Viernes, 26 de Abril del 2024
Jueves, 21 Mayo 2020 02:49

El Neoliberalismo prefiere pagar gastos funerarios

El Neoliberalismo prefiere pagar gastos funerarios Escrito Por :   Javier Arellano Ramí­rez

Esto de ninguna manera fue una cuarentena. Más bien debería considerarse un receso en las actividades económicas y laborales. Fueron unas cuantas semanas en las que se exhortó al Quédate en Casa, pero que en Puebla no tuvo eco social.


 

Prácticamente el lunes 18 de mayo los grandes sectores sociales reiniciaron sus actividades de manera normal. Pese al programa Hoy no Circula en la Angelópolis, las avenidas y calles están saturadas, como si la vida de la ciudad continuara de manera natural.

 

Nada más alejado de la realidad.

 

El gobernador Barbosa Huerta ya anticipó que el desbordamiento social va a causar altos niveles de contagio, con terribles consecuencias.

 

El lunes 18 se informó que en Puebla se estaban registrando poco más de 80 contagios diarios, pero el miércoles 20 la cifra que se reveló fue de 123 transmisiones en un día.

 

El ejemplo que nos dieron desde hace dos meses se ve reflejado en la realidad. El virus tiene un crecimiento geométrico. No existe manera de detenerlo, ni controlarlo, más que el aislamiento social.

 

Pero para el neoliberalismo, el aislamiento representa un suicidio financiero, algo que nunca van a permitir. 

 

La corriente que a nivel global representa Donald Trump, propugna por reemprender -a la brevedad- las actividades industriales y productivas, al costo que sea.

 

Esta postura se está extendiendo rápidamente en México. Las empresas automotrices han mostrado un interés urgente en reiniciar labores a la brevedad; no importando el costo en vidas humanas.

 

Para los grandes consorcios, para los emporios financieros pagar indemnizaciones y gastos funerarios son pérdidas minúsculas en comparación al cierre temporal de sus plantas.

 

La vida humana ha quedado reducida a las cantidades que representa en gastos luctuosos.

 

El problema es que esta reapertura de actividades económicas provocará que el llamado pico de la pandemia COVID-19 se sostenga por semanas o tal vez por meses enteros.

 

Los niveles de contagio serán exponenciales; el sistema de salud se verá colapsado, rebasado completamente. La comorbilidad que se presenta en México provocará una tasa de letalidad que rebasará por mucho a la de países europeos.

 

Para las empresas automotrices y sus proveedores, para las grandes cadenas comerciales pagar los gastos funerarios de algunos trabajadores será una pérdida minúscula, para ellos es un gasto menor.

 

Pero todas esas familias quedarán fracturadas, desgarradas, cuando el padre, el hermano, el tío que era el sostén económico esté ausente. Lo mismo va a pasar con los pequeños comercios, que no se podrán recuperar de la pérdida de uno de sus pilares.

 

A las transnacionales no les importan los pequeños comerciantes o los millones de mexicanos que se dedican a la informalidad. Para los poderes financieros sólo cuentan sus intereses y nada más.

 

El camino a la Nueva Normalidad es una exigencia de los grandes agentes económicos, para quienes las vidas humanas solo son pequeños cheques. Probablemente ya fueron pactados descuentos sustanciales con funerarias y hornos crematorios. 

 

La sociedad queda sometida a los más infames poderes financieros y sólo unas cuantas voces políticas lo están señalando.

 

Los demás guardan un silencio cómplice.

 

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