Viernes, 26 de Abril del 2024
Indicador Político

Por alguna razón inexplicable, el dato del presidente Peña Nieto de que el candidato presidencial del PRI estaría antes del 14 de diciembre, fue desdeñado en las noticias principales de las primeras planas de los diarios. Sin embargo, ésa fue la noticia más importante de la segunda mitad de su sexenio.

De atender las afirmaciones de los renegociadores mexicanos del tratado de comercio libre de Norteamérica –funcionarios y empresarios–, México podría vivir sin el acuerdo. Sin embargo, en la realidad bajaría cuando la mitad o más del precario PIB promedio de 2.5 por ciento en el periodo del acuerdo 1994-2017.

La falta de experiencia del dirigente nacional panista Ricardo Anaya lo está llevando a cometer errores estratégicos graves: los efectos electorales de la crisis en el PAN no están dentro del partido con los rebeldes, sino en la sociedad que tiene el poder de su voto útil.

Si bien el reloj de la historia no tiene caminos de regreso, la terminación anticipada del tratado de comercio libre trilateral retrocede a México a 1994 en el que ese acuerdo comercial era el remache y pivote para la consolidación del modelo neoliberal de desarrollo que había comenzado en 1980 con el Plan Global de Desarrollo y que tendría su punto óptimo con la sucesión presidencial de 1994.

Para Leonardo Curzio, víctima propiciatoria de un sistema en agonía

Como nadie esperaba interés de la ultraderecha estadunidense por López Obrador, la nota aparecida en la primera plana del The Washington Times del pasado miércoles  cuatro de octubre sorprendió por su estilo de simpatía: ven al tabasqueño como Donald Trump: anti sistema y anti Estado.

La política es una rueda de la fortuna, pero sostenida por vigas demasiado endebles: la renuncia de Margarita Zavala de Calderón al PAN liquidó las posibilidades de una candidatura presidencial de Ricardo Anaya Cortés por el Frente Ciudadano por México y, de modo automático, reconstruyó la viabilidad de la candidatura de Miguel Ángel Mancera.

La crisis española por la iniciativa independentista de grupos barceloneses no se reduce a la violación de la ley sino a hechos históricos que reviven dos de las heridas abiertas en España: la instauración de la república en 1931 y la guerra civil franquista 1936-1939.

Aunque aún no lo ha externado con claridad, el grupo anayista en el PAN comienza a ver con preocupación que los debates y pugnas públicas de Ricardo Anaya ya están contaminando las bondades que esos panistas habían encontrado en el pacto PAN-PRD-MC y saben que los perredistas carecen de voluntad y habilidad para reencauzar la iniciativa aliancista.

Con la sospecha de que el rey Juan Carlos I había sido el centro del golpe de Estado del coronel Tejero en 1981, ahora su heredero el rey Felipe IV rompió el martes cualquier puente con la demanda democratizadora de la mayoría de los catalanes y demostró que la realeza como forma de gobierno ya no es compatible con los súbditos que quieren ascender a la categoría de ciudadanos.

El 10 de octubre de 1985, tres semanas después de los terremotos de septiembre, el poeta y ensayista Octavio Paz puso el dedo en la llaga en un artículo publicado en El País de España: mientras todos exculpaban responsabilidades, ocultaban a la sociedad solidaria y escondían incapacidades, Paz realizó la primera crítica sistémica sobre los terremotos, dejando en claro que la naturaleza fue efecto de causas políticas.

Los efectos sociales y políticos de los terremotos del 7 y 19 de septiembre en varias partes de la república tuvieron una réplica electoral significativa: aumentaron los indecisos, subió el repudio a políticos y partidos, bajó la tendencia por partidos-candidatos y disminuyó la participación electoral.

En una de sus visitas a una zona afectada por los derrumbes provocados por los terremotos, alguna voz salió de la multitud increpando al presidente Peña Nieto: ‘¡agarra una pala!’ El shock social no pudo razonar que el jefe del ejecutivo no es un rescatista a ras de escombros, sino el responsable de diseñar los decretos para atender a los afectados, fincar responsabilidades a los responsables de la imprevisión y definir la reconstrucción.

Distraído en la construcción del Frente por México y en fijar su atención en la candidatura de coalición o cuando menos en la Secretaría de Gobernación del presunto próximo gabinete aliancista, el gobernador chihuahuense Javier Corral Jurado ha descuidado el Frente interno de su estado y por ahí se han vuelto a colar las bandas criminales para convertir Chihuahua en una Tamaulipas, mezclada de Michoacán, Guerrero y Sinaloa.

En 1985 y en 2017, la prioridad de los gobiernos ha sido controlar las variables sociales, sobre todo la actividad de la sociedad cívica que salió en masa a remover escombros para buscar sobrevivientes. El temor ha sido que esa acción de protección civil social se transforme en oposición política.

Lo que parecía la tarea más complicada ante un desastre de magnitudes como los terremotos del 19 y 20 de septiembre de 1985 –12 mil muertos y derrumbes de miles de edificios y habitaciones– se logró con una estrategia de Estado: el regreso a la normalidad anterior a los movimientos telúricos.