Wednesday, 20 de August de 2025


La conjura geopolítica ha arrodillado a Peña Nieto. ¿Cuánto va a resistir?




Escrito por  Arturo Rueda
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Si la conjura es internacional y desde Estados Unidos le mueven la cama a Peña Nieto, ¿hasta dónde van a llegar? ¿De verdad quieren tumbarlo o amainará la tormenta cuando el presidente ceda el motivo de la disputa? ¿Y qué es ese motivo de la disputa? ¿Los campos petroleros, el tren de alta velocidad, la cabeza de Gerardo Ruiz Esparza al frente de la SCT? ¿Cuánto tiempo más puede resistir en una situación insostenible?

Enemigos internos y externos se han unido en un solo frente para arrodillar a Enrique Peña Nieto, a quien nadie puede exculpar de sus crasos errores en la conducción política de la crisis que arrancó el 26 de septiembre, pero que ahora enfrenta una ofensiva global de nivel inédito. Los últimos acontecimientos, especialmente el derrumbe económico y las durísimas expresiones del presidente norteamericano Barack Obama envueltas en guante de seda en la entrevista con Telemundo, así como de su secretario de Estado, John Kerry, son evidencia de que la sacudida no tiene su origen en los padres de los normalistas, los anarcos, los guerrilleros, Carlos Slim, Andrés Manuel López Obrador, Aristegui o Marcelo Ebrard. La ofensiva tiene una lógica geopolítica cuya intención es hacerle pagar a Peña Nieto su error de acercarse a China para obtener financiamiento para obras como el tren rápido a Querétaro. Los poderes económicos globales son los que tienen cercada la restauración del proyecto presidencialista. Y el dinero, como siempre, es la causa que mueve al mundo.

 

 

Bajo la presión norteamericana se han reunido todos los enemigos internos del presidente, quien además, carece de aliados por errores propios. No puede entenderse de otra forma que un intelectual del stablishment neoliberal como Enrique Krauze utilice de tribuna al New York Times para reclamar que Peña Nieto se disculpe con los mexicanos. ¿Qué le pasó al autor de La Presidencia Imperial? ¿Tuvo un ataque de conciencia o algo parecido? Improbable. Tanto como que un jovencito de 21 años haya podido colarse a una ceremonia de alto protocolo y saltar todos los filtros de seguridad en la entrega del Premio Nobel de la Paz sin que los cuerpos de seguridad noruegos hayan podido detectarlo. ¿O tiene el muchacho pinta sajona e iba vestido de gala? Patrañas.

 

 

La economía nacional se hundió en apenas un par de semanas, tanto por la caída de los precios petroleros —que alejan el interés de inversionistas que no provengan del vecino del norte ante el incremento de costos— como lo que ya es una devaluación en toda regla. A punto de llegar a los 15 pesos por dólar, la moneda nacional casi se ha depreciado 18 por ciento, impactando todas las variables del crecimiento e inflación del próximo año. La devaluación, esa palabra maldita de mi generación, ya llegó. Por tercer año, Luis Videgaray va a entregar pésimas cuentas y ya no tendrá pretextos.

 

 

Entre presiones y volatilidades, nadie puede mover con tanta celeridad el escenario económico como Estados Unidos. Y son los mismos medios internacionales los que alabaron el Mexico´s Moment, como ahora destazan la imagen de Peña Nieto: del talentoso liderazgo que The Economist, Wall Street Journal, Financial Times y New York Times le vendieron al mundo, hoy sólo queda un presidente que debe pedir disculpas, hacer caer al titular de la SCT y transparentar su patrimonio, como demanda Enrique Krauze.

 

 

Al vendaval desatado por el vecino del norte no ayudan en nada los dichos y hechos del equipo presidencial, verdaderamente enano a estas alturas. Riva Palacio ya soltó la gran verdad sexenal: no es lo mismo gobernar Toluca o Pachuca que México, y hasta Ricardo Alemán lo secundó. Cada salida, cada versión de los “hombres del presidente” lo único que hacen es echarle más gasolina a la hoguera. Como aquello de Aurelio Nuño en El País, de que “no vamos a ceder aunque la plaza pública pida sangre y espectáculo ni a saciar el gusto de los articulistas. Serán las instituciones las que nos saquen de la crisis, no las bravuconadas” o del Almirante Vidal Soberón, quien afirmó que los padres de los normalistas son “manipulados” y que eso le da mucho “coraje”. Catálogo de bestialidades.

 

 

Peña Nieto no tiene asidero ni de dónde sostenerse ante la conjura global. Incluso sus aliados como Televisa lo abandonaron: Azcárraga se aprovechó del Teletón para ajustar cuentas por el desgaste al que su empresa está sometida, y disparó dos misiles con Eugenio Derbez y Carlos Loret de Mola en una de las transmisiones más importantes del año. Peor, imposible.

 

 

Mientras, en el frente electoral, los enemigos se crecen y los supuestos aliados cobran caro. Este día vence el plazo para registrar coaliciones, y el Panal y el Verde piden más ante el desplome del PRI en casi 10 puntos. Del otro lado, la alianza PAN-PRD todavía se cocinaba hasta altas horas de la noche, y las fuentes de ambos lados revelan total incertidumbre del final, aunque Ricardo Anaya hará un gran anuncio este día al medio día en el CEN albiazul.

 

 

Si la conjura es internacional y desde Estados Unidos le mueven la cama a Peña Nieto, ¿hasta dónde van a llegar? ¿De verdad quieren tumbarlo o amainará la tormenta cuando el presidente ceda el motivo de la disputa? ¿Y qué es ese motivo de la disputa? ¿Los campos petroleros, el tren de alta velocidad, la cabeza de Gerardo Ruiz Esparza al frente de la SCT? ¿Cuánto tiempo más puede resistir en una situación insostenible?

 

 

Ni Peña Nieto, ni “La Gaviota”, ni ninguno de sus funcionarios tienen defensa: han sido omisos, soberbios, irresponsables, corruptos y negligentes. A los que primero debió correr fue a sus estrategas de comunicación David López y Alejandra Lagunes, pero ni esas cabezas ha entregado. Pero lo importante es el diagnóstico: en el marco de la indignación por la violencia e impunidad que tenemos los mexicanos, hay una conjura geopolítica invisible a nuestros ojos. Las horas avanzan críticas. Es tiempo de que el presidente saque la bandera blanca. Pido pido, como en los tiempos estudiantiles. 

 

 

 

 

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