Jueves, 02 de Mayo del 2024
Lunes, 17 Agosto 2020 02:25

Legitimidad popular para la dirigencia de MORENA

Legitimidad popular para la dirigencia de MORENA Escrito Por :   Euripides Flores

El presidente López Obrador lo ha dicho en varias ocasiones: si no tuviera el apoyo del pueblo, los conservadores ya lo habrían avasallado. La actual dirigencia interina de MORENA debería escuchar con atención a AMLO. En una auténtica democracia la única legitimidad posible es la del pueblo. En este momento, esa legitimidad para dirigir nuestro movimiento solo se puede obtener consultando al pueblo a través de una encuesta abierta.


 

Una dirigencia política debe tener muchos atributos, pero ninguno es suficiente si no cuenta con legitimidad. Esta condición es el consenso que se genera entre los dirigidos para aceptar las directrices y decisiones de quien encabeza un movimiento. Y no se consigue por decreto. En MORENA, la única legitimidad posible es la emanada del pueblo.

 

Al interior, la legitimidad permite una eficaz dirigencia. En tanto hay consenso alrededor de ella, los actores al interior del movimiento lo aceptan como interlocutor, mediador y, en ocasiones, hasta resolutor de los conflictos naturales en una organización política.

 

Al exterior, la legitimidad es herramienta fundamental para la lucha política. Sin esa herramienta, un dirigencia no puede enfrentar a las fuerzas externas que luchan en contra del movimiento por el simple hecho de que no está cimentada sobre bases sólidas.

 

En semanas recientes, cada vez más actores de los más diversos ámbitos al interior de MORENA ha alzado la voz para pedir una renovación de la dirigencia del movimiento que permita la llegada de personas con la legitimidad necesaria para enfrentar la dura lucha política que tenemos enfrente.

 

Estos actores han entendido el contexto que estamos enfrentando. La lucha política hoy, más allá de una lucha ideológica entre partidos políticos o de una contienda electoral, es una lucha contra un régimen que se niega a extinguirse y, por tanto, pelea a muerte contra nuestro Presidente y el movimiento que él representa.

 

Tan intensa es la lucha que en ese mismo nivel de fuerza deben estar la dirigencia del movimiento. El Presidente debe gobernar para todos. El movimiento debe enfrentar abiertamente a los conservadores. Pero cómo los va a enfrentar si la dirigencia está totalmente cuestionada y, por tanto, debilitada. ¿A dónde nos va a llevar una dirigencia así?

 

Más allá de la serie interminable de pretextos para no renovar la dirigencia, en lo político, quienes encabezan a MORENA deben saber que urge la legitimidad popular para enfrentar lo que se viene. No solo por salud del movimiento sino por solidaridad con el Presidente. De poco o nada le va a servir un movimiento encabezado por una persona sin legitimidad popular.

 

MORENA es un movimiento de dimensión nacional  y popular. Este movimiento debe ser el que aglutine al obradorismo, que por lo menos son más 30 millones de votantes; para ello, debe tomar en cuenta a todas las personas que coincidimos en la necesidad de que continúe la transformación. MORENA no es solo de quien tiene una credencial.

 

Los argumentos jurídicos están ahí, se puede y debe renovar la dirigencia sin condiciones incumplibles. Pero en lo político, la renovación necesita de un método que dote de legitimidad popular a quien encabece el movimiento de modo que sirva a la Cuarta transformación sin lugar a cuestionamientos. La única vía es la encuesta abierta a la ciudadanía porque es la única manera, en este momento, de que la mayor cantidad de personas obradoristas le den el voto de confianza a quien ayudará al Presidente a seguir impulsando la transformación.

 

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