Tanto José Antonio González Anaya como Eviel Pérez Magaña enfrentaron a una mayoría distinta a la de su partido, en un primer ejercicio de diálogo entre los poderes Ejecutivo y Legislativo.

Lo ocurrido ayer nos mostró que, a pesar de las diferencias, es posible que los Poderes de la Unión y los grupos parlamentarios de distinta filiación establezcan un diálogo republicano.

En ambas cámaras del Congreso, la distribución de comisiones dejó satisfechos a los grupos parlamentarios. En la Cámara de Diputados, los legisladores pactaron reducir de 56 a 45 las comisiones.

Morena, el grupo mayoritario, presidirá 22 de las 45 comisiones ordinarias; el PAN presidirá siete; el PRI, cuatro; MC, tres; el PT, tres; el PES, tres; el PRD, dos, y el PVEM, una.

En el Senado también se aprobaron 45 comisiones. Morena acapara las presidencias de 21; el PAN preside ocho; el PRI, cinco; MC, tres; el PRD, dos; el PES, dos; el PVEM, dos.

Además, en el Congreso habrá comparecencias de secretarios de Estado para el análisis del sexto y último informe presidencial.

A la Cámara de Diputados acudirán los secretarios de Hacienda, Salud, Energía, Economía, Desarrollo Agrario Territorial y Urbano, de Gobernación, de la Función Pública, de Educación Pública, de Comunicaciones y Transportes, así como de Relaciones

Exteriores.

Al Senado acudirán los secretarios de Economía, Relaciones Exteriores, Gobernación, Desarrollo Social, Desarrollo Agrario Territorial y Urbano, de Comunicaciones y Transportes, y el Procurador General de la República.

El diálogo sigue, el Congreso ejerce su papel y la vida política no se detiene.

El camino para consolidar la democracia en México es ese: respeto al adversario, a las minorías y no dinamitar los puentes diálogo. Por ahí debemos seguir.