Hablaron en la sesión los diputados Patricia Leal, del PAN, quien propuso ese homenaje, y el coordinador de la bancada priista y presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, Víctor Manuel Giorgana Jiménez.

Ninguno de los dos, nos cuentan, se refirió a los orígenes de esta celebración. En un canal de televisión nacional se dijo que la celebración de dicha fecha se debió a un ciudadano que en su casa, en la ciudad de México, organizó un acto para rendirle pleitesía al lábaro patrio.

Doña Patricia habló de los orígenes del lienzo tricolor y don Víctor Manuel, después de reconocer la importancia de la propuesta de la panista, habló de lo que debe hacer el Congreso local para servirle a Puebla y a México, con eficacia y con honestidad.

El origen de la fiesta

Pues bien, la fiesta que todavía se hace en algunas ciudades del país en homenaje al lábaro patrio, tuvo sus inicios en esta capital poblana en 1936, cuando el país era gobernado por Lázaro Cárdenas y el estado por Maximino Ávila Camacho.

Los orígenes de esta celebración fueron una idea de la corriente política conocida como derecha o conservadora, todavía no había nacido el Partido Acción Nacional y estaba en ciernes la Unión Nacional Sinarquista.

Los derechistas o conservadores de esa época estaban contra el gobierno cardenista, y decían que parecía que la bandera de huelga, la rojinegra, a la que llamaban trapo, había sustituido a la bandera nacional, pues en todas las ciudades era portada con orgullo por organizaciones obreras y era la que predominaba en las fábricas y empresas en huelga.

Por lo que siete personas conformaron un comité ciudadano, en representación de los sectores de la que hoy llamaríamos sociedad civil.

Recordamos el nombre de un señor apellidado Romero Feital, que era fotograbador y de otro apellidado Paz y Puente, papá o familiar de un sacerdote católico que al parecer estaba en el templo de San Marcos.

Pues bien, ese comité fue el encargado de la organización del gran homenaje que resultó todo un éxito.

Del Paseo Bravo al zócalo fue el desfile de bellas muchachas vistiendo sus mejores galas y de jóvenes estudiantes de escuelas confesionales que junto con personas adultas, trabajadores, profesionistas, etcétera, portaban un lienzo tricolor de enormes dimensiones a la que una multitud de hombres y mujeres colocados a lo largo del recorrido, en las aceras y en los balcones de los edificios, arrojaban flores.

El peso de las flores arrojadas por los poblanos al enorme lienzo portado por decenas de personas, era tal, que tuvieron que parar la marcha para quitarle peso y continuar el recorrido en medio de una algarabía y repique de campanas de numerosos templos, entre ellos las de la catedral.

Fue una fiesta espontánea, popular, que al año siguiente, en 1937, fue tomada por la Unión Nacional Sinarquista, una agrupación política derechista que surgió en Guanajuato y se extendió por todo El Bajío.

Varios años después, en el gobierno de Manuel Ávila Camacho, esa fiesta fue oficializada.

Poco a poco vino decayendo hasta llegar a la época actual, en la que la bandera es izada con honores en el asta del zócalo y en otras partes en los palacios municipales o de gobierno en el caso de las capitales de los estados. Y nada más.

Qué bueno que el Congreso de Puebla haya retomado esta celebración que tiene origen poblano. Además de los discursos, hubo guardias de honor realizadas por los representantes populares de todos los partidos.

La bandera es el símbolo nacional que une a todos los mexicanos sin distingo de ideologías o de partidos. Qué bueno que subsista la costumbre de rendirle homenaje en las escuelas los días lunes. Como dicen en las misas, “es justo y necesario”.

Eligen panistas a 14 consejeros

Durante la Asamblea Estatal del Partido Acción Nacional (PAN, por sus siglas en español) celebrada el domingo de las 10 de la mañana a las 14 horas en el salón Country Club de San Manuel, fueron electos sin problemas los 14 consejeros nacionales de ese partido.

Dicho consejo es la máxima autoridad en el partido conservador. Es un órgano deliberativo, pero sus resoluciones deben ser acatadas por el comité nacional.

Antes elegía a los dirigentes del Comité Ejecutivo Nacional, presidente y secretaria general, pero a partir de marzo de este año ya no lo hará, pues hubo un cambio en los estatutos panistas, que establecen que dicha elección la deben hacer los militantes debidamente acreditados, mediante voto directo y secreto.

Con ese nuevo sistema, el PAN inicia una nueva etapa de su ya larga historia de 75 años. Le entra a la democracia formal en una elección interna tan importante como es la designación de su dirigencia nacional.

En la asamblea estatal no se notó la división que se especulaba que habría en la elección de consejeros. Según nos comenta un viejo panista, hubo equilibrio tanto en la elección como en el comportamiento de los grupos que en realidad eran dos: los ultraderechistas del Yunque, una organización que se maneja en secreto y que está muy incrustada en el partido blanquiazul, y una corriente más liberal, a la que pertenecen varios de los simpatizantes del gobernador Moreno Valle.

Los resultados de la elección fueron de siete consejeros para cada corriente. Los candidatos fueron 17, pero tres se retiraron y sólo quedaron los 14 que finalmente fueron electos, todo en un ambiente apasionado pero tranquilo.

Los consejeros nacionales panistas son designados en asambleas estatales o municipales en su gran mayoría y otros por designación directa del presidente y secretario general del partido. Hay consejeros vitalicios y otros que lo son por los cargos de dirigencia que desempeñan o de elección popular.