Y así vamos por la vida, siendo parte de una enorme tribu, de un gran país que no sólo es grandioso por su riqueza natural, mineral, flora, fauna, cultura, historia y tradición… es rico por su gente.
Gente valiosa, comprometida, echada para adelante que desde las culturas prehispánicas dejaron legado de grandes civilizaciones, con avanzados estudios y con un orden social impresionante.
Somos el resultado de una singular mezcla entre la fuerza de guerreros, el toque jocoso de los latinos y un enorme corazón de gente noble que siempre brinda una mano cuando se requiere.
Solemos hacer negocios de las cosas sencillas y hasta nos burlamos de la muerte con sabor, colorido y somos ícono mundial porque somos un país que sabe que también de dolor se canta, cuando llorar no se puede.
Y así vamos por la vida, conquistando nuestros propios sueños, esos que nacen en el corazón pero que requieren de conocimiento, trabajo y constancia para que tengan los resultados que esperamos.
Pequeños o grandes pero que, en suma hacen que todo sea parte de un enorme rompecabezas que dibuja un territorio, algunos tienen muchas piezas, otras menos, pero al final, si una sola faltara, no completaríamos la imagen, porque MÉXICO SOMOS TODOS.
De niños solíamos jugar sin reservas, invitando a cualquier compañerito sin saber de donde era y así conocimos a nuestros mejores amigos, compartíamos nuestro lunch en el recreo y con esa actitud tan liviana llevábamos la de ganar porque podíamos probar de muchos menús sin encajonarnos en uno sólo.
Así fuimos creciendo y con ello acumulando ideas que hoy nos pesan, que nos atan, que nos etiquetan, ¡que nos hacen ensimismarnos sin preocuparnos por nadie más y que no nos sirven de mucho!
Por ello, bien vale la pena aprender a gestionar nuestra forma de ver la vida, de reaccionar ante las cosas, recordando que somos parte de un todo y antes de tomar cualquier decisión pensemos ¿cómo sería estar del otro lado? Ese, “NO PASA NADA” ¿Cómo afecta cuando todos pensamos así?
Somos millones, millones que podríamos cambiar nuestra realidad para hacernos potencia mundial, millones que si desarrolláramos en orden nuestros negocios o nuestras finanzas personales, no requeriríamos de programas de asistencia social porque podríamos generar lo necesario para que muchos tuvieran trabajo y la cadena productiva se fortaleciera.
Un emprendedor no sólo busca hacer negocios, busca impactar de forma positiva en su entorno, abonando, compartiendo, siendo ético, empático, consciente, justo y responsable de lo que le toca para que todo funcione bien.
El país que queremos está en las manos de todos, a todos nos toca abonarle para que el resultado sea un lugar donde el orgullo de sentirnos mexicanos sea un estandarte; que nos sintamos seguros de estar entre nosotros porque sabemos que nos apoyamos como una gran familia, nos merecemos vivir y no sobrevivir en un país que pareciera ir en picada.
Quejarnos de lo que vivimos sin accionar para mejorar es como querer avanzar y no encender el motor del auto.
El país lo construimos desde casa, ahí está el corazón de nuestra patria.
Es momento de sumarnos, con valor pero con respeto por quien está frente a nosotros, porque al final de la ecuación, en el pago de facturas, ¿Si nos tocara recibir lo que hemos depositado en el banco de la vida, ganaríamos o quedaríamos debiendo?
Somos millones que queremos que a México le vaya bien y que creemos en este gran país.
Porque si no creyéramos que fueras nuestro, ¡el propio corazón nos lo gritara!
Por eso y mucho más es que somos… UNIVERPRESARIOS.