También debe reconocerse la excelente ejecución y aterrizaje de las medidas de austeridad en todas las áreas de la Cámara por parte de Gracierla Baez, secretaria General; Juan Carlos Cummings, secretario de Administración; y Hugo Rosas, secretario Parlamentario; así como sus respectivos equipos.

Desde el día uno de la nueva mayoría en la Cámara Baja se implementó un profundo programa de austeridad republicana. A la llegada del coordinador Mario Delgado a la presidencia de la Jugocopo la instrucción fue cortar con los excesos y privilegios que se habían instaurado en San Lázaro con el viejo régimen.

La primera medida fue cancelar a las y los legisladores los seguros médicos y fondos de ahorro privados, viáticos, vales de comida, pago de telefonía, dotación de automoviles, gasolina y lubricantes. Asimismo, se revisó la contratación por honorarios que fue utilizada para acomodar aviadores. Como resultado, solo en 2018 con cuatro meses de la nueva administración en la Cámara, se recortaron poco más de 410 millones de peso que se regresaron a la Tesorería de la Federación (Tesofe).

Para el presupuesto del primer año completo al frente de la Cámara, la mayoría obradorista se autoaprobó un recorte de poco más de dos mil millones de pesos reales respecto del presupuesto aprobado el año anterior.

Para ponerlo en cifras, en 2018 las anteriores legisladoras y legisladores aprobaron un presupuesto de ocho mil 439 millones de pesos. Mientras que las diputadas y diputados de la mayoría obradorista aprobaron para 2019 un presupuesto de seis mil 758 millones de pesos. Si se considera solo el aumento de la inflación el presupuesto de la Cámara de Diputados hubiera sido de ocho mil 846 millones de pesos, por lo que el recorte fue de más del 20 por ciento real.

Ahí no acabó la austeridad, durante el ejercicio del presupuesto la administración de la Cámara profundizó las medidas. Esto llevó a que, como lo consigna la Cuenta Pública 2019, se recortaran casi 228 millones de pesos adicionales, mismos que fueron reintegrados a la Tesofe. Estos recortes se hicieron al rubro de servicios personales y gastos de inversión. 

Con la necesidad de darle otro apretón a la austeridad de cara a la emergencia sanitaria por el COVID-19, se realizó otro recorte, ahora al presupuesto de 2020, de más de 125 millones de pesos que fueron entregados en donación a la Fundación UNAM para la adquisición de 400 mil kits de protección para personal de salud que atiende la epidemia en todo el país.

El ejemplo de auteridad que ha dado la Cámara de Diputados, no es menor, de hecho, es el único ente autónomo que de manera sistemática ha reintegrado recursos a la Tesofe por las fuertes medidas de austeridad que ha implementado.

No cabe duda que vivimos tiempos de transformación. En el pasado mientras los legisladores aprobaban aumentos de impuestos, gasolinazos, paquetes de rescate a los oligarcas y endeudamiento público, sus presupuestos eran intocables. Legislaban con la consigna de que el pueblo tenía que aguantar y apretarse el cinturon, no ellos. Ahora, la Cámara de Diputados no aprueba reformas antipopulares y cada vez le cuesta menos a la gente. 

(Columna dedicada a Alejandro Flores y Veloz, mi padre, que este 4 de mayo cumpliría 76 años y de quien, entre otras muchas cosas, aprendí a escribir.)