Friday, 26 de April de 2024


Crónica: En el #MorenoValle4Informe nadie quiso ver el reloj del poder que corre incesante




Escrito por  Arturo Rueda
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La referencia, breve pero sustanciosa, tomó por sorpresa a los más de 7 mil invitados. Quienes apostamos a que Moreno Valle no iba a hacer mención al caso Chalchihuapan en el Cuarto Informe de Gobierno, que dio origen a la crisis política más grave del sexenio, nos equivocamos. El gobernador poblano tomó al toro por los cuernos para refrendar su particular estilo de hacer y entender la política. En síntesis, que lamentando las consecuencias, sometido a la misma prueba, volvería a hacer lo mismo, es decir, aplicar la ley con todo el rigor. Como siempre, va derecho y no se quita.

La referencia, breve pero sustanciosa, tomó por sorpresa a los más de 7 mil invitados. Quienes apostamos a que Moreno Valle no iba a hacer mención al caso Chalchihuapan en el Cuarto Informe de Gobierno, que dio origen a la crisis política más grave del sexenio, nos equivocamos. El gobernador poblano tomó al toro por los cuernos para refrendar su particular estilo de hacer y entender la política. En síntesis, que lamentando las consecuencias, sometido a la misma prueba, volvería a hacer lo mismo, es decir, aplicar la ley con todo el rigor. Como siempre, va derecho y no se quita.El boicot ordenado desde el CEN no le amargó a Moreno Valle su Día del Gobernador. Fue igual de aplaudido, apapachado y vitoreado que si hubiera asistido la clase política tricolor. De hecho, fue más astuto que los enrabietados tricolores: mandó a publicar un desplegado en nueve diarios nacionales agradeciendo a Enrique Peña Nieto todo el apoyo recibido. Pagó con cortesía la descortesía ordenada por César Camacho, que ni siquiera fue unánimemente obedecida, pues hubo quienes no lo pelaron.

 

 

Juan Carlos Lastiri, por ejemplo, rodeado de su pequeña corte de delegados federales, llegó al Auditorio Metropolitano Puebla sin despeinarse y fingiendo demencia por el boicot, al igual que Jorge Estefan Chidiac, ansioso de congraciarse con el régimen para que no descarrilen su diputación por Izúcar. Qué decir de Fer Morales, que descendió de un helicóptero picándose la panza con Ángel Trauwitz.

 

 

Además de esos tres esquiroles, tampoco los gobernadores se dieron por enterados si es que hubo una instrucción desde Bucareli. Diecinueve de ellos vinieron a respaldar a su homólogo, y de ellos, 13 fueron del tricolor. Entre las ausencias, Miguel Ángel Mancera, Aristóteles Sandoval y Pepe Calzada Rovirosa, así como Kiko Vega, fueron las que más se extrañaron.

 

 

Moreno Valle no va en tren bala a Los Pinos, sino paso a pasito. Así, en cada informe se acercan personajes curiosos de conocer el estilo político del mandatario poblano. Por primera vez se apareció ese bucanero de la política que es Monseñor Antonio Chedraoui, lastimado por el peñanietismo y ansioso de nuevos brazos a los que arrojarse. “Sayedna”, como le llaman los devotos de su iglesia, enterró el pleito que ya llevaba más de tres años que nació por razones desconocidas.

 

 

También se apareció por ahí Miguel Alemán Velasco, quien hasta hace un par de años bloqueó que en la entidad se realizara la Cumbre de Negocios para poder llevarla a Querétaro. Y como vocero de intereses inconfesables de numerosos poderes fácticos, Diego Fernández de Cevallos, flaco en extremo como si nunca se hubiera recuperado del secuestro, tomando nota de las alianzas político-empresariales del gobernador poblano, midiéndole los tamaños. No se puede obviar al padre Eugenio Lira, ya en lo más alto de la curia católica.

 

 

Apestados en todo el país,linchados por su responsabilidad en los hechos de Ayotzinapa, dueños de una franquicia agonizante, solamente en Puebla los Chuchos podían ser recibidos de forma cálida, con aplausos en vez de los insultos ganados a pulso. Carlos Navarrete y Jesús Zambrano se pasearon por el auditorio como si no debieran nada, en territorio seguro, saludada su alianza con el gobernador desde la tribuna.

 

 

Sin la sombra de Gustavo Madero, presto a recuperar su trono, Ricardo Anaya disfrutó su popularidad entre la tropa panista, que le reclamaba saludos y fotografías. La cargada hacia el proyecto poblano se fortaleció con la presencia de Margarita Arellanes, la candidata panista a la gubernatura de Nuevo León, así como Jorge Rosiñol, el abanderado en Campeche. No se vio por ahí a Gustavo Madero, el verdadero jefe nacional, pero sí a Miguel Ángel Yunes, seguro diputado federal en la próxima legislatura y emblema de la corrupción mexicana.

