Los poblanos obedecimos y nos encerramos para estar a salvo de las cenizas del ‘Popo’.

Y cuando se notificó que la crisis había pasado, seguimos encerrados.

El impacto de ese encierro se reflejó en gasolineras, restaurantes, tiendas, centros comerciales; en los que las ventas registraron un revés, es decir, la economía enfrentó un compás de espera que hace daño.

Hoy la vida regresa a la normalidad y se le apuesta a que los poblanos y los visitantes que se abstuvieron de venir vuelvan a las tiendas, los centros comerciales, los restaurantes, los cafés, los cines, y a todos partes, para lo que los dueños de los negocios cruzan los dedos.

Por el simple hecho del regreso a clases, la vida productiva de este estado vuelve a recuperarse, pero este ritmo será un suspiro porque el calendario marca el fin de las actividades escolares y son pocos los que cursan actividades de verano.

¿Qué sigue?

Las vacaciones de verano representan una beta para el turismo que se va recuperando en Puebla.

Hay que tener en cuenta que la capital poblana se ha convertido en destino, superando el rol de ciudad de paso.

Y ahora con la temporada de los chiles en nogada, se abre un nuevo círculo de oportunidades en el mercado con beneficios múltiples.

Entre los chiles en nogada y el mercado de convenciones, Puebla se recupera y reposiciona en una coyuntura en la que se garantiza la seguridad, la calidad de los servicios y se ofrecen opciones para todos los estratos del mercado.

Por lo que hoy solo queda recomendar Puebla a los de casa, que solemos voltear a otros destinos, sin conocer a completamente lo que hoy ofrece la entidad desde la capital y el circuito de sus Pueblos Mágicos que viven su boom con infinidad de actividades.