Thursday, 02 de May de 2024


Primero los niños y al último los ninis




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Hace algunos días estuve una reunión en la que pude analizar y reflexionar sobre el estado que guarda la educación en México.

En esta mesa de trabajo se encontraban especialistas de todo el mundo; ingleses, estadounidenses, austriacos, hindúes y como para que parezca chiste mexicano, chinos. Las caras de sorpresa, los gestos de incredulidad, los sentimientos de indignación y hasta el sarcasmo que por momentos vivimos no tuvieron precio. Para este grupo selecto de expertos, la realidad de su educación solo puede transcribirse como una tragicomedia de lo que sucede en México cotidianamente. Somos un mundo exótico de realidades sofocantes. Pero de entre todas las ideas, tres fueron las que más llamaron su atención.

 

 

La primera, que los secretarios de Educación tanto a nivel federal como estatal desconocen el número exacto de docentes en servicio obligando a la siguiente pregunta, ¿entonces como pagan la nómina?. Les explique que una de las primeras acciones derivadas de la Reforma Educativa será precisamente un censo, -y Puebla seguramente será el primer estado en terminarlo-, para conocer de viva voz cuantos y quienes son los maestros laborando en tiempo real y no con plaza-wifi. Hablamos de como en México desde hace muchos años no se crean las famosas plazas de confianza, y que hoy hay que comisionar a docentes para actividades directivas rompiendo la cadena de mando, como bien lo expreso recientemente un querido amigo. Esto es, que cuando hay un problema que resolver con un docente en una escuela, los secretarios de educación tienen que hacerlo a través de otro docente que pertenece y responde al mismo sindicato. No existe fuerza institucional por la falta de “confianza administrativa”.

 

 

La segunda, que la evaluación para los profes no existe. Entre los especialista se encontraba uno que había sido maestro-docente en Londres (seguramente había otros, pero estábamos más preocupados en entendernos que en conocernos). Le pregunte cuantas veces había sido evaluado en su desempeño a lo que me respondió, que al menos una vez por año. Y como queriendo sacar más hilo agregue, ¿Qué pasaba cuando no aprobabas las evaluaciones?, su respuesta fue; nunca sucedió, porque de haber pasado hubiera sido despedido de inmediato. Entonces le compartí nuestra experiencia a la mexicana. Que nosotros en los últimos años habíamos evaluados solamente una vez a los maestros y que la mitad de estos habían reprobado. Sus cejas se arquearon y su rostro se iluminó pensando que yo estaba bromeando. Tuve que defender la soberanía nacional y nuevamente afirmar mi dicho: En México no existe evaluación docente y si existiera no tendría consecuencias laborales. Ver para creer. Aún hay más, en este mismo instante hay un montón de revoltosos cerrando carreteras, incendiando congresos y tomando los negocios para exigir que la evaluación sea hecha por los mismos maestros en sus propios términos. La risa en el salón no se pudo contener.

 

 

Al ver que las respuestas se estrechaban y las esperanzas desaparecían, llegamos al punto culminante, ¿y qué opinan los padres de familia de todo esto? en ese momento, el experto made-in-usa dijo tajantemente, “seguramente los padres de saberlo harían una revolución y se manifestarían”. Sorpresas te da la vida les dije, ellos lo saben, pero se han convertido con los años en una buena alcancía (por aquello de las cuotas voluntarias) pero en una mala cuenta de ahorros, olvidaban abonar a los agravios históricos. El mismo sistema educativo ha creado un león por un lado pero un gatito dócil por el otro, atajando cualquier posibilidad por lo menos ahora, de que el estallido social surja de entre los agraviados, en este caso los alumnos, y trasladándolo hacia los agraviadores. En ese momento, ya no pudiendo contenerse ante tantas ideas y contradicciones, la compañera de mesa hindú dijo con ese aire milenario de sabiduría la que pareció ser la idea más sensata, “tal vez la solución se encuentre en cambiar la cultura”. En ese momento dimos por agotado el ejercicio.

 

 

No creo que la cultura pueda cambiar de manera inmediata, pero si pienso que podemos dar los primeros pasos en esa dirección. Hoy tenemos en Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Chiapas a un montón de maestros-ninis, por aquello de que ni enseñan ni aprueban, que amenazan con paralizar a un país y pasar por encima de los derechos de nuestros niños. Hoy son cuatros los estados incendiados y sometidos por fuerzas egoístas, y está en nosotros evitar que sigan así y en el peor escenario que se sumen más. Mexicanos Primero ha lanzado la campaña “Primero los niños”, que invita a todos a registrarse en un portal de internet para ejercer una verdadera presión social e iniciar la revolución de los padres, como bien la nombró nuestro amigo de plática. Te invito a encontrarla en el sitio www.primerolosninos.org. Participar siempre es el primer paso.

 

 

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