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Lunes, 09 Marzo 2020 02:53

La Huelga #9M: un grito de rabia pacífico por la supervivencia

La Huelga #9M: un grito de rabia pacífico por la supervivencia Escrito Por :   Arturo Rueda

Como todo se ha ensayado ya, el vandalismo, la discriminación positiva, los performances, las alertas de género, las mujeres en la mitad de los cargos públicos, la única opción que queda es la rabia. Y entre más mujeres en las calles, más mujeres ausentes de sus trabajos, ese grito de rabia pacífica se va a escuchar más fuerte


 

No es la primera ocasión que el movimiento feminista promueve una huelga general de mujeres para México a semejanza de las que se viven en España desde hace unos años.

 

Sin embargo, por primera vez tendrán éxito.  Y mucho. El #9M del “Ninguna Se Mueve” hará historia y por las razones correctas.

 

 

Tanto éxito como ayer lo tuvieron las marchas del 8M con movilizaciones muy nutridas, como no se habían visto antes. El feminismo como movilización masiva tardó en triunfar, pero triunfó.

 

De todas las clases sociales, de todos los partidos, de todos los niveles educativos, la marea morada de mujeres primero salió a marchar el 8M y este día se ausentarán de sus trabajos como un simulacro de las ausencias que, día a día, nos deja la violencia del México feminicida.

 

¿Por qué triunfó ahora y no antes?

 

Aventuro una hipótesis: el actual movimiento feminista no es una lucha de empoderamiento, sino de supervivencia.

 

No se trata de ganar espacios políticos, nuevas legislaciones. Se trata simplemente de que las mujeres salgan a las calles y puedan regresar a sus casas sin daños, sin haber sido asesinadas, violentadas, acosadas, desaparecidas, levantadas.

 

 

Todo lo que —ya no hipotéticamente— le puede pasar a una mujer en el México de estos días.

 

Mejor dicho, lo que les pasa estos días a las mujeres en México.

 

 

Completamente pacífico —con mínimas expresiones de violencia—, estas nuevas mujeres, este nuevo movimiento, saben que los espacios se han ganado, pero la guerra se sigue perdiendo. Esa guerra por la supervivencia que se libra en una cultura machista.

 

Las mujeres del feminismo anterior lograron el empoderamiento, pero el machismo respondió con violencia. Una violencia que el gobierno, los gobiernos, observan como una violencia más dentro del contexto de hiperviolencia que vive este México en el que los mexicanos se convirtieron en los enemigos de los mexicanos.

 

Como todo se ha ensayado ya, el vandalismo, la discriminación positiva, los performances, las alertas de género, las mujeres en la mitad de los cargos públicos, la única opción que queda es la rabia.

 

Y entre más mujeres en las calles, más mujeres ausentes de sus trabajos, ese grito de rabia pacífica se va a escuchar más fuerte.

 

Este grito de rabia pacífico nos deja descolocados a los hombres, quienes sentimos la necesidad de sumarnos a esta batalla de supervivencia, sino de amplificar el grito de rabia y orgullo, como escribió la periodista italiana Oriana Fallaci.

 

En conversaciones en WhatsApp, en redes sociales, en grupos de amistades y de trabajo, la pregunta es la misma.

 

—¿Te vas a la huelga, cómo harás sentir tu ausencia?

 

En CAMBIO, la plantilla laboral de la redacción está conformada por 44 personas: 18 mujeres y 26 hombres.

 

Este día, en la huelga nacional del 9M, se ausentará de labores el 40 por ciento de la fuerza laboral. No acudirá la jefa de información Paulina Cataño, como tampoco redactoras web, reporteras, fotorreporteras, diseñadoras, correctoras, editoras.

 

En Juego de Troles se van a ausentar Viridiana Lozano y la joven reportera Magarely Hernández. Perdemos al 40 por ciento del elenco del programa.

 

 

La huelga del 9M es una correcta expresión de rabia pacífica contra la violencia feminicida. Una medida desesperada en la lucha por la supervivencia, pues el aparato económico, cualquier empresa, va a resentir esa ausencia.

 

Es apenas un ejemplo pequeño, pequeñito, por no decir minúsculo, del agujero que se provoca en cada familia con cada desaparición, feminicidio, levantón, golpiza, descuartizamiento y un largo etcétera.

 

¿Y los hombres, cuál es nuestro papel?

 

¿Continuar con nuestra representación de machitos “progres” que dicen respetar su lucha, sus derechos, pero fuimos cómplices con el silencio, con sumarnos a las burlas, a los chistes de “viejas”, a la palmada en la espalda por los actos de violencia?

 

Desde mi posición de culpable, de cómplice, sólo veo una salida: dejar de minimizar la violencia feminicida, la violencia de género.

 

Romper con la indiferencia, volverse intransigente, radical contra los agresores, los violentos, los acosadores y los feminicidas.

 

Dar una batalla sin cuartel, en todos los espacios.

 

 

Esta insurrección no es por empoderamiento, no es una batalla por el poder, sino por supervivencia.

 

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