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Miércoles, 30 Septiembre 2020 02:26

AMLO y la pelea con el pensamiento progresista

AMLO y la pelea con el pensamiento progresista Escrito Por :   Arturo Rueda

Periodistas, académicos, científicos, feministas, ayudaron a millones a convencerse de la necesidad de un viraje de fondo en México. Un viraje necesario que destruyera el sistema de desigualdades generado por el neoliberalismo del PRIAN. Un convencimiento a millones de que acabar con la corrupción era la misión del siguiente gobierno. Y que la honestidad era la primera prenda que debía tener el siguiente presidente.


 

La arrolladora victoria electoral de Andrés Manuel López Obrador, con 30 millones de votos, no se explica con sus chairos, pejezombies y adictos. Todos ellos pueden representar la mitad de esa votación, pero la otra mitad –15 millones– provienen de la clase media y la inteligencia progresista de México que aceptó la necesidad de un volantazo radical en la conducción del país.

 

Sumido en el torbellino de la pandemia, todas las mañanas Andrés Manuel se despierta con ánimos de pelearse con esa inteligencia progresista a la que debe parte de su victoria: medios de comunicación, académicos, científicos, y colectivos feministas.

 

Para todos hay no sólo en el ring de las mañaneras, sino en las políticas públicas y presupuestales. Los ataques pasan de las palabras a los hechos.

 

AMLO se siente el presidente más atacado por la prensa desde Francisco I. Madero. Hace unos días presentó un sesudo análisis de lo obvio: la mayor parte de la prensa escrita –especialmente los columnistas se dedican un día sí y otro también a pegarle.

 

El tabasqueño no encuentra un resquicio de legitimidad para esa crítica que lo mismo demolió a Fox, Calderón y Peña Nieto. Todo lo reduce a un asunto meramente económico: no hay embutes, no hay convenios, no hay chayo, por eso hay crítica de sobra.

 

Así lo explica todo: se acabaron los privilegios para la prensa vendida. Puede que sea cierto en los casos de Krauze, Aguilar Camín y compañía.

 

¿Pero y la prensa que lo mismo lo ataca a él con la misma virulencia que lo hizo con Peña, Calderón, Fox? ¿Todos somos chayoteros vendidos? ¿Y los que lo apoyamos en 2018 y dijimos que ni un voto al PRIAN?

 

En el caso de la comunidad académica y científica ya no sólo se trata de las reducciones presupuestales a universidades y comunidades académicas de élite en un país que destina una miseria del PIB al desarrollo de investigación y tecnología.

 

Ahora, la mayoría de Morena votó ayer el dictamen que elimina 109 fideicomisos, la mayor parte destinados a ciencia y tecnología. Especialmente penosa es la eliminación del fideicomiso del CIDE, institución de élite nacional que es mi alma máter.

 

También lo que le harán al CINVESTAV, el centro de élite que depende del Instituto Politécnico Nacional, pues sus científicos trabajan en más de sesenta proyecto vinculados a la variables tropicales de la pandemia del COVID-19.

 

La mayoría de Morena en San Lázaro, aunque tiene ciertos argumentos a favor, se habían comprometido en Parlamento Abierto a que no los iban a desaparecer. Incluso lo aceptaron delante de la directora de Conacyt.

 

Probablemente es cierto que Morena es algo diferente y que la eliminación de esos fideicomisos es un compromiso de campaña, además de que su manejo es oneroso en términos de burocracia y comisiones bancarias. Pero como no han explicado cómo resarcirían esos recursos, el divorcio entre Morena y la comunidad de académicos y científicos es inevitable.

 

Pero no hay divorcio más inexplicable entre el pensamiento progresista y AMLO que con los colectivos feministas: la única posible es que las feministas se equivocaron al pensar que el tabasqueño compartía sus causas.

 

Ahora, López Obrador y el feminismo son enemigos irreconciliables, todavía más después de la ofensiva de Claudia Sheinbaum contra la supuesta financiadora de la toma de la CNDH, así como lo que ellas llaman represión en la movilización del día internacional del aborto.

 

Las muestras de desprecio en las mañaneras han calado hondo entre cientos de mujeres que pensaron que la llegada al poder de Morena significaría un redimensionamiento de los retos en materia de violencia de género y feminicidios. Pero no hay ningún avance, ni lo va a haber.

 

Periodistas, académicos, científicos, feministas, ayudaron a millones a convencerse de la necesidad de un viraje de fondo en México. Un viraje necesario que destruyera el sistema de desigualdades generado por el neoliberalismo del PRIAN. Un convencimiento a millones de que acabar con la corrupción era la misión del siguiente gobierno. Y que la honestidad era la primera prenda que debía tener el siguiente presidente.

 

Todos ellos ayudaron, ayudamos, a desmontar los temores alrededor de López Obrador, a desmitificar aquello de que era un peligro para México. Lo ayudamos a ganar con la inteligencia de las ideas, no con las estructuras movilizadas tipo Antorcha, ni tampoco con los corporativismos.

 

Pero López Obrador ha decidido pelearse a muerte con la inteligencia de las ideas y, con ello, perder los 15 millones de votos que lo llevaron al poder.

 

Porque sin esas ideas, sin esa inteligencia de su lado, en 2018 otra vez hubiera perdido.

 

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