Quizá es momento de echar mano de la valentía y arrojo del que tanto nos critican a los mexicanos.

Y no hablo de una valentía que busque directamente contagiarse y desafiar todas las medidas preventivas. Sino hacer uso de ese valor lleno de optimismo que nos hace suponer que las cosas van y deben mejorar.

Más de 36 mil personas en la entidad con un trabajo formal al día de hoy están desempleadas, por él coronavirus, estamos en situaciones  de estrés, depresión y ansiedad, pero cualquier momento es tiempo para crecer y emprender.

No importa si eres católico, ateo u ortodoxo, aférrate a todo lo positivo que encuentres en tu vida. Todo indica que este virus nos acompañará un buen rato, así que debemos adaptar nuestro estilo de vida a la llamada Nueva normalidad.

Esta vez -sólo esta vez- no busquemos culpables, sino soluciones. Es momento de la reflexión y de cuestionarse detalles de nuestra nueva realidad; ¿Cómo puedo adaptar mi negocio a la nueva normalidad?, ¿Qué medidas tomaré en mi trabajo para cuidarme?, ¿Cuáles serán los nuevos hábitos en casa para evitar contagios?, cuestionamientos personales que van más allá de toda estrategia y decreto.

La Nueva Normalidad nos ofrece reinventarnos, mejorar como seres humanos, darnos cuenta de que todo, absolutamente todo es tan frágil ante un virus. Ya es momento de llamarle a ese familiar del que te alejaste hace años. Es momento de leer ese libro o acabar la tesis. Es momento de emprender, de arriesgar y de sentir todo aquello que anhelamos por mucho tiempo.

Esta vez la vida nos está dando la oportunidad de cambiar las cosas, de vivir de otra manera, de demostrar que somos y seguir hacia adelante.

Les mando un abrazo y no olviden quedarse en casa en la medida de lo posible.