Sin embargo, lo que hemos visto en los últimos días no nos permite, a los ciudadanos, formarnos una opinión.

 

Lo que hemos visto alrededor de las campañas son noticias falsas, ataques, descalificaciones y pocas propuestas.

 

Las ocurrencias sustituyen a las estrategias, y el fondo se olvida, lo importante se hace a un lado.

 

Hoy, los ciudadanos, que son quienes irán a las urnas y elegirán representantes populares y autoridades, no conocen las propuestas y diferencias ideológicas de partidos y candidatos, pero son capaces de enumerar las piezas de ‘guerra sucia’ que han llegado a sus correos, redes sociales o teléfonos celulares.

 

Las estrategias, pues, se basan en descalificar a los adversarios, en ensuciar nombres, en demoler prestigios, y se olvidan de mostrar los méritos propios, en explicar cómo mejorarán las cosas.

 

En Puebla, los candidatos no deben olvidar el estado que somos, lo que tenemos, lo que enfrentamos, lo que nos hace falta, lo que necesitamos.

 

Hay poco más de 6 millones 300 mil poblanos, y de ellos, casi 4 millones viven en pobreza.

 

A ellos hay que ofrecerles respuestas.

 

En Puebla, el grado promedio de escolaridad de la población de 15 años y más es de 8.5, lo que equivale a poco más de segundo año de secundaria, cuando a nivel nacional es de 9,2.

 

Tenemos datos escalofriantes en Puebla: 8 de cada 100 personas de 15 años y más no saben leer ni escribir, a nivel nacional son 6 de cada 100.

 

Pero también a los que sufren los estragos de la inseguridad que ha avanzado a pasos agigantados en Puebla.

 

Y mención aparte los feminicidios que se han convertido en noticia a nivel nacional.

 

En 2017, en Puebla hubo 100 feminicidios, y en 2018 ya se contabiliza media docena.

 

A estos temas los candidatos deben entrarle, ofrecer respuestas y propuestas.