Thursday, 28 de March de 2024


Con González Pérez en la CNDH, Chalchihuapan se va al archivo muerto




Escrito por  Arturo Rueda
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El nuevo titular de la CNDH no cometerá los errores de Plascencia Villanueva quien, pese a tener línea para hacer una recomendación en términos duros contra el gobierno poblano, escurrió el bulto a la hora de redactar la recomendación sobre los hechos de Chalchihuapan por la promesa de que el PAN lo ayudaría a conseguir la reelección. Después, bajo el mismo canto de las sirenas, emitió una recomendación, ahora sí, en términos duros, pero en contra de Eruviel Ávila, el Ejército mexicano y la PGR por el caso Tlatlaya, cuando la crisis política de Iguala ya había alcanzado nivel

Además de que su reelección fue unánimemente rechazada, a Raúl Plascencia Villanueva solamente podía pasarle algo peor, y sería que el Senado designara como sucesor al frente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos a su peor enemigo, Luis Raúl González Pérez. En apenas una semana, el ahora ex ombudsman se fue al bote de la basura de la historia, pese a que quiso jugar electoralmente con los dos últimos casos de relevancia que atendió en su gestión, Chalchihuapan y Tlatlaya, y se apoyó más en Acción Nacional para conseguir otro periodo, pero a la mera hora el albiazul lo dejó solo. En vez de alinearse con Gobernación y el PRI, escuchó los cantos de la sirena que le diseñaron una reelección “desde la oposición”. Queda claro que no sólo fue un pésimo defensor de los derechos humanos, sino también un estratega político fracasado.

 

 

La salida de Plascencia Villanueva en medio del descrédito y la unción de González Pérez toman al gobierno morenovallista en una situación delicada, justo cuando la CNDH debe pronunciarse sobre el cumplimiento de los 11 puntos de la recomendación emitida por el caso Chalchihuapan. Ahora hay un evidente vacío político: el ombudsman que diseñó la recomendación como un acto de campaña ya se fue. ¿Qué postura asumirá el nuevo? ¿Tendrá interés en revivir el caso, examinando de forma crítica la actuación del gobierno morenovallista, o simplemente pasará al archivo muerto?

 

 

En teoría, el caso Chalchihuapan para el nuevo ombudsman Luis Raúl González Pérez pasará directamente a la trituradora. Carece de incentivos para ponerse a darle brillo a la herencia de su odiado Plascencia Villanueva. Incluso, si fuera por él, la echaría para atrás con el objetivo de evidenciar el pésimo trabajo de su antecesor. No se sabe cuándo surgió el odio entre ambos personajes, pero sí se sabe que Plascencia Villanueva quiso sacar de la carrera a González Pérez con malas artes, inflando la denuncia de plagio que presentó un académico de la UNAM en contra del abogado general. La CNDH abrió investigación, pero todo mundo sabía que se trataba de la guerra por la silla del ombudsman.

 

 

Además de la rencilla personal, también hay una lógica política fundada en el apoyo que Acción Nacional le dio en el Senado para que su designación se diera prácticamente por unanimidad. La fracción que comanda Jorge Luis Preciado recibió buenos informes dada la vinculación de González Pérez con el grupo que rodea a José Narro, el rector de la UNAM, y del que forma parte preponderante Rafael Moreno Valle Suárez, papá del gobernador poblano.

 

 

Pero ya se sabe que la teoría a veces falla, sobre todo en las democracias tropicales. Aunque de momento el nuevo ombudsman no tiene incentivos para meterse a revisar Chalchihuapan, ya ha demostrado ser un operador jurídico cómodo para el tricolor. De hecho, la presidencia de la CNDH es una recompensa tardía al papel que jugó como último fiscal especial del caso Colosio para enterrar definitivamente el magnicidio del priista, regresando convenientemente a la teoría del asesino solitario. Por lo menos en el formalismo jurídico, la cúpula tricolor da muerte definitiva a su mártir y lo eleva al panteón cívico de los tricolores, dejando atrás la hipótesis de que el magnicidio se había fraguado en Los Pinos.

 

 

Es decir, lejos de ser un dechado de virtudes, González Pérez es un hombre del sistema dispuesto a obedecer las órdenes más abyectas en su camino a la cúpula de poder. Que nadie dude de que si alguien, en Bucareli o Los Pinos, da la orden para ponerse a revisar el cumplimiento a la recomendación de Chalchihuapan, lo hará sin miramientos, y se pondrá a cortar cabezas pese a la cercanía que mantiene con el grupo UNAM.

 

 

El nuevo titular de la CNDH no cometerá los errores de Plascencia Villanueva quien, pese a tener línea para hacer una recomendación en términos duros contra el gobierno poblano, escurrió el bulto a la hora de redactar la recomendación sobre los hechos de Chalchihuapan por la promesa de que el PAN lo ayudaría a conseguir la reelección. Después, bajo el mismo canto de las sirenas, emitió una recomendación ahora sí en términos duros, pero en contra de Eruviel Ávila, el Ejército mexicano y la PGR por el caso Tlatlaya, cuando la crisis política de Iguala ya había alcanzado nivel.

 

 

Alguien, se dice, le sugirió a Plascencia Villanueva que la única oportunidad que tenía para reelegirse era aprovechar la crisis en materia de derechos humanos que enfrenta el gobierno federal y que en su necesidad de legitimarse ante la opinión pública internacional, lo mejor era jugar el papel de “oposición”. Así, fue blando en Chalchihuapan pero duro en Tlatlaya. Con esa lógica, firmó su sentencia de muerte y se fue a pique.

 

 

**** 68 mil 800 millones. La cobija del Presupuesto de Egresos de la Federación no alcanzó para que el dinero destinado a Puebla alcanzara la meta de 70 mil millones de pesos. Los negociadores del gobierno estatal, encabezados por Roberto Moya Clemente, se quedaron cerca, 68 mil 800 millones, una cifra que consideran adecuada para el entorno económico previsto para el próximo año, marcado por la caída de los precios del petróleo. Eso sí, la remodelación del Cuauhtémoc VIP y el tren turístico serán financiados con recursos exclusivamente estatales

 

 

 

 

 

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