Si el escenario económico de México luce terrible, con una caída prevista de 10% del PIB para este año, el de Puebla luce pavoroso, porque la quiebra será peor. Muchísimo peor, pues de acuerdo con Citibanamex, el cálculo es que será la cuarta peor del país.

 

 

En efecto, para 2020, la caída prevista es de 14%. Solamente a Coahuila, Baja California y Quintana Roo les irá peor que a nosotros.

 

La economía de Puebla, tan sólo en el primer trimestre del año, cayó 5.8%, la quinta peor a nivel nacional. Una caída brutal, puesto que el apagón comenzó la última quincena de marzo.

 

Si la economía nacional cayó en 19% durante el segundo trimestre de 2020, ¿cuánto caerá en ese periodo la poblana? Si mantuviera ese promedio, la caída acumulada en Puebla sería del 24% en lo que va del año.

 

 

No recuerdo un escenario así. Ni remotamente parecido en 1995 ni en 2009.

 

 

En ese lejano “error de diciembre”, la economía poblana cayó 8%, pero en 1996 rebotó en ese mismo nivel de 8%. Un rebote sostenido a ese mismo nivel durante cuatro años.

 

En 2009, la siguiente gran crisis económica, sucedió algo semejante. Un desplome brutal del casi 9% y un efecto rebote de inmediato en 2010. El crecimiento se sostuvo a lo largo de todo el periodo morenovallista.

 

Las proyecciones del gobierno barbosista, con base en este comportamiento, es que a ese abrupto desplome del 14%, ocurrirá un rebote que permitirá la recuperación de miles de empleos.

 

No es difícil entonces pensar que la reapertura de las actividades económicas, aún antes de llegar el semáforo naranja. Como dijo el gobernador Barbosa, había riesgo en abrir y riesgo en no abrir. Todo indica que se tomó la decisión correcta, al mismo tiempo que se daba un ligero respiro en la pandemia.

 

Pero las repercusiones económicas del desplome económico nacional y del apagón en Puebla se observan con nitidez en que el gobierno tiene menos ingresos, tanto de recursos federales, como de la recaudación propia.

 

 

La combinación de ambos factores es tremenda. El gobierno se ha gastado más de mil 500 millones en la pandemia. Remodelación de hospitales COVID, de CESSAs, compra de ventiladores, pruebas, despensas, sistemas de captación de agua y los esquemas de microcréditos a empresarios.

 

Pero la tormenta económica, al mismo tiempo que significa mayores gastos, también se traduce en menores ingresos en participaciones para el gobierno estatal y los ayuntamientos.

 

El estado ya lleva perdido casi 3 mil millones de pesos en el año, sin contar la contracción en recaudación de sus ingresos propios.

 

¿Cuánto dinero le ha costado la pandemia a Puebla?

 

Una cifra conservadora es de 5 mil millones de pesos, entre los recursos federales no recibidos, la contracción de la recaudación propia y los gastos no programados.

 

Así que llegó la era de las vacas flacas, no sólo para empresarios y ciudadanos, sino también para los gobiernos. Como en los tiempos de las crisis recurrentes, hay que apretarse el cinturón.

 

 

La era de las vacas flacas comenzó en 2020, pero si el gobierno no gasta lo que le queda, la reactivación económica tardará más tiempo, y supongo que el gobernador Barbosa se ha puesto como objetivo lograr un efecto rebote en 2021.

 

¿Puede la economía poblana crecer 14% en 2021 para, por lo menos, regresar al mismo nivel de 2019?

 

Ese rebote está en manos de Olivia Salomón, la secretaria de Economía, que hasta ahora lleva un juego perfecto de la mano del gobernador. Sus vínculos con empresarios nacionales le dieron el respaldo a Barbosa, que el CCE y Coparmex pretendían regatear. Y se toleró el regreso clandestino de VW para recuperar el sector industrial. Sin duda, era lo que se tenía que hacer.

 

El cálculo de Olivia Salomón es que se recuperen 30 mil empleos el próximo año, de los más de 40 mil que se han perdido.

 

Pues sí, este año es de vacas flacas. Ya veremos si el próximo año comienzan a engordar.