Wednesday, 24 de April de 2024


¡Hasta dónde han llegado!




Escrito por  Gabriel Sánchez Andraca
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La llamada clase política mexicana ha venido degradándose desde hace más de 20 años y ha llegado a ser, como estamos viendo, protagonista de chismes y pleitos de la más baja estofa, que sólo merecen los comentarios divertidos o críticos de los ciudadanos.

 

Una entrevista a Carlos Salinas de Gortari, ex presidente de la República, realizada por un diario de la ciudad de México y contestada por el senador Manuel Camacho Solís, constituyen una muestra de lo que en realidad son muchos de los políticos que han ocupado los más relevantes puestos en el gobierno: ególatras, sin el más mínimo asomo de patriotismo, mentirosos, cínicos y, sobre todo, grandes admiradores de sí mismos.

 

 

Son tan ingenuos que creen que sus declaraciones sacuden la consciencia de los mexicanos y, efectivamente, suscitan comentarios pero sólo para calificarlos de mentirosillos y cínicos.

 

 

Una de las palabras ofensivas que Salinas dijo contra Camacho fue la de “irrelevante”, es decir, de poca importancia, eso ofendió al ahora senador perredista, quien respondió que Salinas sufría amnesia y provocó una respuesta del “apóstol del neoliberalismo mexicano” que nos tiene económicamente al borde del abismo.

 

 

Chismitos pues de dos grandes “egos” que no se resignan a dejar de ser lo que fueron o lo que no pudieron ser.

 

 

El país está en una situación de desastre político, económico y social por culpa de ellos y de hombres que, como ellos, disfrutaron del máximo poder político sólo para su beneficio personal. Ahora les duele la pobreza, la ignorancia, la violencia, etcétera, que sufre México y de la que son en gran parte culpables.

 

 

Acusan a otros de sus garrafales errores, como el abandono del campo, que ha llevado a cientos de miles de mexicanos a emigrar de sus comunidades para formar cinturones de miseria en las grandes ciudades o irse a buscar trabajo a los Estados Unidos, exponiéndose a grandes peligros y a ser humillados y perseguidos en el vecino país del norte.

 

 

Son ellos los responsables del desempleo, de la pobreza, de la brutal violencia e inseguridad que prevalece en el país.

 

 

Pero su enorme ego no les permite aceptar su culpabilidad. Los culpables son otros.

 

 

Calderón, otra muestra de la decadencia

 

 

El ex presidente panista Felipe Calderón estuvo unos días en México. Vino para reunirse con su gente, que pretende apoderarse de la dirigencia nacional del PAN.

 

 

Comió o cenó con sus dos alfiles para la presidencia del partido conservador: Ernesto Cordero y Manuel Oliva, el reaccionario ex gobernador de Guanajuato. En entrevista con la prensa, el señor Calderón manifestó que él no interviene en el proceso interno de su partido y que no le interesa regresar a la política, que al único lugar que regresaría, al día siguiente, sería a Boston. ¿No podría quedarse allá?

 

 

Fuera del lugar donde se llevó a cabo la reunión del ex presidente panista con sus invitados para presentar otra fundación (Fox ya tiene la suya) una veintena de personas protestaban por su presencia, con carteles en los que pedían que respondiera ante la justicia por más de los 100 mil muertos durante su gobierno, en una de las cartulinas que portaban los manifestantes se leía: “Salinas=Calderón”.

 

 

Bueno, son expresiones de ciudadanos enojados contra quienes nos han gobernado tan mal, que tantos problemas han provocado por su ineptitud, por su inexperiencia, por su soberbia, su falta de amor a México.

 

 

En Michoacán las autodefensas son la muestra más clara del fracaso de los gobiernos. Han tenido que ser los ciudadanos, cansados de sufrir el embate de la delincuencia y la inutilidad de los gobiernos federal y estatal para brindarles seguridad los que se han armado para defenderse a sí mismos y a sus familias.

 

 

Eso puede pasar en política: que ante la descomposición cada vez más acelerada de los partidos políticos surjan grupos de ciudadanos organizados dispuestos a tomar en sus manos las riendas del poder, al margen de los partidos.

 

 

Lo que ocurre en el Ayuntamiento

 

 

Hoy es el último día de gobierno de los 217 ayuntamientos de Puebla, que mañana deberán entregar el poder a sus sucesores, los ayuntamientos electos.

 

 

El cabildo de esta capital escenificó toda una telenovela de fin de temporada. Los regidores, que en tres años, en tres largos años nunca se atrevieron a protestar por nada: por la falta de agentes de tránsito para agilizar la circulación en los grandes embotellamientos que se formaban en numerosas avenidas donde se realizaban obras, por la falta de trabajo de bacheo en calles adyacentes a los bulevares que fueron pavimentados con concreto hidráulico, por la injusta persecución a los franeleros de la avenida Juárez y calles adyacentes a quienes incluso se les esposaba y se les obligaba a hacer trabajos de limpieza en las márgenes del Alseseca como “servicio a la comunidad”, sin percibir pago por ello. Esos regidores que fueron cómplices cuando les convino, se pusieron muy dignos al final para no aprobar las cuentas del último año de ejercicio, que finalmente aprobaron por mayoría.

 

 

Es muestra de la descomposición de la llamada “clase política” que ni siquiera aprende a “hacerle al teatro” en forma más o menos convincente y con algo de dignidad, con algo de congruencia.

 

 

Reconocimiento a Rodolfo Sánchez Cruz

 

 

Uno de los priistas poblanos más leales a su partido y congruente en su forma de ser y de pensar, el ingeniero Rodolfo Sánchez Cruz, será objeto de un reconocimiento del grupo Plural, de dicho partido.

 

 

Le será ofrecido un almuerzo por su trayectoria dentro del Partido Revolucionario Institucional y del servicio público.

 

 

Desde muy joven fue delegado de la Secretaría de Agricultura y Ganadería en la entidad y en ese cargo estuvo varios años, logrando un cinturón forestal en la ciudad de Puebla para enriquecer y proteger los mantos freáticos que abastecen de agua potable a la población. Con él al frente de la SAG en Puebla se combatió enérgicamente a los talamontes en la Sierra Norte, se llevaron a cabo trabajos de apoyo a comunidades como Azumiatla, en el municipio de esta capital, que estando a unos cuantos kilómetros de la ciudad más importante del estado se encontraba totalmente abandonada, con campesinos indígenas que ni siquiera sabían hablar español, pese a que desde esa comunidad, ahora conectada por carretera pavimentada se contemplaba una magnifica vista de Puebla.

 

 

Fue diputado federal por la Mixteca, a la que apoyó aprovechando las magníficas relaciones que mantenía con el presidente Echeverría, con obras de infraestructura que todavía prevalecen, y en el gobierno de don Manuel Bartlett tuvo también a su cargo un programa de apoyo a esa zona, entre muchas otras cosas.

 

 

 

 

 

 

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