Los rankings que miden el aprovechamiento de las mejores universidades de México y el mundo, aparentemente, no son del todo fiables. Y es que es de llamar la atención que a menudo colocan a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en primer lugar del país.

El inevitable desprestigio académico que sufre y sufrirá la UNAM no pasa desapercibido. Pues, en relación con el escándalo del ya confirmado plagio por la propia universidad en el caso de la jurista Yasmín Esquivel, se suman más casos detectados. Así fue dado a conocer, en una entrevista hecha por la colega periodista Denise Maerker a Leonardo Lomelí, secretario general de la UNAM. En dicha entrevista se señala que el trabajo de tesis presentado en 1986 por un egresado fue plagiado en hasta tres ocasiones en FES Aragón y tres en la facultad de Derecho de la universidad.

Por supuesto, es menester mencionar que la UNAM ha tomado cartas en el asunto únicamente por el escándalo mediático de este caso en particular. Por lo que, es de interés preguntarse cuántos más profesionistas egresados de esta casa de estudios, han plagiado o hecho otro tipo de trampas para poder titularse. En este sentido, vale la pena cuestionarse acerca de los mecanismos internos de la así llamada mejor universidad pública de México.

La realidad es que, hasta el momento, la UNAM no cuenta con mecanismos que sancionen o retiren la titulación de sus estudiantes en los que se haya demostrado plagio. Y más allá del escándalo mediático, el problema pasa por las estructuras tradicionales en las que nuestro país ha estado históricamente involucrado. El caso UNAM es un reflejo de los defectos de la cultura institucional pública mexicana. En síntesis: vacíos, corrupción e impunidad. Lamentable.

  El Realismo en el análisis. HHA.

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