Viernes, 26 de Abril del 2024
Martes, 03 Marzo 2020 00:24

El volantazo de Seguridad Pública

El volantazo de Seguridad Pública Escrito Por :   Arturo Rueda

López Salazar llega a ocupar la SSP en un páramo incendiado por la ola de indignación universitaria que provocó un paro total de actividades en la BUAP —pese al llamado del rector Esparza para cesarlo— e incluso ya provocó un contagio en la CDMX con la marcha de ayer de estudiantes de Medicina de la UNAM y el Politécnico que llegó a Palacio Nacional para exigirle a AMLO #NiUnaBataMenos


 

La permanente y constante reducción de la incidencia delictiva entre agosto de 2019 y enero de 2020, seis meses de trabajo intensivo, no fueron suficientes para que el vicealmirante Amézaga se mantuviera al frente de la Secretaría de Seguridad Pública.

 

La semana pasada, fue la primera víctima de la oleada de indignación estudiantil tras el multihomicidio de Huejotizingo. La primera, pero no se sabe si la última.

 

El gobernador Barbosa dio un volantazo, pero no se sabe en qué dirección justo en el momento en que cualquier error puede resultar fatídico. Pero gobernar es tomar decisiones y seguramente encontró razones poderosas para no continuar la apuesta de Amézaga pese a los buenos resultados estadísticos.

 

Los hechos espectaculares de la delincuencia provocan frustración en la mesa de seguridad matutina, pues pese a los esfuerzos coordinados del Ejército, la Guardia Nacional, la SSP y los ayuntamientos de la zona metropolitana, cada mañana Puebla amanece sacudida por algún acto delictivo de relevancia mediática que destruye el mensaje de la baja en la incidencia delictiva mensual.

 

Frente a esa frustración, no es raro que el gobernador Barbosa haya decidido modificar el esquema de trabajo en la SSP, sustituyendo al vicealmirante Amézaga, quien entregó excelentes resultados y por ello fue premiado con la dirección de la Policía Auxiliar, y colocando ahí a Raciel López Salazar, de origen civil que rompe la teoría de entregarle el mando policiaco a marinos y militares.

 

En efecto: Raciel es un civil que no tiene su origen en las corporaciones de Marina o el Ejército, lo que significa una ruptura con el paradigma dominante de la 4T que reconvirtió a la milicia en la Guardia Nacional sin que se observe un cambio sustancial en la lucha contra delincuencia. Ninguna mejora, pero sí empeoramiento.

 

 

López Salazar llega a ocupar la SSP en un páramo incendiado por la ola de indignación universitaria que provocó un paro total de actividades en la BUAP —pese al llamado del rector Esparza para cesarlo— e incluso ya provocó un contagio en la CDMX con la marcha de ayer de estudiantes de Medicina de la UNAM y el Politécnico que llegó a Palacio Nacional para exigirle a AMLO #NiUnaBataMenos.

 

En un escenario en el que la indignación se salió de control tanto al rector Esparza como a Baños Ardavín y pese a que el gobernador Barbosa ha contribuido a serenar la situación al recibir tanto a la representación estudiantil como a los rectores, así como a avalar todas las movilizaciones, cualquier chispa puede incendiar la situación y sumar a más universidades y más universitarios.

 

El problema es que Raciel López va a tener que aclimatarse rápido y superar su origen chiapaneco. Como cada vez que ocurren estos cambios de modos, es que se pierde la experiencia ganada por los anteriores. A Amézaga le costó tiempo conocer el territorio poblano, y ahora ese tiempo se pierde, pues el nuevo titular de SSP va a tener que ponerse las pilas.

 

Tampoco le ayuda que los nuevos mandos de la SSP no son poblanos. Fueron designados la semana pasada, quizá como un movimiento preparativo a la salida de Amézaga, son jarochos. El capitán marino Eduardo Galindo Castro y el ex delgado de PGR Normando Bustos Bertheau, a cargo de subsecretarías de Coordinación y Operación Policial, y de Inteligencia e Investigación, respectivamente, también tienen que ponerse las pilas.

 

Lo peor que puede ocurrir con la llegada de Raciel López a la SSP es que, a la vez que continúen sucediendo hechos espectaculares o mediáticos, se pierda lo ganado con el vicealmirante Amézaga: la reducción constante en la incidencia delictiva mensual.

 

Una variable puede ayudar al chiapaneco: la detención del capo conocido como El Negro, Marco Antonio N, que en realidad era el jefe de El Grillo y demás pillos que han desatado por la guerra del narcomenudo. Un pez gordo cuya detención pacificará por unas semanas a Puebla.

 

Espero que el nuevo titular de SSP sea capaz de dar resultados en el volantazo del gobernador Barbosa y la vez buen cocinero, porque sin duda tiene muchos fierros en la lumbre.

 

 

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