Si tuvieras la oportunidad de hacer un importante negocio con un japonés, un alemán o un árabe, ¿Lo harías? ¿Por qué? seguramente dijiste que sí, y la respuesta obedece a que tienen una reputación muy grande y sabes que, de entrada, sería un negocio exitoso, y si por algo no resultara, las cosas serían transparentes al momento de finiquitar las cuentas.
Quise poner este ejemplo para darnos cuenta rápidamente de la importancia que tiene el hacer las cosas bien y trabajar con ética para hacer crecer tu negocio.
Comencemos por comprender que la ética en los negocios es un cúmulo de principios y valores que rigen a la empresa y a sus integrantes, a modo de crear una buena reputación, como resultado de las prácticas diarias en todos los procesos y áreas, como un engranaje perfecto.
Cuando se tienen claros los lineamientos y éstos se respetan al interior de la organización, se genera una sana competitividad entre los integrantes del sistema, y esto disminuye los costos de los procesos, genera ambientes justos y el personal se involucra.
En el ámbito externo, con clientes y proveedores, se logran grandes beneficios, porque te conviertes en una marca sólida y de prestigio que puede liderar el mercado, o bien, ser un cliente atractivo para muchas otras marcas con las que podrías lograr importantes alianzas en beneficio de tu firma.
Pareciera un tema complicado de seguir, y más aún cuando en nuestro país, y en general en Latinoamérica, no tenemos tan arraigado el tema de ser estrictos como en los países antes mencionados, y pareciera que no nos comprometemos con hacer las cosas bien, pensando a futuro y muchos prefieren beneficios mediáticos que, a la larga, salen caros.
Pongámonos por un momento en el lugar del cliente que, con mucho esfuerzo, junta el recurso necesario para comprar en una miscelánea; los kilos no están bien pesados y le entregan 900 gramos, ¿cómo crees que se sienta al confirmar su peso en otra báscula? ¿Crees que volvería? Ahora imagina que le comenta a toda su cuadra que no despachan bien en esa tienda. ¿Habrá valido la pena perder a un cliente y ganar mala reputación por ganar 100 gramos o algunos kilos por esa mala práctica?
En el resto de los negocios pasa igual, muchas empresas enormes dedican gran parte de sus esfuerzos en transparentar sus procesos o hacer mejor las cosas para mantener una reputación que les permita, aparte de tener en orden sus números, mantener la lealtad con sus clientes.
Puede parecer muy romántico el tema pero, en realidad, es simplemente poner en orden las cosas para que la vida de nuestro negocio sea larga y, por otro lado, evitemos momentos desgastantes como demandas ante las instancias que resguardan los derechos del consumidor, con temas ambientales, instancias fiscales y, en general, con quienes están inmersos en tu ecosistema.
Recordemos que una mala decisión puede acabar con el esfuerzo de muchos años, así que, sin importar el tamaño de tu negocio, bien vale la pena que atiendas esos pequeños detalles, como: cumplir lo establecido con tus clientes internos en los contratos o en sus prestaciones, ser formal con tus proveedores, ser responsable con tus clientes, atender las normas oficiales y mantener un ambiente equilibrado en cada área bajo tus propios principios.
Así, con todos estos elementos, ganarás mucho más y lograrás que el mundo te vea como tú quieres que te vean, como un auténtico… Univerpresario.