Lo mejor que puede decirse del semestre que tuvo el gobernador poblano Rafael Moreno Valle al frente de la Conferencia Nacional de Gobernadores es que aprovechó con prudencia la plataforma que le encargaron sus homólogos. Ninguna declaración estridente, sino posicionamientos cuidadosos del balance político. En público, actitudes institucionales a favor de las reformas estratégicas aprobadas en el periodo, cuidando siempre los equilibrios partidistas. En privado, operación al interior de su partido, el PAN, para que gobernadores, diputados federales y senadores se sumaran a votaciones difíciles. Siempre elemental cortesía política ante los logros de Peña Nieto, que si bien cualquier otro gobernador pudo dar, adquieren relevancia por tratarse de un mandatario de oposición. La entrega de la estafeta, por todo esto, es más que satisfactoria del papel asignado, ejecutado el guión a la perfección.

Un semestre de lucimiento personal que hoy se termina para darle la estafeta a un mandatario del montón, Carlos Lozano de la Torre, de Aguascalientes. Por fin, el gobernador de Puebla, tendrá más tiempo para gobernar a Puebla, que buena falta le hace. Se acabaron los pretextos para los viajes internacionales relámpago, para atender las convocatorias del Presidente, o de los secretarios de Gobernación o de Hacienda. Como lo reconoció ayer en su entrevista radiofónica con Joaquín López Dóriga “(presidir la Conago) por supuesto también implica tiempo, implica esfuerzo, implica dedicación y un estado como Puebla pues requiere atención prioritaria; dicen que ‘el que tienda (sic) tienda que la atienda’ y esa es mi tarea en la entidad y, por lo tanto pues seguiremos trabajando”.

En algún sentido, nuestro gobernador vuelve a ser uno de los 32 del país. Pero en otro no, porque la plataforma de la Conago le dio la oportunidad a Moreno Valle para que su nombre tuviera alcance nacional, no solamente cosmético, sino de peso político real. En la ausencia de interlocutores válidos al interior de Acción Nacional, el poblano pudo consolidar una corriente de apoyo hacia los proyectos legislativos de Peña Nieto. En confluencia con el grupo del dirigente Gustavo Madero, atrajo a su órbita a los gobernadores de Baja California y de Sonora, Kiko Vega y Guillermo Padrés, así como a una buena cantidad de diputados federales y senadores de Acción Nacional. El mismo grupo que pretende ahora reelegir a Madero como presidente nacional del PAN y que, gracias a las negociaciones encabezadas por el poblano, se allegaron de una buena fuente de recursos.

En efecto, Moreno Valle llevó la voz cantante de las negociaciones del Presupuesto Federal 2014 con las bancadas panistas en San Lázaro y el Senado. Operadores más experimentados cedieron su protagonismo a un Roberto Moya Clemente hiperactivo que mantuvo el trato con los principales funcionarios de la Secretaría de Hacienda al grado de convertirse en el interlocutor único. En el PAN, quienes aceptaron la tutela morenovallista, obtuvieron una buena tajada de recursos. Y esos ganadores, que quieren seguir ganando en la ruleta del poder, ven en Moreno Valle un proyecto sólido para representar al PAN en las elecciones presidenciales de 2018.

Que el nombre de Moreno Valle resuena a nivel nacional es un hecho innegable. Y gran parte de ese éxito se debe a la plataforma de la CONAGO. Pero ese juego se acaba hoy. ¿Qué sigue ahora que el gobernador poblano vuelve a ser uno más de los 32 del país?

La pregunta es pertinente porque en la medida en que el gobierno de Peña Nieto es más fuerte, menos necesita a Moreno Valle. Precisamente, hoy será un día de fiesta, pero no para el poblano, sino para el Ejecutivo que recibirá el aplauso unánime por la captura de “El Chapo” Guzmán. Los gobernadores hoy, en Puebla, se van a dedicarle a rendirle pleitesía.

El reto pues, de Moreno Valle, es mantener el posicionamiento que le dio la plataforma de la Conago, la interlocución directa con el resto de los mandatarios estatales y con buena parte de los poderes fácticos del país, pero concentrado su atención en el gobierno de Puebla. Ningún posicionamiento nacional resiste que los poblanos sean asaltados y muertos por entrar a comprar a un Oxxo, como ocurrió el lunes pasado en El Mirador, o la ola de violencia que se desató en el febrero sangriento que afortunadamente termina.

Mientras tanto, dediquemos a este día a aplaudir a Peña Nieto por la captura del “Chapo” Guzmán, que para enterarnos del futuro de Moreno Valle post la Conago tendremos días de sobra para discutir.