Saturday, 20 de April de 2024


La #CasaBlanca es a EPN lo que “La Colina del Perro” a López Portillo




Escrito por  Arturo Rueda
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El absurdo de la historia es que Angélica Rivera y el empresario al que “conoció” como conoce a muchos más, Juan Armando Hinojosa Cantú, además de pactar un crédito hipotecario sin garantía, la confianza llega a tanto que el negocio se firmó en un contrato simple, en hojitas de papel, donde plasmaron sus firmas, sin acudir a un notario que diera fe de la transacción inmobiliaria. Cualquier abogado de medio pelo sabe de la terrible inseguridad jurídica a la que ambas partes se expusieron, y sólo una extrema, extremísima relación de confianza, haría que vieran innecesario acudir a un notario para darle formalidad al contrato de compraventa a plazos

Si los hechos son subversivos, capaces de destruir cualquier tipo de discurso y falacia, como advierte el periodista inglés Timothy Garton Ash, el gran golpe periodístico de Carmen Aristegui sobre la #CasaBlancaDeEPN en las Lomas devastó todos los intentos del equipo presidencial para despreciar su impacto, no ya en el círculo rojo, sino en el verde. Millones de mexicanos estábamos pendientes de la telenovela sobre la adquisición de un inmueble a instancias de una constructora favorecida en el sexenio peñanietista en Edomex. Luego de nueve días de negación, Peña Nieto tomó una decisión dolorosa: sacar a cuadro a Angélica Rivera para que fuera ella misma quien se defendiera de las acusaciones de corrupción y conflicto de interés. Visto el resultado, es difícil que la salida a cuadro de “La Gaviota” convenza a los millones de mexicanos que, con el escándalo del “jacalito”, vimos regresar los peores días del PRI con “La Colina del Perro” de José López Portillo.

 

 

Salida en falso, sobre todo, porque la actriz Angélica Rivera no explicó el nudo fundamental de la historia: por qué un grupo constructor favorecido por su marido en el Estado de México le dio tantas facilidades para comprarle un terreno de más de mil 400 metros cuadrados y construirle una casa a su entero gusto. Ella dice que conoció a Juan Armando Hinojosa Cantú, propietario del Grupo Higa, como ha conocido a muchas personas más. Pero ese “conocer” no da tanto como para que le otorguen un crédito hipotecario personalísimo para la compraventa a plazos por un monto cercano a 90 millones de pesos sin otorgar ningún tipo de garantía. ¿Será que Hinojosa Cantú es muy altruista y anda dando por ahí créditos hipotecarios así nomás?

 

 

El absurdo de la historia es que Angélica Rivera y el empresario al que “conoció” como conoce a muchos más, Juan Armando Hinojosa Cantú, además de pactar un crédito hipotecario sin garantía, la confianza llega a tanto que el negocio se firmó en un contrato simple, en hojitas de papel, donde plasmaron sus firmas, sin acudir a un notario que diera fe de la transacción inmobiliaria. Cualquier abogado de medio pelo sabe de la terrible inseguridad jurídica a la que ambas partes se expusieron, y sólo una extrema, extremísima relación de confianza haría que vieran innecesario acudir a un notario para darle formalidad al contrato de compraventa a plazos.

 

 

El documento, como los hechos, es subversivo. Frente a un contrato de compraventa a plazos que no fue debidamente protocolizado ante notario, cabe cualquier duda, una vez que tampoco tiene sellos de haberse inscrito en el Registro Público de la Propiedad del DF. Tratándose de hojitas simples, puede ser un simple maquinazo, un contrato al vapor para justificar una transacción inmobiliaria sospechosa y que debió ser medio aclarada tras nueve días de escándalo desde que Aristegui destapó el escándalo.

 

 

Con la duda por delante, el resto del mensaje de “La Gaviota” es poco comentable excepto por su tono de indignación. Así como ella está indignada por la mancha a su honorabilidad, millones de mexicanos estamos indignados por tener una clase política corrupta que entiende a la política como la oportunidad de convertirse en privilegiados, con casas, negocios, autos millonarios. Y que la adquisición sospechosa de esa casa no hace más que darle contundencia a la indignación de esos millones que denuncian el crimen de Estado perpetrado contra los 43 normalistas de Ayotzinapa.

 

 

La aclaración sobre los millones de Angélica Rivera también será materia de especulación. Que si los actores y actrices de Televisa reciben compensaciones semejantes, que si no. Al final, nadie puso en duda que Angélica Rivera fue exitosa y con fuerte capacidad financiera. Lo que se cuestionó desde el principio fue el conflicto de interés, no si “La Gaviota” tenía o no suficiente dinero para adquirirla.

 

 

La acotación necesaria es que, nuevamente, la fuerza de los medios alternativos y las redes sociales es capaz de derrumbar el cerco de protección instalado por los medios tradicionales. Aunque el escándalo del “jacalito” de Las Lomas trató de menospreciarse, ignorarse y de plano no existió para muchos medios y periodistas, la fuerza subversiva de los hechos hizo que Peña Nieto tomara la decisión dolorosa de enviar a su esposa a enfrentar a la jauría periodística que no se dejó amedrentar por las amenazas de Los Pinos.

 

 

El drama de la #CasaBlancaDeEPN termina tan mal como la licitación del tren rápido México-Querétaro. Si aquella fue cancelada tras los visos de una adjudicación corrupta precisamente al generoso empresario que pactó una compraventa sin garantía ni protocolización del contrato con la esposa del presidente, el “jacalito” deberá ser vendido para terminar con las especulaciones. El daño, sin embargo, está hecho: ya se sabía que eran corruptos. No se sabía que iban a ser descubiertos con las manos en el inmueble apenas en el segundo año de gobierno

 

 

 

 

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