La disputa interna por la dirigencia nacional de Morena ha sido salvaje, a puñaladas y sempiterna, pero ahora sí parece llegar a su punto final, pues el TEPJF ha ordenado la realización de una encuesta que dirima el conflicto, aunque el padrón interno no sea limpiado.
La disputa salvaje entre las huestes de Bertha Luján y Yeidckol Polevnsky no es ideológica, sino puramente pragmática: la definición de candidaturas para 2021, especialmente las de gobernadores, alcaldes y plurinominales, es jugosa, tanto como las prerrogativas millonarias que supuestamente serían devueltas, pero no lo son.
Al dúo Gabriel González-Bertha Luján, el ala radical del partido, casi se les cae la sopa que ya tenían en la boca al colocar a Ramírez Cuéllar que, en apariencia, aceptó jugar el papel de ejecutor de Yeidkcol, pero en realidad quería quedarse sentado en esa silla… por lo menos en el proceso 2021.
La guerra vs Yeidckol ha sido implacable, al grado de que hoy su candidatura es inviable. La exhibición de los negocios inmobiliarios tumbó el poco o mucho prestigio de Yeidckol, ya denunciada penalmente en FGR, y que nunca recibió un cable de AMLO, quien dejó pasar toda la artillería.
La campaña de desprestigio fue altamente efectiva. A Yeidckol la bañaron de mierda.
Entre defensas y justificaciones de esas marranadas inmobiliarias, Yeidckol quedó fuera de la batalla, por lo que el dúo Luján-Gabriel González pensó que todo era un mero trámite, hasta que Ramírez Cuéllar bloqueó el proceso interno con la intención de quedarse en la silla, con el pretexto de que no había tiempo para limpiar el padrón interno.
Entonces, el TEPJF ordenó la realización de una encuesta, aunque se incumpliera la renovación del padrón interno, a lo que el interino Ramírez Cuéllar respondió que la encuesta sí, pero que, híjole, no se podía porque no había forma de garantizar que sólo se preguntara a los militantes de Morena.
Por supuesto que el eje Gabriel González-Bertha Luján no quiere una encuesta abierta, sino cerrada. Es clarísimo que, a población abierta, pierden. Por eso sólo quieren que se les pregunte a los militantes del padrón que controlan.
Con Yedickol fuera de la jugada, la única opción para que el Planeta de Los Simios no se adueñe de Morena es el diputado federal Mario Delgado, a quien no le da miedo la visión de un Morena como partido en el poder aliado de AMLO.
Delgado, que fue senador y compañero de bancada de Barbosa, alzó la mano ayer para pedir una modalidad de encuesta abierta en la que se tome en cuenta la opinión de aquellos que se definen como simpatizantes de Morena.
Un bloque de legisladores locales y federales, liderados por Gabriel Biestro e Ignacio Mier, publicó un documento apoyando la idea de Mario Delgado, que es a su vez apoyar la candidatura del coordinador en San Lázaro.
Esto hace suponer que, con la carta de Yedickol fuera de la jugada, el gobernador simpatiza con la candidatura de Mario Delgado. ¿Por qué? Porque no se conoce diálogo entre Bertha Luján y el gobernador poblano, como tampoco con el coordinador de programas sociales Gabriel García.
Ambos han decidido apapachar a quien se presenta como enemiga número uno del gobernador, Claudia Pandemia, y ambos le han prometido que, si ellos se sientan en la silla, le garantizan el género para que busque la reelección como presidenta municipal.
Confiados en la operaciones de los programas sociales, creen que quizá no necesitan a un gobernador emanado de Morena… para hacer ganar a Morena.
Mario Delgado, pues, es la candidatura de los moderados y de los que tienen oficio político. Bertha Luján, la candidatura radical entre los radicales,
Se acerca el final de este pleito que ya lleva años.