Lo que Claudia Rivera Vivanco es un caso para especialistas, pues nadie la entiende: ve pasar la procesión y no se hinca. Se siente protagonista de una versión región 4 del clásico Thelma and Louise, pues se veía en un coche a toda velocidad saltando al vacío junto a su bf Lourdes Rosales.

 

Ya será para la otra, pues Lourdes Rosales, antes de tirarse al vacío, mejor se bajó del coche. La noche del viernes, entre recriminaciones, le presentó su renuncia con carácter de irrevocable. Se va de la SSC para no terminar como Eukid Castañón.

 

Ahora, la presidenta municipal tiene causa, pero no objeto de defensa. Insiste en que el gobernador Barbosa violó la Constitución General al designar a Carla Morales como secretaría de Seguridad Pública y ya se fue hasta la Suprema Corte para interponer una controversia constitucional.

 

El problema es que, pase lo que pase en la SCJN, Claudia Rivera se quedó sin titular de Seguridad Pública. ¿Quién se quedó al frente?

 

Lourdes se fue y Carla Morales se quedó la semana pasada esperando tomar protesta ante el Cabildo, pero la presidenta municipal adujo que un mole de panza le había caído mal, se salió a mitad de la sesión y no regresó.

 

Dicen los claudistas que la presidente municipal no tenía retortijones, sino que recibió una llamada de CDMX instándola a frenar la toma de protesta de Carla Morales.

 

¿Quién le dio su supuesto apoyo a Claudia para enfrentarse al gobernador?

 

Cuentan los enterados que, una vez más, el bro Fer Manzanilla metió sus manos, pues le abrió las puertas de la Consejería Jurídica del presidente AMLO. Julio Scherer, supuestamente, es quien le dio garantías políticas y camino judicial.

 

En efecto, al choque político tras la burda maniobra de rompimiento, la presidenta municipal tuvo la asesoría para presentar la controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia en la defensa de su postura irreductible.

 

Lo inesperado fue que Lourdes Rosales se bajara del coche que saltaba al vacío. Ahora, la presidenta Claudia puede ganar la controversia –lo cual se duda ampliamente–, pero de todos modos se quedó sin titular de SSC. ¿Qué ganó?

 

Esta comedia de la alcaldesa impopular enfrentando al gobernador Barbosa seguro nos daría mucho de reír excepto por un hecho: en este momento, no hay responsable de la Seguridad Pública en Puebla capital.

 

 

Todos, excepto el reducido grupo de kamikazes suicidas que le quedan a Claudia y ayer protagonizaron un video bochornoso: René Sánchez Galindo, Liza Aceves y Cata Pérez. En vez de tres mosqueteros, tres tipitoches de la política que no representan nada.

 

El problema de Claudia es que si es cierto que tiene apoyos en la 4T, estos son mudos: nadie se ha pronunciado a su favor, pese a afirmar que contaba con el apoyo de Alfonso Durazo, no ha enviado ningún mensaje, ni tuit, ni nada.

 

Ahora, los caminos se le cierran a la presidenta, que todo el fin de semana se la pasó en el malviaje de la supuesta toma por la fuerza de las instalaciones de Rancho Colorado. Una y otra vez instruyó a sus medios a publicarlo, y luego envió a sus tipitoches a grabar un video depresivo.

 

Fugada hacia adelante, sin ningún apoyo político real de la 4T en el gobierno federal, la presidenta no entiende que se avecinan los tres peores meses de su vida: los meses impacto de la contingencia sanitaria del coronavirus y su impacto social a mediados de mayo.

 

Porque cuando la hambruna se desate y los mexicanos que vivan al día decidan realizar saqueos de tiendas, Oxxos, centros comerciales y más, vamos a pasar de la película Virus a La Purga.

 

Y entonces, sin coordinación entre Claudia y Barbosa, toda la 4T se va a hundir.

 

Y la historia la recordará no como la presidenta que defendió el artículo 115 de la autonomía municipal.

 

¿Cómo la juzgará la historia?