Tuesday, 23 de April de 2024


Innombrable y desechable, la despedida de RMV de la Conago




Escrito por  Arturo Rueda
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El Presidente Peña Nieto le aplicó a Moreno Valle la misma táctica que el propio gobernador poblano le ha aplicado a muchos de sus aliados: usar y luego desechar una vez que los fines se han cumplido. Aplicarle caducidad a los acuerdos, seducir en los momentos de necesidad y después botar, ya que los objetivos llegaron a su fin

Las palmas de las manos de los súbditos locales no llegaron a chocar en un aplauso. Ni al principio. Ni en medio. Ni al final de su discurso. El presidente Enrique Peña Nieto nunca pronunció el nombre de su anfitrión Rafael Moreno Valle. Como un nuevo innombrable, el título de “gobernador de Puebla” sólo apareció una vez en su discurso para agradecer la hospitalidad. Pero nada más.

 

 

Para mayor desesperación de la audiencia morenovallista, ya en la recta final de su mensaje, el Presidente tuvo la cortesía de felicitar al nuevo encargado de la Conago, el gobernador de Aguascalientes, Carlos Lozano de la Torre, y desearle éxito. Pero felicitar al presidente saliente, o sea Moreno Valle, nada. Homenajearlo por su decidido apoyo en la aprobación de las reformas, cero. Agradecerle todas las horas que dejó de gobernar a Puebla para atender las órdenes de Los Pinos, nanay.

 

 

Se entiende perfectamente la lógica. El Presidente Peña Nieto le aplicó a Moreno Valle la misma táctica que el propio gobernador poblano le ha aplicado a muchos de sus aliados: usar y luego desechar una vez que se han cumplido los fines. Aplicarle caducidad a los acuerdos, seducir en los momentos de necesidad y después botar, ya que los objetivos llegaron a su fin.

 

 

Tres personas ilustran a la perfección la táctica del usar y luego desechar.

 

 

En primera fila, su madrina Elba Esther Gordillo. En pleno aniversario de su encarcelamiento, su ahijado poblano prefirió pasearse del brazo de su encarcelador sin mostrar algún asomo de rubor, ni de rabia. Todos los apoyos que recibió de ella para llegar a la gubernatura, ya fueron. Lo importante es acomodarse para que no lo encarcelen a él. Úsese y tírese.

 

 

En segundo fila, su cuñado y amigo Fernando Manzanilla Prieto, a quien trajo y después largó a su conveniencia. Primero le rogó que viniera a poner orden en su campaña en 2010. Luego que diseñara el gobierno y se hiciera cargo de la SGG. Pero en algún punto de 2013 comenzó a aborrecerlo, al grado de que impidió asumiera una diputación plurinominal que ya había ganado. Úsese y tírese.

 

 

Más lejano en el recuerdo, la panista Violeta Lagunes fue expulsada del paraíso morenovallista después de la victoria en 2010 sin mediar explicación, pese a que fue una de sus porristas más estridentes al interior de Acción Nacional y operadora para que Moreno Valle ganara la candidatura. Varios años de apoyo durante los años de carencias no fueron suficientes para pagarle su lealtad. Úsese y tírese.

 

 

En esta versión pragmática del poder, todas las alianzas son coyunturales y dependen de la necesidad del momento. El personaje más cercano al círculo de poder puede ser alejado si ya no resulta útil. Un enemigo de largo tiempo se vuelve objeto de seducción y conquista mientras tenga algo que aportar a la causa. Luego, otra vez, será desterrado.

 

 

En la concepción morenovallista del poder, nadie tiene un sitio seguro y ninguna alianza es lo suficiente sólida para no romperse. Moreno Valle, copiando algunos rasgos de Elba Esther Gordillo, se ha especializado en la ruptura de esos compromisos inventando agravios, la mayoría infundados. Lo que con voluntad y seducción se logró, con sentimientos de despecho se destruye. “Está encabronado contigo”, dicen sus operadores, como si su enojo fuera mayor que las siete pestes bíblicas. Pleitos rancheros, vaya.

 

 

Durante seis meses, Moreno Valle se sintió imprescindible para el gobierno federal. Habitante del sobaco del Presidente. Que los agravios y las diferencias políticas habían sido superados totalmente. Sentado a su lado, Luis Videgaray Caso no hizo esfuerzo para disimular su molestia e incomodidad. ¿Qué mosca le picó?

 

 

El Presidente llegó tarde y se fue con prisa. Apenas tomó su helicóptero para regresar a Los Pinos, el resto de los gobernadores desaparecieron y no se quedaron a la comida de honor que fue llenada por los anfitriones con cara de desconcierto.

 

 

Pocos entendieron la lección. Que “el que a hierro mata, a hierro muere”. Y que quien usa y tira, más tarde que temprano será usado y desechado.

 

 

 

 

 

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