Friday, 17 de May de 2024


La reelección de Madero es solamente 1 año 8 meses. ¿Por qué la fiesta?




Escrito por  Arturo Rueda
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La construcción del proyecto presidencial morenovallista pasa por varias fases. La primera y necesaria, por supuesto, es apoderarse del partido. Una vez que las obsoletas estructuras albiazules de las convenciones y las asambleas fueron destruidas para sustituirlas por elecciones directas en las que movilizaciones y dinero se imponen, el camino está abierto para apoderarse del PAN

El morenovallismo festeja por adelantado la reelección de Gustavo Madero como dirigente nacional del PAN. Las cuentas de los grupos, comités estatales y sobre todo, el apoyo decidido de tres gobernadores —Moreno Valle, Guillermo Padrés y Kiko Vega— hacen pensar en un escenario en el que sus hipotéticos rivales van a salir arrasados. Sobre todo, porque la oposición viable del llamado TUCOM (Todos Unidos contra Madero) deshoja la margarita acerca de quién debe encabezarla: el poco carismático Ernesto Cordero o el cuasi desconocido Juan Manuel Oliva, una vez que a Josefina Vázquez Mota, otra vez a la hora buena, le volvieron a temblar las piernas. Con todo y las encuestas en contra, Gustavo Madero tiene todo para seguir sentado en la dirigencia nacional.

 

 

Pero cuando alguien observa que la inminente y grandiosa victoria de Gustavo Madero hará que permanezca en la dirigencia nacional por un periodo cercano a 1 año 8 meses, el entusiasmo desciende un poco. Y es que de acuerdo a los nuevos estatutos aprobados por la Asamblea Nacional y ya validados por el IFE, al próximo dirigente solamente le quedará tiempo para conducir las elecciones federales de 2015. Inmediatamente después, volverá a arrancar el proceso de renovación, de tal forma que a inicios de 2016 volverá a elegirse uno nuevo.

 

 

De esta forma, en los tiempos cruciales del morenovallismo, la definición del candidato a minigobernador en 2016, así como la del candidato presidencial en 2017, en la silla de la dirigencia nacional habrá un personaje distinto a Gustavo Madero.

 

 

Entonces, ¿por qué tanto entusiasmo con la reelección maderista?

 

 

Hay varias razones, dicen los morenovallistas, si se entiende que la construcción del proyecto presidencial pasa por varias fases. La primera y necesaria, por supuesto, es apoderarse del partido. Una vez que las obsoletas estructuras albiazules de las convenciones y las asambleas fueron destruidas con los nuevos estatutos, para sustituirlas por elecciones directas en las que movilizaciones y dinero se imponen, el camino está abierto para apoderarse de Acción Nacional. Desde la dirigencia hasta los comités estatales y municipales.

 

 

En las cuentas maderistas, la reelección está apoyada por 22 de los 32 comités estatales, aunque la oposición disiente. Esos 22 comités estatales, más la suma de los operadores maderistas, constituirían el germen de la estructura nacional del morenovallismo que tanta falta les hace. Por supuesto, comandada por Jorge Manzanera, ex estrella del calderonismo.

 

 

Con Gustavo Madero, el morenovallismo podrá colar a San Lázaro a varios de esos operadores estatales a través de las cinco listas plurinominales. Por lo menos, una fuerza de 50 diputados federales que podrán operar en la negociación del presupuesto federal para sus estados, con lo que, el ejército nacional del morenovallismo podrá crecer rumbo al 2017.

 

 

Finalmente, con Gustavo Madero, así sea por 1 año 8 meses, podrán realizar una campaña de afiliación masiva que sea capaz de contrarrestar cualquier batalla por la candidatura presidencial del PAN a finales de 2007. Enfrentar a rivales con mayor posicionamiento, e incluso con más historia al interior del partido, ya sea Margarita Zavala o lo que queda de Josefina Vázquez Mota.

 

 

Esta escalera del poder morenovallista, por supuesto, es un sueño ideal que dependerá de la capacidad de reacción del TUCOM reducido a la dupla Cordero-Oliva que todavía no se pone de acuerdo. Ir solos es la muerte, pero la unidad es difícil porque aunque el senador es más popular, es el ex gobernador de Guanajuato el que posee la mayor estructura.

 

 

Además del morenovallismo, otros grupos ya se han sumado a la reelección de Gustavo Madero. La estructura formal del Yunque representado por el ex gobernador de Morelos, Marco Adame. Poder al militante de Santiago Creel que incluso será incorporado a la planilla. Y por supuesto, los viejitos ex gobernadores del movimiento Panistas por México, encabezado por Ernesto Ruffo Appel, Alberto Cárdenas Jiménez, Carlos Medina Plascencia, Fernando Elizondo Barragán y Fernando Canales Clariond que negocian por debajo del agua.

 

 

Estas, por supuesto, son las cuentas de la lechera. La auténtica fiesta de la reelección maderista comenzará el 3 de marzo —cuando Madero solicite licencia— y culminará el domingo 18 de mayo. Entre una fecha y otra, a veces pasa que del plato a la boca se cae la sopa. Difícil, pero posible.

 

 

 

 

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