Saturday, 20 de April de 2024


El peor escenario de Moreno Valle: todos sus enemigos juntos




Escrito por  Arturo Rueda
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Moreno Valle cavó su tumba creando un repudio veloz e inédito al interior de su casa mientras andaba extraviado en sus sueños presidenciales. Creyó que ya no necesitaba a los poblanos más que como fuente de ingresos para sus ambiciones. El incendió está ahí, en los que antes lo aprobaban y ahora lo reprueban. Cualquier otra explicación al proceso de efervescencia social que llevó a reunir a tantos enemigos es banal. Tanto como el desprestigio que devora al “Góber Bala”.

Puebla vive un proceso de sublevación social en contra de Moreno Valle y su política del terror. El incendio en casa sigue avanzando y no se ve por ningún lado al camión de los bomberos. Ayer, el peor escenario del gobernador poblano comenzó a configurarse cuando todas las víctimas de su autoritarismo marcharon juntas en la carava “Por la dignidad de los poblanos”. Brazo a brazo, presidentes de juntas auxiliares, mototaxistas, expropiados de Cholula, pobladores de Chalchihuapan, vendedores ambulantes y hasta los ex concesionarios de verificentros se unieron en un frente que rompió los intentos de boicot. Sin una figura representativa, grupos sociales golpeados por las medidas autoritarias del régimen tuvieron su primer punto en común en la petición de renuncia del “Góber Bala”. ¿Cuántos opositores más se van a juntar?

 

 

Así que ahora Moreno Valle tiene dos problemas que atender con urgencia. Uno es la evaluación que se hace en Los Pinos para determinar si le piden que abandone Casa Puebla. La otra es el proceso de sublevación de las víctimas de su estilo arrebatado de gobierno, justamente lo que arrancó la crisis de gobernabilidad. Los datos de las mediciones de la evaluación de su gobierno confirman la pérdida acelerada de respaldo: desde enero, previo al III Informe de Gobierno, la encuesta de Mas Data reveló que la aprobación había llegado al 61 por ciento, la cifra más baja del sexenio.

 

 

Después de una subida artificial provocada por la campaña publicitaria del informe, el “Góber Bala” volvió a caer abajo del 60 por ciento, como lo demuestra la encuesta semestral de Mas Data. Pero la evaluación del gobierno va en picada tras los hechos de Chalchihuapan, como evidencia la encuesta del BEAP, de Rodolfo Rivera Pacheco, en Status. La aprobación total cayó a 36.3 y la parcial a 21.8. La suma de ambas, 58 por ciento, indica que por primera vez en el sexenio Moreno Valle está reprobado por los poblanos.

 

 

El boquete en la línea de flotación del régimen vive ahí, en la pérdida del consenso. Y si Carl Schmitt tenía la razón, la política se define a partir de la confluencia de amigos y enemigos, Moreno Valle acumula enemigos rápidamente, más de lo que el sistema puede procesar. Esa acumulación tiene fecha precisa: la victoria en las elecciones intermedias que le dio el control absoluto, absolutísimo del Congreso local.

 

 

El régimen perdió apoyos entre todos los sectores económicos de la población, y en todo el estado. A los constructores locales les quitó la obra pública para entregársela a empresarios foráneos. La burocracia perdió empleos, beneficios, y los pocos que sobreviven en las oficinas públicas están sometidos a un régimen de terror. A los panistas no les cumplió en darles chambas y hasta terminó persiguiendo a su figura emblemática, Eduardo Rivera Pérez. La llegada de Antonio Gali sirvió para desembarazarse de los pocos albiazules que se había acomodado en la ubre municipal.

 

 

La privatización del aguay los nuevos tarifazos pegaron en todos lados: clases bajas, medias y ricos que, de un día para otro, vieron llegar recibos con aumentos del 100 al 300 por ciento, especialmente las tarifas comerciales. Precisamente a los empresarios antes les había impactado con el incremento del 50 por ciento del Impuesto Sobre la Nómina, al subirlo de 2 al 3 por ciento sin medidas de compensación.

 

 

La clase media, especialmente, se vio agraviada con las fotomultas y su conexión al pago del control vehicular. No hay forma de escaparse. Ahora, para redondear el negocio, viene el aumento a la verificación, para lo que se cancelaron las 84 concesiones de centros verificadores para entregarlos a nuevas empresas que vienen del DF, casi todas señaladas por corrupción.

 

 

El autoritarismo llegó a niveles extremos con la reforma a la Leyde Expropiación para crear un procedimiento exprés que autoriza la ocupación ipso facto cuando se trate de obras públicas. Estrenada para cobrar viejos agravios familiares con la expropiación de la hacienda Tamariz, el Poder Judicial Federal otorgó la suspensión definitiva. Los propietarios de los terrenos aledaños a la pirámide de Cholula ya plantean la misma defensa en términos jurídicos, aderezados con la movilización. Si la nueva ley de expropiación quería atemorizar, nadie se amedrentó.

 

 

Ya enfrentado a las clases medias y altas, atacando a mototaxistas y a opositores del gasoducto Morelos, a Moreno Valle se le ocurrió otra idea genial: pelearse con las clases bajas de las juntas auxiliares para quitarles el Registro Civil so pretexto de una “modernización” que no ha sido implementada. Sin posibilidad de obtener actas de defunción, nacimiento o matrimonio en las más de 650 juntas de todo el estado, se implantó un conflicto social sin sentido, excepto por apropiarse de las ganancias que dejaba esa función.

 

 

Las clases altas y medias expresan su repudio a través de las redes sociales, llenas de comentarios en contra de Moreno Valle. Pero las bajas solamente tienen la movilización como mecanismo de expresión. Para frenarlos se aprobó la Ley Bala, y el cóctel de descontento explotó el 9 de julio en el desalojo de la autopista a Atlixco, pero pudo ser antes o después. El muerto ya se veía venir. En el operativo contra los mototaxis en Coronango, en la detención de los opositores al gasoducto, en la primera movilización de juntas auxiliares en Tehuacán.

 

 

Moreno Valle cavó su tumba creando un repudio veloz e inédito al interior de su casa mientras andaba extraviado en sus sueños presidenciales. Creyó que ya no necesitaba a los poblanos más que como fuente de ingresos para sus ambiciones. El incendio está ahí, en los que antes lo aprobaban y ahora lo reprueban. Cualquier otra explicación al proceso de efervescencia social que llevó a reunir a tantos enemigos es banal. Tanto como el desprestigio que devora al “Góber Bala”. No valen quejas ni conspiraciones de opereta.

 

 

 

 

 

 

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