 

 

Quien sorprendió a propios y extraños con su sencillez fue Margarita Arellanes, quien fue presentada a la clase política y empresarial por Marcelo García Almaguer.

 

 

Como no podía ser de otra manera, el panista más solicitado, apapachado, abrazado y sobado fue Eukid Castañón, quien vive sus mejores horas tras jornadas extenuantes de trabajo en la construcción del proyecto nacional morenovallista, y quien a partir de septiembre tendrá una nueva cancha.

 

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En el principio fue el cierre. Puebla es nuestra casa y México nuestra causa común, dijo Moreno Valle, disparando a los invitados de los asientos, que a lo largo de 40 minutos nuevamente fueron testigos de una ráfaga apabullante de cifras. Que si en Salud, Infraestructura, becas, carreteras o Turismo, siempre comparando con el sexenio anterior de Marín, o los últimos cuatro sexenios del PRI, pese a que los ex gobernadores Guillermo Jiménez Morales, Mariano Piña Olaya y Melquiades Morales se encontraban ahí presentes.

 

 

El cuarto informe fue un puente entre pasado y futuro, reflejo del cumplimiento de la oferta de campaña. El acto arrancó con la transmisión de un video que contrastaba al Moreno Valle candidato ofreciendo mototractores, becas y computadoras a estudiantes, créditos a la palabra a mujeres, el CRIT del Teletón, el rescate de La Constancia, la construcción del Parque Metropolitano, la primera línea de RUTA, e inmediatamente al Moreno Valle gobernador dando cumplimiento a esas acciones.

 

 

Un storytelling de eficacia: lo que se prometió como candidato lo cumplió como gobernador.

 

 

A medio discurso, una enorme fotografía se impuso en las dos pantallas gigantes, imagen que se sostuvo varios segundos: Moreno Valle y Peña Nieto, un destino compartido. Inmediatamente, la misma receta pero ahora con un apretón de manos sincero con el titular de Bucareli, Osorio Chong.

 

Cada año se avanza un sexenio, y cada informe se estrena un nuevo recinto. El primer informe en el Centro Expositor; el segundo en el CIS; el tercero en el renovado Auditorio de la Reforma y ahora, el cuarto, en el lujosísimo Auditorio Metropolitano Puebla, que a diferencia de los recintos anteriores, permite posicionar acarreados en la parte superior que, de cuando en cuando, se atreven a lanzar un ¡viva Moreno Valle!, sin salirse del guión ni hacer referencia a la carrera presidencial.

 

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El alud de cifras, obras y logros parece no reseñable para una crónica. El afán es demostrar que cada año de su administración se avanza lo que un sexenio de gobierno priista, lo que sin duda debió avergonzar a los ex gobernadores del partidazo, pero ya se sabe que don Guillermo y Melquiades no guardan hard feelings!

 

 

Algo de razón debe tener su larga serie de estadísticas cuando afirma que ya lleva 13 mil 600 millones invertidos en infraestructura: distribuidores, puentes viales, pavimentaciones con concreto hidráulico. Obras, obritas y obrotas que empiezan a ser cuestionadas por su costo, pero también por su calidad.

 

 

Despliegue de imágenes, cifras, estadísticas que seguramente ruborizaron a más de uno de los gobernadores presentes, especialmente priistas, que ven con una mezcla de temor y admiración el perfil creciente en la esfera nacional del gobernador poblano. ¿Se sentirán frustrados cuando regresan a sus estados?

 

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Ante la cargada y el tren bala que comienza a tomar velocidad, el personaje más sereno parece ser el propio Moreno Valle, que con disciplina evita caer en las trampas que le ponen sus enemigos. Lejos de caer en la provocación del veto tricolor erigido desde el CEN, lo ignoro de plano, así como las diatribas pusilánimes en el Congreso en voz de Sergio Salomón Céspedes, se dedicó a tirarle elogios al presidente.

 

 

La trama luce bien definida. Un candidato que prometió mucho y un gobernador que cumplió mucho. Imágenes del pasado con las del presente, y claro, el futuro luminoso. En el camino, se adueñó del PAN nacional, colocó a sus mejores operadores en San Lázaro, y desde ahí emprendió un camino sin retorno.

 

 

Y sin embargo, falta mucho tiempo para saber si la historia tendrá un final feliz. El reloj corre imparable y la única sentencia es que a esta gubernatura le quedan dos años. Ayer, en el cuarto informe, y en el pináculo del poder, nadie volteó a ver el reloj del poder

 

 

 

 

 

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