Las medidas que se están implementando en los tres niveles de gobierno están destinadas a la protección de los ciudadanos, sin embargo, la decisión final la tenemos nosotros.  Podemos decidir si aceptamos esta suspensión de actividades como una medida precautoria o irnos de vacaciones para complicar las cosas. Podemos decidir si nos lavamos las manos o nos cubrimos con el antebrazo a la hora de toser o estornudar. Podemos decidir si vamos a una reunión de más de 10 personas o seguir saludando de mano.

En fin, podemos decidir si queremos vivir.

Esto es un asunto de salud pública, no hay político o dirigente partidista que no se pueda contagiar, este virus no respeta sistemas ni movimiento sociales, estamos frente a un suceso que puede cambiar el rumbo de la humanidad.

Es aquí donde nuestra responsabilidad como parte de una sociedad juega un papel sumamente importante, ya que es necesario generar conciencia en el seno de nuestras familias, reencontrarnos con quienes forman parte de nuestra casa y que por la cotidianidad de nuestras labores posiblemente olvidamos.

Estoy segura de que como sociedad podemos sacar lo mejor de todo esto, el destino le dio un freno a la velocidad tan rápida con la que marchaba esta sociedad, y lo mejor, le dimos un respiro a nuestro planeta con este paro industrial.

Debemos tomarnos esto muy en serio, cambiar radicalmente el “valemadrismo” que tanto nos caracteriza porque no existe un virus que está matando a cientos de personas cada día. Hagamos conciencia por nuestros seres queridos, por el futuro y por los sueños que aún nos faltan por cumplir.

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