El feminismo no surge de un momento a otro, no es un tema viral y mucho menos está auspiciado por la mafia del poder.

El feminismo surge como respuesta a una sociedad pensada y dirigida hacia un sólo género, el masculino. Sí, ustedes —hombres—  en la utopía siempre salvan el mundo. Nos rescatan de la torres más alta. Matan al enorme dragón. Conquistan países. Llegan a la luna. Pintan los mejores cuadros. Escriben los mejores poemas. Juegan mejor los deportes. ¿Le sigo?

En el feminismo yace el valor más puro de ser mujer, sin estereotipos, sin mercadotecnia.

Por supuesto que no hay nada que celebrar. Conmemoramos una fecha que nació de la tragedia, de mujeres valientes que creían —hace más de cien años— que merecían los mismos  derechos laborales que los varones.

Hoy creemos lo mismo. Merecemos las mismas oportunidades, los mejores salarios, los protagónicos, pero sobre todo, merecemos respeto.

El mundo se manifiesta ante una sociedad global que no quiere ver la realidad. En algunas culturas celebran que las mujeres ya pueden conducir, en otras celebramos un día más de vida, así de paradójico está el asunto.

Quienes no lo acepten, lo respeto. Quienes no apoyen lo respeto. Pero tampoco estorben, ni mucho menos interfieran.

Aquí no hay colectivos ni partidos políticos ni muchas ideologías marcadas, aquí sólo hay un mismo género luchando por una vida plena, segura y feliz.

Es momento de aceptar dónde estamos parados y lo poco que hemos avanzado. La lucha apenas comienza, las redes sociales potencializan el mensaje que antes los medios de comunicación silenciaban. El mensaje es claro, vivimos aquí, trabajamos aquí, asúmanlo y resígnense.

Nos leemos la próxima semana, saludos.