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Viernes, 28 Febrero 2020 02:27

El Movimiento Estudiantil del 2020

El Movimiento Estudiantil del 2020 Escrito Por :   Arturo Rueda

Durante el periodo neoliberal, los rectorados de José Doger, Enrique Doger, Enrique Agüera y Alfonso Esparza, la misión de la dirección central de la BUAP fue despolitizar a los estudiantes para centrarlos en las habilidades que el sistema económico requería. Una universidad pública sin voz pública ni vocación por lo público


 

Por las razones no planeadas en rectoría, la BUAP se encuentra en pleno estado de ebullición con riesgo de contagiar a la numerosa comunidad universitaria del estado. Si alguien planeaba sacar raja política de ver en la calle a los estudiantes, debería aprender de las lecciones de la Historia que da el movimiento estudiantil de 1968: se sabe cómo se inicia, pero nadie sabe cómo terminan esos movimientos de indignación.

 

Jugar con la rebeldía de los universitarios es jugar con fuego: la chispa que se desprende puede convertirse en pira, y aunque son muchos los pirómanos que creen que pueden darle dirección al fuego, lo cierto es que se trata de una fuerza incontrolable que obedece a la dirección del viento. ¿Hacia dónde soplará?

 

La intención original, conforme al documento presentado a inicio de semana en este espacio, el Manual de Resistencia contra el Órgano de Control Interno, era levantar a la comunidad universitaria bajo la causa de la autonomía universitaria.

 

Pero los jóvenes decidieron tomar su propia dirección tras los multihomicidios de Huejotzingo. La dirección no fue la indignación por el ataque a la autonomía universitaria, sino la indignación por las condiciones de inseguridad y precariedad en las que viven.

 

Durante el periodo neoliberal, los rectorados de José Doger, Enrique Doger, Enrique Agüera y Alfonso Esparza, la misión de la dirección central de la BUAP fue despolitizar a los estudiantes para centrarlos en las habilidades que el sistema económico requería. Una universidad pública sin voz pública ni vocación por lo público.

 

Con la promesa de conseguirles empleos dignos bajo un proyecto de calidad académica, los universitarios se dejaron seducir por el canto de las sirenas. Dejaron de ser un ente político, una voz pública, hasta que la indignación explotó el martes por la mañana con el paro en la Facultad de Medicina y la marcha por la paz. Luego, se extendió al resto de las facultades e incluso unidades regionales.

 

Dada la velocidad de reacción para organizarse, no dudo que desde Rectoría se haya tolerado el paro y la organización de la marcha como una jugada estratégica en contra del gobierno estatal. El gobernador dio un paso atrás, recibió a la comisión de estudiantes y eso dio paso al primer encuentro cara a cara con Esparza —con Baños Ardavín como convidado de piedra—.

 

La actitud ejemplar de los estudiantes tanto en su marcha como en el paro, totalmente pacífica, sin un vidrio roto ni una pared pintada, fue correspondida como una actitud ejemplar del gobierno estatal que no reprimió, sino dialogó. Incluso el gobernador publicó una carta haciendo suyo el movimiento.

 

Pero la infección no se detuvo, pues la indignación es mucha. De los reclamos por la seguridad, del pliego petitorio hacia las autoridades, los universitarios de la BUAP comenzaron las críticas hacia adentro, tanto por el acoso sexual como por el autoritarismo y la prepotencia de la DASU.

 

Así, el paro que era por un día, se convirtió en paro indefinido, al mismo tiempo que otras instituciones comenzaron a sumarse a las expresiones de indignación.

 

El estudiantado universitario, por décadas, se volvió sumiso, pues el neoliberalismo aplacó su rebeldía natural. Así lo expresó López Obrador en su mañanera al referirse al multihomicidio de Huejotzingo.

 

"Es desde luego un hecho reprobable, muy doloroso que tiene que ver con la descomposición que existe, se tiene que detener a los responsables, pero no sólo es eso, es algo parecido a lo que sucedió con el asesinato de la niña en la Ciudad de México, son hechos que muestran el grado de descomposición social al que se llegó, sobre todo por la política que se impuso durante muchos años, es un fruto podrido de una política en donde lo que les importaba era el dinero".

 

Sacarlos de las aulas es muy sencillo, pero volverlos a meter casi imposible. Este día se suman más instituciones educativas al paro, desde tecnológicos hasta normales, e incluso algunas privadas. Si para el lunes continúa la ebullición, nadie sabe cómo terminará la historia del movimiento estudiantil 2020 que comenzó en Huejotzingo, en un pleito callejero de carnaval, por un sombrero azul.

 

 

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