Olga Méndez difundió a inicios de este mes un mensaje de Twitter dando cuenta que se sintió como “delincuente”, producto del operativo de la administración barbosista al restaurante de su propiedad, ubicado en la zona de La Noria, para certificar si estaba cumpliendo con no dar servicio en mesa, como lo marca la actual normatividad sanitaria al estar Puebla en semáforo rojo.
“Me sentí delincuente, pero dice el Deri que si no me apuntaron o amenazaron es parte de su actuar”, expresó en esa ocasión.
De inmediato vinieron reacciones de apoyo al considerar que esta acción formaba parte de una estrategia intimidatoria contra la representante empresarial que ha insistido en la reapertura del servicio tomando en cuenta las normas de sanidad, con la finalidad de evitar más cierres de negocios y rescatar fuentes de empleo.
La molestia es permanente al estimar que no existe piso parejo porque las instancias gubernamentales están sin atender en plena pandemia, la presencia de puestos de comida en vía pública, es decir ambulantes, los cuales en su gran mayoría, laboran sin las medidas de prevención en diferentes puntos de la ciudad sin que les prohíban hacerlo.
Sin embargo, la presidente de la CANIRAC no es una víctima del actuar gubernamental, como lo hizo creer.
Al menos eso dicen los restauranteros, y empiezan a deslindarse de su representante que ya no tiene el apoyo al 100 por ciento.
¿El motivo?
Su doble discurso.
Mientras públicamente dice que los restaurantes cumplen sin dar servicio y solamente alimentos para llevar, la realidad es diferente.
El operativo a su restaurante no fue una represalia contra Olga Méndez, fue el cumplimiento a una denuncia ciudadana por atender en sus instalaciones a un grupo de personas de origen español.
Se asegura que existen pruebas a través de un video de circuito cerrado.
Para evitar que fuera sorprendida, entonces hizo que los comensales salieran por la puerta de atrás.
Eso lo saben los afiliados y una buena parte están decepcionados de su representante.
De ahí que ya no goce de toda la confianza y por eso en los últimos días, se dice, ya cada quien jala por su lado.
No resulta extraño que principalmente algunos restaurantes ya empiecen a ofrecer servicio en mesa, especialmente fines de semana, como en la zona de Sonata de Angelópolis o al pie de carretera sobre la carretera federal a Atlixco.
Ningún negocio puede mantenerse a flote tres meses cerrado.
Se reconoce la exigencia de la industria de servicios abrir de manera paulatina con base en las normas de sanidad, tal como se lleva a cabo en otras entidades, pero tampoco es válido exigir sin predicar con el ejemplo como lo hace la presidenta de la CANIRAC.
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@Marcomironc