Sábado, 27 de Abril del 2024
Martes, 17 Abril 2018 02:18

“La Economía jugando a Dios”

“La Economía jugando a Dios” Escrito Por :   Silvino Vergara

“El Mal surge cuando el hombre actúa a causa de sí y no a causa de Dios.” San Buenaventura


Uno de los grandes cambios en la humanidad es la consideración de que las ciencias y la tecnología no permiten resolver los problemas de los seres humanos; sobre todo, la biotecnología y las ciencias de la comunicación no han sido en general suficientes para contener los problemas de la humanidad y, por el contrario, en algunos de los casos, los ha incrementado. Por ello, después del terrible suceso en Chernóbil (dentro de lo que era la Unión Soviética), Ulrich Beck escribió La sociedad del riesgo, precisamente por todos los riesgos que atraviesa el mundo actual con los propios inventos y descubrimientos de la humanidad.

 

Por lo tanto, como a la ciencia y a la tecnología les hace falta algo, la etapa de la posmodernidad versa sobre el pensamiento fundamental: la ciencia ha sido insuficiente. Por lo cual, se volvió emblemática la conferencia de Martin Heidegger en 1935 en la Universidad de Friburgo, bajo su lapidaria conclusión: “la ciencia no piensa” (Feinmann, José Pablo. La filosofía y el barro de la historia. Buenos Aires: Planeta, 2008), que significa que la ciencia no piensa en las consecuencias que provoca sus descubrimientos e inventos.

 

Atendiendo a esos avances de la ciencia y tecnología, actualmente se encuentra en debate y en tensión permanente el problema central de hasta dónde llega la libertad de los científicos y, como consecuencia, surgen las preguntas: ¿hasta dónde pretenden llegar los científicos?, ¿cuál es el límite de la ciencia?, ¿qué se espera de la evolución tecnológica?

 

Existen un par de noticias que versan sobre la ciencia y el poder que la apoya, el cual es la economía. Y una de las noticias que se ha puesto, en los medios de comunicación en los últimos días, a la luz pública es el nacimiento de un chino cuatro años después de que murieran por un accidente de transito sus padres, lo que se logró a partir de los embriones que la pareja congelo y gracias a que los padres de la pareja fallecida hicieron las gestiones necesarias, con la ayuda de un vientre de alquiler, para el nacimiento del hijo (El país, 14 de abril de 2018).

 

Estas noticias permiten generar una serie de preguntas, desde las jurídicas hasta las de índole moral, que no provocan la certeza suficiente de resolverlas adecuadamente. Una serie de lagunas se localizan por doquier, así como debates de tipo moral y religioso; no obstante, deben ser afrontadas por el Estado. El mismos sociólogo alemán Ulrich Beck sostuvo: “donantes de esperma y donantes de óvulos que venden el material biológico para la fabricación de un hijo; madres de alquiler que llevan un niño en el vientre; madres sin padre; padres sin madre; mujeres menopáusicas embarazadas; padres gais; madres lesbianas; padres y madres cuyas respectivas parejas llevan tiempo muertas; abuelos que tienen un nieto concebido tras la muerte de su hijo o hija, y así sucesivamente… La serie de potenciales clientes de la medicina reproductiva ha aumentado de manera considerable en el transcurso de unos pocos años” (Beck, Ulrich. La metamorfosis del mundo. Barcelona: Paidós, 2016). Efectivamente, la ciencia y la tecnología fueron absorbidas por el poder económico, al cual no le interesa lo jurídico y menos aún lo moral, sino simplemente la especulación del mercando.

 

Una más de esas noticias versa sobre la unificación que se inicio desde hace algún tiempo entre dos empresas líderes en su propia rama (Bayer, líder en la rama de la industria farmacéutica y Monsanto, líder en el cultivo de los productos de alimentos, en particular los transgénicos). Con ello, se generan más preguntas que respuestas: ¿para qué la fusión de empresas de alimentos y de medicina?, ¿qué buscan con esa fusión?, ¿de que nos alimentamos los seres humanos?, ¿seguimos consumiendo producto alimenticios o medicina?, ¿cuál es la diferencia entre estos?, ¿el derecho a la alimentación sana y suficiente qué comprende?

 

Todo esto provoca más dudas y preguntas que respuestas por la existencia del gran avance de los conocimientos científicos y tecnológicos de los productos que simplemente se consumen a diario, y que —se ve— son controlados por el poder económico, dejando a un lado al derecho y, sobre todo, a la moral. Así, pues, parafraseando al profesor israelí Yuval Noah Harari, quien sostiene que “el hombre está jugando Dios”, con estas noticias, podemos decir que: “la economía está jugando a Dios”.

 

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