Friday, 19 de April de 2024


Guerra interna contra Madero en el PAN




Escrito por  Gabriel Sánchez Andraca
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APENAS UNA SEMANA DESPUÉS DE LASPRIMERAS ELECCIONESabiertas a toda la militancia panista (75 años después de la fundación de ese partido) para elegir a sus dirigentes nacionales, el grupo perdedor que capitanea el senador Ernesto Cordero, y que trabaja para Felipe Calderón –quien pretende seguir mangoneando al PAN desde la cómoda posición de ex presidente de la República–, ya empezó una guerra contra el grupo triunfador que encabeza Gustavo Madero.

Estancaron primero las negociaciones para el reparto de puestos dentro de la dirigencia nacional, y Cordero aprovecha para hacer un recorrido por todos los estados del país, ya estuvo en Tlaxcala y en Querétaro a fin de alebrestar a la militancia, para presionar al dirigente reelecto a fin de que actúe de acuerdo a los dictados calderonistas.

 

 

Es curioso que un auténtico neopanista, como lo es Cordero, que se afilió a Acción Nacional unos meses después de que fue nombrado por el entonces presidente de la República, Calderón, como secretario de Desarrollo Social, inicie una cruzada por “la reconstrucción del partido”.

 

 

Acción Nacional sí requiere ser reconstruido, pero no por los integrantes del grupo que tanto hizo para destruirlo.

 

 

La destrucción del PAN empezó el mismo día en que asumió la Presidencia de la República, con Vicente Fox a la cabeza y luego siguió esa labor con Felipe Calderón, que si bien demostró tener una mayor preparación que su antecesor, también exhibió mayor capacidad destructiva, ya que dejó al país y al partido en una situación verdaderamente dramática en lo político, en lo económico y en lo social.

 

 

La inmadurez del ex presidente salta a la vista por su afán de seguir decidiendo las cosas en el PAN, como las decidió indebidamente cuando fue presidente de la República, quitando dirigente nacional (Manuel Espino) y colocando al frente del partido fundado por Manuel Gómez Morín, a dos jovencitos, César Nava y Germán Martínez, pero siendo él siempre el que tomaba las decisiones.

 

 

Actuó pues, como Acción Nacional decía siempre que actuaban los presidentes priistas a quienes tanto criticaron en el partido blanquiazul por eso.

 

 

LA FORMA DE ACTUAR DEL SENADOR CORDERO no es la de un político serio, maduro y bien intencionado, sino la de un jovencito sin ideología política, sin madurez, sin oficio. La de un berrinchudo y vengativo político de poca monta, que cree que con sus poses y desplantes va a cosechar simpatías entre sus correligionarios, entre los que hay mucha gente seria, responsable, que quiere conformar un partido fuerte, bien estructurado y bien organizado.

 

 

El camino elegido por el candidato perdedor en la pasada contienda interna para elegir dirigentes es el peor que pudo haber escogido. En la campaña interna se fue por la guerra sucia y provocó enojo y división en las filas panistas.

 

 

El no aceptar los resultados y pretender iniciar una guerra abierta contra el dirigente reelecto, es la mejor manera de debilitar al PAN, mucho más de lo que ya lo habían debilitado Fox y Calderón. Estos lo debilitaron por demostrar que ese partido no sabe gobernar y Cordero lo debilitará más por demostrar que ni es democrático y que no sabe siquiera gobernarse a sí mismo.

 

 

MIENTRAS EL GOBIERNO FEDERAL PRIISTA no se decida a informar al pueblo la situación en que se encontró al país después de los dos gobiernos panistas, el culpable de todo por la que estamos atravesando en lo social, en lo económico y en lo político, será del gobierno de Enrique Peña Nieto.

 

 

No sabemos a qué le tienen miedo.

 

 

La debacle económica, que cada día se agudiza más, se debe a varios factores, pero el principal es haber entrado al sistema neoliberal al que nos llevaron Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, que tanto insistió en la firma de un tratado comercial con Estados Unidos y Canadá, que como decía José Angel Conchello, ex dirigente nacional del PAN ya fallecido, era como hacer socios al “changarro” de la esquina, con Aurrerá.

 

 

Las consecuencias de esto fueron terribles y los gobiernos panistas siguieron en la misma línea con mayor entrega, con mayor entusiasmo.

 

 

Calderón inició una guerra contra el narcotráfico, sin plan, sin estrategia y sin hacer previamente un balance de nuestras fuerzas de seguridad.

 

 

La corrupción alcanzó niveles que dejaron atrás a los de gobiernos priistas. La inseguridad se elevó a grados nunca antes vistos; los problemas de alta criminalidad en estados del norte como Chihuahua, Coahuila, Durango, Sinaloa y otros, se iniciaron con gobiernos del PAN, lo de Michoacán y lo de Tamaulipas, también.

 

 

Los juicios con “testigos protegidos” que resultaron un fiasco, también hicieron su aparición en el sexenio de Felipe Calderón.

 

 

Los partidos políticos empezaron a descomponerse internamente desde la tecnocracia priista, pues fue Carlos Salinas el que eliminó a la vieja clase política del PRI, para sustituirla por la tecnocracia, sin sensibilidad ni política, ni social y lo peor, sin un conocimiento real de la historia de este país.

 

 

Cuando el PAN estuvo en el poder federal, los panistas emocionados decían tener 2 millones de afiliados. Pero a alguien se le ocurrió que era una cifra inflada y propuso hacer una limpia. Se convocó a todos los miembros de Acción Nacional a reinscribirse, pero cuando ya había regresado el PRI a la presidencia y el resultado fue de 217 mil miembros y fracción. De esos sólo 74 por ciento votó en las elecciones internas de hace una semana y días, para elegir a los nuevos dirigentes y el candidato perdedor, señor Cordero, afirma que hubo “chachullo”. 

 

 

 

 

 

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