Tuesday, 07 de May de 2024


Jiménez Merino y los narcobúfalos de agua de los Beltrán Leyva




Escrito por  Arturo Rueda
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En el expediente del todavía delegado de la Sagarpa pesan sobre todo dos cosas: su filiación marinista, y en su segundo paso por Desarrollo Rural un episodio no explicado sobre apoyos para búfalos de agua que terminaron beneficiando a un narcotraficante llamado Ismael Coronel Sicarios, ligado al grupo de los Beltrán Leyva

Juan Carlos Lastiri tenía al candidato ideal para nuevo dirigente del PRI: manejable, soso, gris y mediocre. Tan bajo su perfil que por más que lo quiso vender ante diferentes sectores, liderazgos, el gobierno federal y el CEN tricolor, nadie pudo tomarlo en serio. El profe Alberto González, ex diputado federal por Tepeaca, siempre fue una mala broma que nunca tomó forma. Por ello, el subsecretario de la Sedeso ha virado sus simpatías a un personaje que comparte el mismo perfil mediano, pero que genera un poco de mayor respeto: el delegado de la Sagarpa, Alberto Jiménez Merino, a quien ya vende en círculos mediáticos como el nuevo dirigente estatal del PRI. El objetivo del destape prematuro es cerrarle el paso a quien, auténticamente, ha conciliado respaldos locales: el diputado federal José Luis Márquez. Pero entre paisanos te veas: Lastiri hará lo imposible y más allá por cerrarle el paso.

 

 

El subsecretario de la Sedeso camina sobre hielo delgado una vez que su doble careta ha sido detectada tanto por el gobierno morenovallista como por sus patrones en el gobierno federal. Aquí es aplaudidor, le rinde pleitesía al gobernador y se declara su aliado más conspicuo. Pero apenas deja territorio poblano y entra a Río Frío, se transmuta en el crítico más feroz, lanza anatemas y maldiciones acerca de todo lo que huele a Moreno Valle. Conspira con el oficial mayor de Gobernación, Jorge Márquez, ejerce de corre ve y dile, lleva y trae chismes, con tal de destruir la relación entre Moreno Valle y Peña Nieto.

 

 

Pero en política cuenta el colmillo largo y retorcido: desde Casa Puebla se decidió dejar de enfrentarlo frontalmente y, mejor, exhibir su doble juego. Su presencia como aval y legitimador del cumplimiento de los siete compromisos notariales “cumplo o me voy” en el CIS no fue gratuita, sino una petición directa del gobernador Moreno Valle al presidente Peña Nieto, quien autorizó sin problemas.

 

 

Lastiri hizo el papelazo de su vida al avalar el “cumplo o me voy”, y hábilmente, Moreno Valle exhibió el doble juego de su mayor crítico. El subsecretario no tuvo remedio que tragarse el sapo al sonreír una y otra vez al darle su aval, al mismo tiempo que felicitaba el cumplimiento de los compromisos de campaña.

 

 

Siempre en complicidad con Jorge Márquez, el zacatleco retoma el plan de conquistar la dirigencia estatal del PRI para uno de sus aliados. Falló con el mediocre Alberto González, pero cree triunfar con Alberto Jiménez Merino. ¿Pero en verdad alguien cree que el delegado de la Sagarpa es el dirigente que necesita el PRI en la coyuntura morenovallista?

 

 

A Jiménez Merino se le recuerda… por nada.No tiene algún pasaje memorable en su vida política. O sí, porque ha sido dos veces el responsable del campo poblano. Una vez con Melquiades Morales, otra con Mario Marín. Y en ambas ocasiones no dejó recuerdo perdurable: ni mejoró las condiciones de los campesinos, ni hizo más productivo al sector. Pese a su grisura, dos veces ha sido diputado federal, con los mismos mediocres resultados. En el mejor de los casos, Jiménez Merino es tibiecito. Como el ombligo, ni hace bien, ni hace mal.

 

 

Blandito de personalidad, Jiménez Merino quiere vender la idea de que no será un “colaboracionista” de Moreno Valle. Su biografía, sin embargo, indica que el delegado de la Sagarpa no le hace feo a nada. Lo mismo fue melquiadista que marinista —fue compañero de gabinete con Lastiri— sin hacer gesticulaciones. Compañero diputado federal de Moreno Valle, nade en él avala la integridad de que no caerá en negociaciones sospechosas.

 

 

Pero en el expediente pesan sobre todo dos cosas: su filiación marinista, y en su segundo paso por Desarrollo Rural un episodio no explicado sobre apoyos para búfalos de agua que terminaron beneficiando a un narcotraficante llamado Ismael Coronel Sicarios, ligado al grupo de los Beltrán Leyva. Luego de que Coronel Sicarios fue detenido y se desató el escándalo, Jiménez Merino sólo atinó a decir que “no sabía de su relación con el narco”. Casi casi se le chispoteó.

 

 

Un presidente del PRI ligado al narcotráfico y los Beltrán Leyva. La idea sólo se le pudo ocurrir a Juan Carlos Lastiri. ¿De veras creen que Alberto Jiménez Merino debe ser el nuevo presidente del PRI?

 

 

 

 

 

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