Saturday, 20 de April de 2024


El modelo de comunicación morenovallista colapsó; el tripack no detiene la crítica




Escrito por  Arturo Rueda
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Los portales de información oficial no se leen ni por accidente. Ya se sabe que las buenas noticias no son noticia. Milenio, por ejemplo, ya ni siquiera tiene portal local por decisión de la gerencia nacional del medio. Los de Síntesis o El Sol nunca pudieron despegar. Y algunos que tenían buen posicionamiento, como Puebla Online, se desplomaron a niveles de Imagen Poblana o Contraparte Informativa, cuando optaron por la docilidad. Esa es la realidad de los medios digitales

Chalchihuapan es la frontera que marca un antes y un después para el régimen morenovallista. Además de la crisis política y de gobernabilidad, provocó el colapso del modelo de comunicación del gobierno estatal y demostró que el esquema del tripack es infuncional. Los medios aliados al régimen no pueden contener el flujo informativo negativo alrededor de la figura de Moreno Valle. Aunque cumplen con la consigna del silencio, se ven desbordados ante la avidez de los poblanos por consumir información crítica. Las alianzas con El Sol de Puebla, Síntesis, Milenio, Puebla Online, Sexenio, las radiodifusoras y televisoras son estériles, ya que la realidad hoy se filtra a través de los llamados medios críticos y las redes sociales. La coordinación de medios locales a cargo de Fernando Crisanto está totalmente rebasada.

 

 

La política de comunicación del morenovallismo fue diseñada en tiempos de plena legitimidad y cero desgaste alrededor del concepto de polarización. Desde el principio del sexenio hubo una lista negra de los medios con los que no se quería nada: ni tratos comerciales ni eco mediático. Además hubo otra directiva: con los medios que sí, los tratos se darían con los empresarios y no con los periodistas para asegurarse que fueran los dueños quienes se encargaran de cumplir las directrices. Esas alianzas funcionaron cuando el gobierno producía noticias positivas y había logros que vender a la opinión pública.

 

 

Con más o menos cambios, la alineación quedó distribuida en dos bloques. Los “Aliados del morenovallismo” —El Sol, Milenio, Síntesis, Sexenio, radiodifusoras y televisoras— y los “Enemigos” —e-consulta, Status, La Jornada de Oriente, Intolerancia, Central, CAMBIO—. Uno que otro logró congraciarse para salir del infierno con base a magistrales cunnilingus, como Puebla Online y La Ke Buena de Pepe Hanan. Pero en términos generales así conformó el morenovallismo su espectro mediático.

 

 

La supuesta base de este modelo fue la audiencia. Pero la realidad del consumo informativo en portales de internet y redes sociales también rebasó a los estrategas en comunicación de Moreno Valle. Los datos duros de Comscore indican que de los seis portales informativos más visitados de Puebla, solamente Sexenio —que ocupa el segundo lugar— es considerado medio “oficial u aliado”. Los otros cinco —posiciones 1, 3, 4, 5 y 6— no responden a las directrices de Casa Puebla —CAMBIO, e-consulta, La Jornada de Oriente, Central e Intolerancia—.

 

 

Los portales de información oficial no se leen ni por accidente. Ya se sabe que las buenas noticias no son noticia. Milenio, por ejemplo, ya ni siquiera tiene portal local por decisión de la gerencia nacional del medio. Los de Síntesis o El Sol nunca pudieron despegar. Y algunos que tenían buen posicionamiento, como Puebla Online, se desplomaron a niveles de Imagen Poblana o Contraparte Informativa, cuando optaron por la docilidad. Esa es la realidad de los medios digitales rebasados por su oficialismo. Cualquiera que tenga acceso al panel de Comscore puede comprobarlo.

 

 

Por si fuera poco, los periodistas de los medios oficiales no están comprometidos con la defensa de la verdad del régimen. Se limitan a callar, pero no debaten en la esfera pública. Sus periodistas solamente saben tirar elogios a diestra y siniestra, ahora a este y ahora a aquel, y ante los hechos ominosos como en Chalchihuapan, prefieren callar, dejar de escribir varios días como puntillosamente ayer lo evidenció Selene Ríos en su columna. E incluso cuando ya retoman el tema, con varios días de retraso, como este día lo hace Mario Alberto Mejía, se suman a la sorna de las “piedras de gran calibre”.

 

 

En radio las cosas no son mejores, como lo ejemplifica la tensa relación entre el morenovallismo y Cinco Radio. Aunque hay acuerdo con la empresa, también hay un pleito sordo con el periodista Javier López Díaz, conductor estelar del noticiero con mayor rating. En por lo menos tres ocasiones han pedido su cabeza a Coral Castillo, como relató @AleMondras, pero la dueña dijo no. La empresa sufrió las consecuencias con reducciones a su convenio. También es conocido que el conductor Iván Mercado fue suspendido tres semanas, a petición del gobierno, como castigo por la osadía de entrevistar a Ernesto Cordero durante el proceso interno del PAN. Y qué decir de Carlos Martín, quien ahora paga de su bolsa la nómina de los reporteros de los que Acir no quiere hacerse cargo, cuando antes recibía ayuditas extras que ahora no llegan.

 

 

En el terreno ético las cosas no cambiaron. El dueño de un periódico, a través de su hijo, recibió importantes montos de obras públicas y PPS. En el caso del medio sexenal hay pistas de la presencia en la asignación de PPS para alumbrado público.

 

 

Con cuatro años de protección al régimen, los medios oficialistas quedaron desgastados, sin credibilidad, y ya no tienen la capacidad de contener los escándalos que el régimen morenovallista genera cada semana. No pudieron con los tarifazos de Concesiones Integrales, ni con la polémica por la #LeyBala y muchos menos con los abusos policiacos en Chalchihuapan. Pero lo peor es que primero los someten al desgaste de callar, ocultar, y cinco días después, cuando ya se les ocurre hablar, los obligan a someterse a la versión oficial. El modelo de comunicación se quebró y no se ve cómo puede repararse.

 

 

 

 

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