Sunday, 19 de May de 2024


El dossier Blanca que reposa en el escritorio de César Camacho




Escrito por  Arturo Rueda
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Alcalá Ruiz, según comentó en privado Ivonne Ortega a algunos priistas antes de dejar Puebla para regresar al CEN, reúne todos los defectos que no debe tener un candidato a la gubernatura: no quiere asumir riesgos y no tiene la humildad suficiente para hacer equipo. Se trata de la puntera entre los corredores del tricolor, aunque como lo mostró la encuesta de MAS DATA, su ventaja se evapora

Informes del Comité Ejecutivo Nacional señalan a la senadora Blanca Alcalá como el principal obstáculo al interior del PRI para generar la anhelada interna. La secretaria general del tricolor, Ivonne Ortega, pudo comprobar de primera mano ese tipo de informes cuando, pese a confirmar su asistencia, la ex alcaldesa decidió ausentarse de la primera sesión de la Escuela Estatal de Cuadros del Icadep. Desairó a la secretaria general del PRI y al encuentro diseñado ex profeso como el destape de los cuatro priistas que se perfilan como las opciones más viables para competir por la gubernatura de 2016, ya sea mini o que su plazo se amplíe a 4.8 años. Pero no hubo forma de que Blanca, Memo Deloya, Juan Carlos Lastiri y Enrique Doger se tomaran la foto: la senadora sencillamente hizo el vacío y reventó el destape.

 

 

La ausencia de Alcalá dejó un mal sabor de boca entre la clase política, pero también entre los jóvenes que acudieron a la toma de protesta de Lorenzo Rivera y Graciela Palomares al frente de la Red de Jóvenes, ex FJR, el único sector que tuvo renovación de liderazgos. A los cientos de jóvenes presentes en el Centro Expositor les picaba la curiosidad de qué podría ocurrir cuando los cuatro priistas mejor posicionados se reunieran y asumieran posiciones comunes. Para sorpresa de propios y extraños, la senadora decidió no sumar su capital político. Dejó claro que ella tiene su propia ruta, que no incluye subirse a eventos de otros.

 

 

Y es que Blanca dio diferentes versiones sobre su desplante. Con Ivonne Ortega se disculpó aduciendo que tareas impostergables e importantísimas para la vida nacional la reclamaban en el Senado. Pero a la senadora Angélica Araujo, delegada del CEN en Puebla, le dijo que no iba porque el acto era “de Deloya” y que no iba a caer en una celada. “¿Cómo?”, reviró la yucateca. La ex alcaldesa se temía una rechifla de los jóvenes, casi todos deloyistas, o que le sembraran preguntas incómodas para lastimar su relación con Casa Puebla. Su exceso de precaución, dice, a veces roza la paranoia.

 

 

Alcalá Ruiz, según comentó en privado Ivonne Ortega a algunos priistas antes de dejar Puebla para regresar al CEN, reúne todos los defectos que no debe tener un candidato a la gubernatura: no quiere asumir riesgos y no tiene la humildad suficiente para hacer equipo. Se trata de la puntera entre los corredores del tricolor, aunque como lo mostró la encuesta de MAS DATA, su ventaja se evapora conforme crecen los prospectos morenovallistas, pero también los propios priistas.

 

 

Si censura a Blanca, por el contrario, Ivonne Ortega festejó la actitud colaborativa de los otros tres “destapados”. Enrique Doger ya está recorriendo el estado y mantiene constantes participaciones en eventos con liderazgos regionales. Montado en la estructura del combate a la pobreza, Juan Carlos Lastiri organizó a los delegados federales en Puebla para realizar sus propios eventos al margen de los funcionarios morenovallistas. Y el propio Deloya, con menos presupuesto y pretextos, tiene una base sólida entre los jóvenes priistas que lo han adoptado como modelo a seguir.

 

 

Así, mientras Doger, Lastiri y Deloya están haciendo trabajo cada uno por su lado, no temen correr riesgos en la construcción de un proyecto que permita recuperar Casa Puebla, Alcalá se la pasa cuidándose o tratando de jalar agua para su molino. Recientemente consiguió para su ex tesorero Javier Ramírez Carranza la delegación de Banobras y ahora busca colar a su yerno Edgar Chumacero como candidato a diputado federal por el Distrito XI. En su proyecto, dicen, sólo cabe su familia o sus allegados.

 

 

A la mala impresión que generó en Ortega el desplante, Alcalá suma otra enemiga con Ana Isabel Allende Cano. Se sabe que la ex alcaldesa se apostó por impulsar a Carlos Sánchez, y que ha sido la más férrea crítica del CEN por impulsar un perfil poco experimentado. Allende y Alcalá nada más no se tragan. No en balde Blanca delegó en la dirigente estatal la crítica contra el gobierno morenovallista por el cumplimiento a la CNDH, evitando cualquier declaración de apoyo.

 

 

Total, es difícil que después del desaire del jueves pasado exista buena química entre Ivonne Ortega y Blanca Alcalá. El dossier que reposa en el escritorio de César Camacho es negativo. Por interpósita persona la secretaria general del CEN ya le había enviado algunos mensajes políticos, pero ahora comprueba que mientras Deloya, Doger o Lastiri siguen teniendo proyectos personales, abonan a la unidad del PRI. Pero con Blanca no hay forma. Con ventaja y todo, nadie duda que esa actitud le pese, a la larga o a la corta.

 

 

 

 

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