Al comenzar el ciclo lectivo 22/23 autoridades de todos los niveles le ponen mucho entusiasmo, sobre todo por el hecho del regreso a las aulas con lo que se considera que la ‘pesadilla’ de la pandemia después de 2 años semi perdidos, ya es cuestión de un capítulo de la historia contemporánea.
Ese entusiasmo que marca el inicio de clases ojalá no se agote y que los tiempos políticos que hoy vivimos con miras al 2024 no distraigan las buenas intenciones y no ahonde la polarización que ya se desató en los círculos del poder.
Y es que la realidad de este momento arroja datos preocupantes.
En Puebla el Secretario de Educación Melitón Lozano declaró la semana pasada que se tenía en comparación con la matrícula del ciclo pasado, apenas el 50 por ciento de escolares inscritos, incluyendo a los planteles públicos y los privados.
La pregunta obligada es: ¿Qué pasa con ese otro 50 por ciento de escolares?
La respuesta es obvia, prevalece un círculo de la población que enfrenta serios problemas hasta para comer una sola vez al día y lamentablemente pese a las declaraciones de las autoridades, en la totalidad de los planteles no se hace eco a las recomendaciones y se insiste en cuotas por alumno y otros pagos adicionales.
Muestra de esto, ayer en el inicio de actividades no se permitió el acceso al plantel a los alumnos que no llevaban el comprobante bancario del pago de la cuota “voluntaria”, según información difundida por los propios paterfamilias de la escuela Margarita Maza de Juárez.
Por parte del líder del SNTE Alfonso Cepeda hay un compromiso público de contribuir a combatir esas prácticas y de sensibilizar a los maestros sobre el reto que tienen para combatir el rezago educativo. Levantarán encuestas en las aulas para detectar focos y trabajar sobre los problemas.
Un estudio que se hizo en Nuevo León arrojó que el 73.2 por ciento de los escolares salen reprobados. Y las asignaturas en las que se encontró el nivel más bajo fueron matemáticas y lenguaje, producto de la distracción que se acumuló durante la pandemia.
El tema está sobre la mesa y urge poner orden en el sector educativo para afianzar la calidad de la educación para asegurar el futuro de la nación.
A ver si ahora con dos secretarias de Educación, las maestras Delfina y Lety, el problema pueda revertirse.
