Friday, 29 de March de 2024


El programa Oportunidades se transformará




Escrito por  Gabriel Sánchez Andraca
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OPORTUNIDADES, EL PROGRAMA QUE con el nombre de Solidaridad se inició en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari y que se transformó en Progresa durante el gobierno de Ernesto Zedillo, acabó siendo Oportunidades en los dos gobiernos panistas, el de Vicente Fox y Felipe Calderón. Fue creado inicialmente para combatir la pobreza y en este gobierno se decidió su total transformación, ya que después de tantos años se han dado cuenta que, como muchas otras cosas en este país, no sirve para nada.

En vez de que la pobreza y la pobreza extrema se reduzcan, que ese fue el objetivo de su creación, según se dijo, ésta ha crecido exponencialmente en nuestro país, al grado de que se considera que la mitad de la población mexicana, que supera los cien millones de habitantes, viven en esa condición.

 

 

Según evaluaciones de expertos tanto nacionales como extranjeros, cuando mucho han logrado sacar a algunos de la pobreza extrema para instalarlos en la pobreza a secas, es decir, sin esperanza de superar su condición de marginados.

 

 

Oportunidades, pues, no sirve para propiciar la movilidad social.

 

 

México ha sido, en América Latina, uno de los países que menos ha avanzado en el combate a la pobreza y marginación, por sus mal planeados programas para ello. Y esto está así desde la llagada de la tecnocracia criolla al poder, habiendo empeorado en los dos gobiernos panistas.

 

 

En el combate a la pobreza nos han superado países como Honduras y Haití, lo que demuestra el tamaño de nuestro fracaso.

 

 

Bueno, pues el programa está próximo a transformarse, no sólo de nombre, que para el caso es lo mismo, sino en estructura y en estrategias para llevarlo a cabo con éxito.

 

 

Los estudios para esto, según dijo Rosario Robles, la titular de Desarrollo Social, se están realizando desde el año pasado, actualmente ya se tiene un plan bien hecho que pronto será puesto en marcha.

 

 

LA MOVILIDAD SOCIAL FUE EL GRAN éxito de los gobiernos revolucionarios desde Lázaro Cárdenas hasta José López Portillo.

 

 

Los hijos de obreros y campesinos pobres tenían no la esperanza sino la convicción, de salir de su situación con esfuerzos tal vez, pero con seguridad, estudiando una carrera profesional.

 

 

Lo que más se les facilitaba era ser maestros de escuela: después de la secundaria ingresaban a la normal y en tres años más, salían como maestros de primaria y tenían asegurada una plaza y un sueldo más o menos decoroso.

 

 

Podían continuar estudiando la normal superior para ser catedráticos de secundaria en cursos a distancia que los obligaba sólo a concurrir a clases y presentar exámenes en tiempos de vacaciones.

 

 

También podían cursar una carrera universitaria quienes vivían en ciudades que tuvieran alguna institución de educación superior.

 

 

Fueron cientos de miles los jóvenes que pudieron salir de la pobreza para ingresar a las clases medias y seguir avanzando.

 

 

Sus hijos tenían la posibilidad de seguir el ejemplo de sus padres, muchos matrimonios eran de maestros, o estudiar una carrera universitaria, pues había la posibilidad de sostenerlos en ese empeño.

 

 

Esto era posible porque los gobiernos revolucionarios de la primera época se preocuparon mucho por la educación gratuita en todos sus niveles. Un niño podía cursar desde el jardín de niños hasta la universidad con un gasto mínimo.

 

 

Además, había internados con servicio de comedor en diversas instituciones, principalmente en las normales y en las escuelas prevocacionales.

 

 

El Instituto Politécnico Nacional fue una institución, todavía lo es, que contribuyó mucho a la formación de profesionales en todas las ramas, en forma gratuita. Lo mismo hacían y siguen haciendo las instituciones de educación militar, desde el H. Colegio Militar, que formaba a los oficiales del Ejército, la Escuela de Marina y la Escuela del Aire, hasta la Escuela Médico Militar y ahora la universidad que forma a elementos del Ejército en diversas disciplinas.

 

 

Hubiera sido catastrófico que después de una revolución, la de 1910, que cobró la vida de un millón de mexicanos, siguiéramos en las mismas condiciones sociales y económicas del Porfiriato. Esa fue la gran aportación de los gobiernos revolucionarios al desarrollo del país, que se frenó en dos administraciones tecnocráticos priistas y dos pésimos gobiernos panistas que les siguieron.

 

 

LO QUE DIJO AYER EL PRESIDENTE en su mensaje a la nación, con motivo del Segundo Informe de Gobierno, es lo que todos los presidentes dicen en sus informes. Lo importante son los anuncios de cambios en programas como el que comentamos, para hacerlos más efectivos.

 

 

De nada sirve que se gasten millonadas, si no hay un avance real en la economía popular y si no mejoran las condiciones sociales de la población.

 

 

Se ha venido hablando mucho de cambios en la política agropecuaria, pero hasta el momento no ha pasado de discursos, planteamientos, peticiones y promesas. Hechos, hechos, es lo que reclama la población. Y parece que hay buenas intenciones, pero ojalá y no sólo queden en eso.

 

 

En el acto efectuado en el palacio nacional, al que concurrieron los diputados y senadores, todos los miembros del gabinete presidencial, los gobernadores, dirigentes de los partidos, de las organizaciones obreras y sindicales, de los organismos empresariales, jerarcas de las iglesias, embajadores e invitados especiales, los perredistas que presiden las dos cámaras, la de diputados y la de senadores, tuvieron un comportamiento civilizado, lo mismo que los diputados y senadores de ese partido, que se abstuvieron de hacer escándalo o manifestaciones de inconformidad.

 

 

Ya en la sesión del día anterior, con la que se inició el periodo ordinario de sesiones del último año de esta LXII legislatura, representantes de todos los partidos expusieron sus acuerdos y desacuerdos, donde doña Dolores Padierna, senadora perredista, echó de su ronco pecho contra el presidente Enrique Peña Nieto y don Manlio Fabio Beltrones llenó de elogios al Ejecutivo federal. Por cierto que a ese acto, al del inicio del periodo ordinario en el que se entregó por escrito el informe presidencial, no asistieron muchos legisladores panistas, tal vez para hacerse notar.

 

 

 

 

 

 

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