Así la ciudad de Puebla lució semidesierta, semiparalizada.

El tráfico en las calles corrió con fluidez.

En las tiendas su ausencia como empleadas y como consumidoras provocó un revés.

En los bancos puso en aprietos a los caballeros que pasaron aprietos para mover el sistema financiero.

Muy pocos  fueron los frentes en los que las mujeres no pudieron ausentarse, estancias infantiles, hospitales, en los que llevan el peso del trabajo cotidiano ininterrumpible cualquiera de los 365 días del año.

Pero finalmente “ellos” solos y en conjunto, asimilaron la importancia de la presencia de la mujer dentro de un engranaje para que todo resulte.

El objetivo de “el 9 ninguna se mueve” se cumplió.

Ahora las instituciones destinatarias del movimiento tienen la palabra para poner orden y los correctivos a todo aquello en que pareciera que le han dado la espalda a las féminas.

Si las marchas del domingo 8 de marzo terminaron siendo una vergüenza por el vandalismo que desataron unas cuantas, la ausencia de las mujeres al día siguiente lo dijo todo.

La vida “sin ellas” como cualquier día de un siglo atrás es imposible hoy y no sólo como una dádiva, porque las mujeres producto de una permanente lucha que ha costado vidas como el caso de las obreras de Nueva York que dieron origen al día de la mujer el 8 de marzo.

Lamentablemente como en todo movimiento mientras unos asimilan y hacen acuse de recibido el mensaje, otros no logran controlar su esencia heredada y aprendida en hogares disfuncionales. Fue el caso de los dos feminicidios consumados en plena cresta de la marea del recordatorio de que a las mujeres no se les agrede, no se les hace daño.

El movimiento del 9 queda marcado en la historia. Y se convierte en referente para tomar decisiones y definir políticas públicas, pese a que quienes toman las decisiones en este país lo vieron por debajo, pero no lograron acallar a las mujeres que se adueñaron de las calles y aclamaron y reclamaron las condiciones en las que viven y se desenvuelven muchas que cada día vivido están convencidas de que sólo se trata de un día más, un regalo de vida.