

Esto pese a que las grandes cadenas de autoservicio mantienen abiertas sus puertas desde las 7 de la mañana hasta las 11 de la noche; lo que hace que nos podamos topar con personajes de la vida política, financiera y empresarial haciendo sus compras después de las 10 de la noche, que van arrastrando sus carritos en el súper adquiriendo sus productos personales como champú, desodorantes, cremas, cereales, yogures, bebidas, productos para el aseo, pañuelos desechables y otros, además de aprovechar la facilidad de pagar sus facturas de servicio de luz, gas, teléfono y otras más.

 

 

A propósito de modernidad, la vida ha cambiado tanto que hoy en los velorios los dolientes se dedican a hacer juicios políticos, a enviarse memes, a contar chistes y ha enriquecer sus agendas.

 

 

Los circos gracias a los niños verdes ya no tienen animales, quizá porque en los partidos políticos tienen muchos animales ya.

 

 

En Barcelona se suman a la corriente y prohíben las corridas de toros.

 

 

En el cine ya desaparecieron las cámaras de royo y la proyección de royo, ahora se filma con cámaras marca Red en forma digital, por ejemplo en Avatar nunca estuvieron en la selva y gran parte de la película se desarrolla en “una selva”. Al grado que ahora la gente ya no va al cine, ve sus películas en iPad o celulares gracias a Netflix.

 

 

En la misma España.

 

 

Los que quieren dejar el cigarro ahora se compran unos cigarros de a mentiritas.

 

 

Los que no quieren engordar compran pizzas light, los que no quieren alcohol “dicen” que disfrutan de una cerveza sin alcohol.

 

 

En fin.

 

 

 

 

 

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