Wednesday, 01 de May de 2024


El caso Martha Erika: ¿gobernador puede poner gobernadora?




Escrito por  Arturo Rueda
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La publicidad institucional del tercer informe al subrayar su papel del “lado humano de Puebla” fue lamentable, porque Martha Erika Alonso ya es algo más. Su presencia en el primer plano político se ha intensificado en el último año, lejos del papel de “Primera Dama” que la liturgia del poder en México reserva a las esposas de los gobernantes

El intenso bombardeo mediático de su tercer informe al frente del DIF, así como su presencia en los Comité Estatal y Municipal del PAN, hacen pensar a muchos que Martha Erika Alonso se prepara para asumir algún tipo de candidatura en el escenario cercano. Los bien pensados creen que va por una diputación federal en 2015 para llegar a San Lázaro, los mal pensados le ven preparación intensiva para que en 2018 pudiera haber un duelo mujer contra mujer por la gubernatura en caso de ser necesario. Nadie podría enfrentar mejor a Blanca Alcalá que la propia Martha Erika, dicen. Pero ayer la esposa del gobernador poblano no dio pistas sobre su futuro inmediato. En el discurso leído en la ex hacienda de Chiautla, se limitó a agradecer a los diferentes Voluntariados que la han ayudado con su responsabilidad en el DIF, así como a hacer un recuento puntual de los logros. Señales políticas, ninguna.

 

 

No es descabellado que Moreno Valle pueda pensar en su esposa como parte del proyecto político transexenal del grupo. Preparación académica no le falta, ni talento político. En varios sentidos, Martha Erika no ha sido una primera dama “tradicional”, de esas que dedican sus horas al cotilleo, el cafecito con las cortesanas o que se aparezca en los desfiles de moda para hacer relaciones sociales. A quienes conocen el grupo interno del morenovallismo, la esposa del gobernador ha jugado siempre un papel destacado en la toma de decisiones sobre movimientos, proyección e incluso vetos políticos.

 

 

La publicidad institucional del tercer informe al subrayar su papel del “lado humano de Puebla” fue lamentable, porque Martha Erika Alonso ya es algo más. Su presencia en el primer plano político se ha intensificado en el último año, lejos del papel de “Primera Dama” que la liturgia del poder en México reserva a las esposas de los gobernantes como narra a la perfección Sara Sefovich en La suerte de la consorte. Su involucramiento en el juego político es creciente.

 

 

¿O de qué otra forma puede explicarse su integración al Comité Estatal del PAN, primero, y recientemente al municipal en la elección de Pablo Rodríguez Regordosa? ¿Con qué objetivos? Que yo recuerde, ni Socorro Alfaro de Morales ni Margarita García de Marín, por poner los antecedentes inmediatos, participaron activamente en el PRI o se integraron como consejeras.

 

 

Si a eso sumamos el intensísimo bombardeo mediático, nombre e imagen, con pretexto de su tercer informe, seis veces cada hora según el pautado en las principales estaciones de radio y televisión en la entidad, en los 12 días de publicidad que permite el 134 constitucional, Martha Erika habría obtenido 17 mil 280 impactos mediáticos tan sólo con spots, sin mencionar entrevistas, notas, redes sociales. ¿Para qué se quiere tal posicionamiento?

 

 

Que nadie se asuste: ni será la primera ni la última vez que la esposa de un gobernante es promovida a un cargo público, e incluso llega a ser su sucesora. Algunos lo logran, otros no. El ejemplo paradigmático es Cristina Kirchner, que sucedió a su esposo en la presidencia de Argentina. Otro caso semejante es el de la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, con carrera propia al lado del ex presidente de gobierno español José María Aznar. Aquí cerquita, hace unos años en Tlaxcala, Alfonso Sánchez Anaya quiso que su esposa heredera la gubernatura, pero perdió, al igual que Vicente Fox, quien jugueteó con promover a Martha Sahagún para Los Pinos pero afortunadamente nunca materializó la idea.

 

 

¿Qué Martha Erika Alonso podría ser la candidata a gobernadora en 2018 y enfrentar con éxito a cualquier rival? Yo creo que sí. Otra cosa es que a los poblanos les interese que gobernador ponga a gobernadora. Pero de eso tendrán que convencernos en los próximos cinco años.

 

 

Sin embargo, de forma inminente creo que a Martha Erika Alonso le aguarda una diputación federal en 2015, aunque faltaría definir la vía por la que ingrese a San Lázaro. Incluso las reglas la benefician, ya que por mandato constitucional, el 50 por ciento de las candidaturas debe recaer en mujeres para la próxima elección. Y tampoco es que en el PAN anden sobradas de perfiles valiosos como el de la esposa del gobernador.

 

 

La esposa de un gobernador en Puebla siempre es tema tabú, intocable. ¿Qué ocurrirá si Martha Erika Alonso ingresa a la arena electoral? ¿Sufrirá el golpeteo común de los medios de comunicación, y de quien sea su rival por el PRI? ¿Competirá por un distrito o preferirá el camino tranquilo de la plurinominal?

 

 

Hasta en el papel de la Primera Dama, el morenovallismo busca subvertir las reglas del poder en Puebla. Y si la diputación federal sale bien, que nadie dude que en 2018 gobernador quiera poner gobernadora.

 

 

 

 

 

 

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