Cuántos recuerdos me trajo el Popo.
De lo primero hasta me emocionó ver que los poblanos somos capaces de barrer el frente de nuestra casa, sin ningún problema.
Hay quienes desde el mismo domingo salieron escoba en mano a cumplir con la recomendación.
La totalidad esperó a que bajara la intensidad de la lluvia de la arenita para cumplir la misión.
Y así fue como al comenzar la semana el lunes, la totalidad, lo mismo hombres que mujeres se lanzaron muy temprano para barrer su frente.
La escena al menos este siglo no la habíamos visto.
Todos han mostrado preocupación por cuidar el drenaje a las puertas de la regularización de la temporada de las lluvias.
En medio de una nube de ceniza cada quien fue haciendo su montoncito, recogió su ceniza, la empaquetó siguiendo las recomendaciones para llevarlas a un deposito especial o esparcirlas en jardineras y cultivos.
¿Obedientes?
¿Solidarios?
¿Comprometidos?
Usted decida cómo se vieron los poblanos que dieron muestra de que sí se pueden organizar cruzadas por un bien en común.
Buen ejercicio.
Buena señal.
Con esa participación las autoridades podrán emprender muchas campañas coordinadamente para sumar esfuerzos por el engrandecimiento y la dignificación de nuestra ciudad.
Así lo hacían ejemplarmente los poblanos el siglo pasado que con orgullo lucían una ciudad limpia, ordenada, digna, de la que se habla en las crónicas asentadas en la historia.
Hoy las cenizas del Popo nos replantean la conveniencia de retomar el ejemplo y no solo para volver a barrer el frente de nuestra casa, también para comprometernos para cuidar nuestras áreas verdes y ordenar correctamente nuestros desechos para que todo esté en su lugar y contar con una ciudad de “10” que no es solo tarea de la autoridad municipal; hay que replantearlo como la oportunidad de demostrarnos que somos capaces de rescatar esa gran ciudad de “10” que heredamos y que hoy pretende el alcalde.
Para esa ciudad limpia, ordenada con áreas verdes bien cuidadas, usted y yo tenemos la palabra.
