Thursday, 25 de April de 2024


El retorno del centralismo político: candidatos “importados” desplazan a los poblanos




Escrito por  Arturo Rueda
foto autor
Los casos más ostensibles de ese fenómeno centralista fueron Mariano Piña Olaya y Manuel Bartlett. Ellos llegaron a la gubernatura sin que hubieran nacido en Puebla, sino por sus conexiones con el Presidente en turno. A Piña se le inventó un supuesto origen en Champusco, un pueblo a quien el compañero de banca de Miguel de la Madrid ni siquiera sabía describir. Y a Manuel Bartlett se le hizo poblano por “accidente”, ya que supuestamente nació en uno de los traslados por la carrera judicial de su padre tabasqueño

Una de las expresiones poco exploradas en el discurso de César Camacho Quiroz durante la timorata toma de protesta de las nuevas dirigencias fue la afirmación “que se oiga donde se debe oír, el PRI no va a negociar con nadie las diputaciones que sólo corresponden definir a los priistas”. El presidente nacional del PRI no se refería a una negociación de la elección federal, como erróneamente interpretaron algunos medios de comunicación. Tampoco se refería a un resultado arreglado para dejar a salvo tanto la dignidad del presidente Peña Nieto y del gobernador Rafael Moreno Valle. El mexiquense se refería a que alguna mano negra intenta presionar para nombrar a los candidatos a diputados federales. ¿Quién le quiere meter gol al PRI nacional? ¿Con qué intereses?

 

 

Los priistas poblanos han perdido de vista que, con el regreso de la Presidencial Imperial, es probable el retorno de una de las prácticas más deleznables: el centralismo político traducido en la entrega de candidaturas a puestos de elección popular a personajes que, siendo poblanos por nacimiento, rompieron vínculos con la entidad. En los casos peores, incluso se les inventaron poblaneidades con actas de nacimiento o “partos de paso” para justificar su llegada a gobernar. En síntesis: desde Los Pinos, a largo de los primeros 70 años en el poder, se despreciaron las carreras locales para empoderar a poblanos por “accidente” a quienes así se les pagaban favores o compadrazgos.

 

 

Los casos más ostensibles de ese fenómeno centralista fueron Mariano Piña Olaya y Manuel Bartlett. Ellos llegaron a la gubernatura sin que hubieran nacido en Puebla, sino por sus conexiones con el Presidente en turno. A Piña se le inventó un supuesto origen en Champusco, un pueblo a quien el compañero de banca de Miguel de la Madrid ni siquiera sabía describir. Y a Manuel Bartlett se le hizo poblano por “accidente”, ya que supuestamente nació en uno de los traslados por la carrera judicial de su padre tabasqueño.

 

 

Muchos poblanos sufrieron en esos años los efectos del centralismo. El famoso “Gordo” Aceves fue un aspirante sempiterno, de la misma forma que a Germán Sierra se le atravesaron las designaciones autoritarias de Piña Olaya y de Manuel Bartlett. El último producto de “importación” que quiso ser gobernador fue José Luis Flores, quien perdió ante el empuje de las fuerzas locales que impulsaban a Melquiades Morales Flores en 1998. Desde entonces, las carreras políticas netamente poblanas se impusieron en tres sexenios consecutivos, aprovechando la debilidad del centro: Melquiades Morales, Mario Marín y Rafael Moreno Valle.

 

 

Pero ahora puede resurgir el fenómeno centralista, tanto en la disputa por la candidatura a gobernador en 2016 y 2018, así como en la inminente designación de abanderados a diputados federales.

 

 

Por ejemplo, en ciertos círculos se insiste en tener en mente la vinculación de Aurelio Nuño con Puebla, dados ciertos antecedentes familiares. Al jefe de la Oficina de Peña Nieto, comentan las fuentes, le interesan sobremanera los sucesos políticos que ocurren en la entidad, e incluso se menciona que como parte de su carrera deslumbrante al lado del grupo mexiquense podría convertirse en candidato a gobernador en 2018. ¿Se le podrá atravesar a algunos de los “peces gordos” locales?

 

 

A nivel de la batalla por 2015, algunos funcionarios federales que dejaron de hacer vida política en la entidad hace muchos años, repentinamente se les ve de regreso. Uno de esos casos es el de José Adalberto Melo, que en teoría es jefe de oficina de Jorge Carlos Ramírez Marín —titular de la Sedatu—, aunque no aparece en el organigrama. Después de terminar sus estudios en la Libre de Derecho se fue a hacer carrera al DF, pero ahora se le ve todos los fines de semana en el distrito de Zacapoaxtla. Asiste a los actos del tricolor, y apenas el domingo pasado, a lo largo de la toma de protesta de Ana Isabel Allende, se le vio siguiendo por todos lados a Mario Marín buscando su favor.

 

 

Así que los priistas poblanos se equivocan si creen que entre ellos o algunos delegados federales está la disputa por las candidaturas. Como ocurría antes del 2000, cualquier recomendado desde el centro les puede dar caballazo. Y lo mismo les puede ocurrir a los Doger, Zavala, Blanca o Lastiri que se sienten los gallos del corral para 2016 y 2018.

 

 

Alguien podría objetar que el centralismo político funcionaba cuando no había competencia democrática real. Y que ahora eso es imposible, ya que los mejores perfiles en las encuestas, los que tienen mayores posibilidades de ganar, son los que tienen seguras las candidaturas. No deberían confiarse: lo mismo pensaban “El Gordo” Aceves y Germán Sierra en aquellos lejanos años.

 

 

Expropiaciones de Cholula se convierten en drama familiar

 

 

Las expropiaciones en Cholula andan tan calientes que incluso se han transformado en dramas familiares. Uno de esos casos es el de la diputada Sara Chilaca, pues uno de los terrenos afectados, alrededor de dos hectáreas, son propiedad de sus padres, herencia de décadas.

 

Los padres de Sara Chilaca decidieron ejercer sus recursos legales para defender el territorio histórico de su familia. Pero la diputada Chilaca quiere obligarlos a negociar para salvar su carrera política, pues desde Secretaría General de Gobierno (SGG) ya le advirtieron que la defensa jurídica de su familia no es bien vista

 

 

Imagínese el drama: una diputada que por su carrera política está dispuesta a sacrificar el patrimonio familiar de décadas. ¿De qué lado va a quedar? ¿La familia o el morenovallismo?

 

 

 

Valora este artículo
(0 votos)
comments powered by Disqus