Con bombos y platillos, el table dance Exxxcalibur —ubicado en Forjadores, antes conocido como el Candys— anunció en redes sociales su reapertura ayer pese a los estrictos protocolos instalados por el gobernador Barbosa, que mantiene a Puebla en semáforo naranja aunque para la Federación seamos amarillos.

 

En la misma zona, casi vecinos, también abrió sus puertas el famoso table dance Bikinis.

 

En la recta a Cholula, el antro Butchers reabrió hace un mes gracias a su permiso de restaurante-bar, aunque todo mundo sabe que ahí se practica la prostitución de forma clandestina.

 

Lo mismo en el exclusivo Prime Steak House en Sonata, que cierra hasta la madrugada tras los shows de las chicas buena onda que ahí trabajan.

 

¿Qué tienen en común estos cuatro lugares, además de que se brincan los decretos del gobernador para trabajar en la clandestinidad en giros que las condiciones de la pandemia aun no permiten?

 

Pues que se encuentran en la zona metropolitana, específicamente en San Andrés Cholula, Cuatlancingo y Coronango.

 

Todos estos negocios trabajan en la clandestinidad sin importarles los decretos del gobernador porque se arreglan pagando moches en las presidencias municipales con los directores de normatividad y protección civil.

 

Pura y dura corrupción.

 

Presidentes municipales, directores de Protección Civil, simples inspectores. Todos se están haciendo ricos con el mercado negro que detonan los decretos vigentes del gobernador. Ver para creer. 

 

Los empresarios les pagan para que los dejen operar en la clandestinidad, mientras otros sufren para respetar esos decretos.

 

En el caso de Puebla capital, todas las sucursales del karaoke Feelings se encuentran abiertas con venta de alcohol pese a tratarse de un giro prohibido en el semáforo naranja. ¿Cómo lo hicieron? Pues cambiaron sus licencias por arte de magia de bar a restaurante-bar. Muy simple. Los corruptos de Claudia se los permiten.

 

Hago esta relatoría de la corrupción para ilustrar cómo las buenas intenciones del gobierno estatal de conducir la pandemia se ven aplastadas por las malas intenciones corruptas de los presidentes municipales y sus funcionarios.

 

Por supuesto que nadie puede esperar que Protección Civil estatal recorra los 217 ayuntamientos clausurando los giros negros y bares que todavía no pueden reabrir. Lo ha dicho el gobernador: la aplicación de los decretos está en manos de los gobierno municipales.

 

¿Y si ellos son los corruptos? Pues ahí se jode todo rumbo al rebrote inminente.

 

Tampoco se trata de que corran a clausurar los tables como Exxxcalibur, Bikinis, los prostíbulos disfrazados del Butcher o el Prime Steak House. Al fin y al cabo son fuentes de riqueza y empleos para muchachas buena onda, meseros, valets parking, personal de limpieza y un largo etcétera.

 

Se trata de que se evite el fenómeno de la clandestinidad, de los moches a alcaldes, e incluso a simples inspectores de Protección Civil municipal o de normatividad.

 

Ellos hacen negocios mientras que los empresarios del ramo están a dos de quebrar, irónicamente, por respetar los decretos del gobernador Barbosa y no irse por la libre de los moches a los funcionarios municipales.

 

Precisamente un representante de los giros nocturnos hizo sendas peticiones tanto a la alcaldesa Claudia Vivanco como al gobernador para que les permitan la reapertura.

 

Seguro Barbosa encontrará el justo medio para evitar que algunos se hagan ricos con sus decretos y otro sufran por respetarlos.